Sin coacciones morales ni legales

En la acci¨®n del Gobierno actual hay una coincidencia general en buena parte de la opini¨®n p¨²blica a prop¨®sito de la mala comunicaci¨®n que hace de todas las decisiones, campa?as y leyes que desarrolla.

Sobre el asunto de la modificaci¨®n de la ley del aborto, que es tema candente y pol¨¦mico, como antes en las leyes sobre matrimonios del mismo sexo y la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s -por mencionar otros dos de los m¨¢s recientes-, una vez m¨¢s, en mi opini¨®n, se olvida o se hace muy escaso hincapi¨¦ en que no se fuerza ninguna situaci¨®n.

Lo que s¨ª va a propiciar la ley es una ampliaci¨®n de los m¨¢rgenes por los que una persona abocada a tener que abortar, despu¨¦s de analizar su situaci¨®n personal y valorar exhaustivamente los pros y contras, no va a sufrir ning¨²n tipo de castigo o penalizaci¨®n. Igualmente, a ninguna mujer de 16 a?os se le proh¨ªbe en modo alguno que hable con sus padres, con otros familiares o con cualquier otra persona para que tome la decisi¨®n menos lesiva.

Lo que s¨ª hace y creo que, de nuevo, no se explica bien, es permitir que en aquellas situaciones l¨ªmite en las que por razones extremas de falta de relaci¨®n entre los padres y su hija -entre las cuales no ser¨ªa la menor el abandono f¨ªsico, educativo o moral que los progenitores, ejercen sobre ella- pueda, en los plazos que la ley permitir¨¢, salvar su vida futura.

Est¨¢ claro que el PP y la Iglesia siempre se olvidan de decir que la ley de interrupci¨®n del embarazo -como todas las que han sido motivo de manifestaciones y recursos al Tribunal Constitucional- no obliga a nadie a acogerse a la misma.

Lo que hacen estas leyes es permitir ejercer la libertad personal, sin coacciones morales o legales. Lo que deber¨ªa ser m¨¢s frecuente es que el Gobierno lo explicara con claridad.