Chuleos pol¨ªticos
A la derecha espa?ola y, en este caso, a la derecha andaluza, no parece que le sea f¨¢cil asumir que en estos momentos los mayores casos de corrupci¨®n que existen en Espa?a est¨¦n ocurriendo en sus filas. A veces da la impresi¨®n que seguimos en los d¨ªas previos a las elecciones del 14 de marzo de 2004, cuando el ministro del Interior de entonces, ?ngel Acebes, y ahora trabajador en Caja Madrid de la mano de Esperanza Aguirre, ment¨ªa m¨¢s que hablaba. Ten¨ªa una resistencia a la verdad como la del psic¨®pata a la raz¨®n. Algo as¨ª est¨¢ ocurriendo en Sevilla. Las golfer¨ªas -algunas de poca monta, pero siempre golfer¨ªas- que ya han tenido respuesta por parte de los tribunales y otras m¨¢s recientes, como es el caso Mercasevilla, que la est¨¢n teniendo, se est¨¢n utilizando no contra sus autores sino contra el alcalde de Sevilla y la Junta de Andaluc¨ªa.
Hay un intento de transformar la realidad judicial, que est¨¢ puesta en marcha con estos asuntos, en otra virtual de la que resulte responsable el alcalde y alcance al Gobierno andaluz. Expresiones como las de Juan Ignacio Zoido, afirmando que existe una trama en la Junta de Andaluc¨ªa o que Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn ten¨ªa que conocer estas pr¨¢cticas, son constantes. Sin duda es razonable, en raz¨®n pol¨ªtica, que cuando las personas que has elegido para formar gobierno utilizan a ¨¦ste para propios fines, hay una responsabilidad pol¨ªtica que, en funci¨®n de la mayor o menor gravedad, tiene una u otras consecuencias.
Lo que no es asumible es que, sin existir esa responsabilidad de gobierno como ocurre con Mercasevilla, se quiera cambiar esta situaci¨®n mediante insinuaciones e insidias y, a trav¨¦s de ellas, convertir en delincuentes en la opini¨®n p¨²blica a quienes no lo son. Es como si estos autores de las injurias quisieran que los tiempos no hubieran cambiado. Y los tiempos han cambiado aunque algunos no se enteren, no se quieran enterar o los echen de menos. Ni hay miedos, como exist¨ªan en aquella ¨¦poca en los que quienes entraban en los cuarteles no sab¨ªan si iban a decir que hab¨ªan matado a Manolete, ni se puede seguir tomando el pelo a los andaluces, como si este tipo de afirmaciones, por venir de quienes vienen, gozaran de presunci¨®n de certeza.
Hoy las confesiones en los cuarteles y las palabras de los se?oritos s¨®lo valen lo que vale la verdad que las contienen. Ni m¨¢s ni menos. Tal vez pueda pensarse, en una l¨®gica pseudopol¨ªtica, que estos intentos de manchar criminalmente mediante insinuaciones responden a un deseo de atenuar u ocultar actuaciones de miembros del partido que las manifiesta. Ser¨ªa una estupidez. Los delincuentes son delincuentes est¨¦n afiliados a uno u otro partido. M¨¢s bien es una forma de sostener que hagan lo que hagan no resultan responsables, si no lo deciden ellos mismos. Se est¨¢ viendo en el caso Correa, en el que el presidente Camps est¨¢ imputado por considerar el juez que algunos de sus trajes no los ha pagado. Se ha visto en el caso del Yak-42, en el que un general y dos militares m¨¦dicos han sido condenados. Ni Camps ni Trillo han dimitido ni van a dimitir. Se ve, tambi¨¦n, en el caso de espionaje en Madrid, en el que el juez investiga el posible uso de fondos p¨²blicos para seguimientos privados. Y mientras, aqu¨ª, el portavoz del grupo municipal del PP dice que no quiere "ni pensar que haya salido dinero del Ayuntamiento para financiar actos del PCA con simbolog¨ªa de este partido", con motivo de los que tuvieron lugar la pasada semana en la plaza del Salvador. Indudablemente que en todos los casos que se siguen en Sevilla puede existir responsabilidad, pero su existencia ni enerva las propias, ni las hace de menor entidad, ni un grupo pol¨ªtico en un Estado democr¨¢tico puede convertirse en el ¨¢rbitro que decida qui¨¦n o qui¨¦nes resultan responsables.
No estar¨ªa mal que este chuleo pol¨ªtico y esta estrategia de embaucamiento sobre los andaluces cambiara y que las pol¨ªticas de gobierno fueran la base de una oposici¨®n que quiere gobernar. Mientras esto ocurre, y siga este chuleo como forma de hacer pol¨ªtica, ser¨¢ dif¨ªcil que pueda gobernar esta especie de derecha s¨®lo responsable ante Dios y la Historia.
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