Guardiola regresa a Roma
El t¨¦cnico busca coronarse en el estadio del equipo en el que jug¨® sin ¨¦xito medio a?o
![Ramon Besa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F042b42c5-ca63-411a-883d-cb74d8d0d911.jpg?auth=3ea973647cbe92600acf20aba2329a6d83143025ecc0001b5b83e4d6be68bb1e&width=100&height=100&smart=true)
Acabada la final de la Copa del Rey, en Mestalla, Leo Messi se acerc¨® a Pep Guardiola y le susurr¨® al o¨ªdo: "?M¨ªster! Ten¨ªa raz¨®n. He disfrutado como nunca en la vida". El entrenador hab¨ªa convencido a sus jugadores de que afrontaban el que iba a ser el partido "m¨¢s bonito de la temporada". Y, ciertamente, a ojos de los futbolistas, el encuentro contra el Athletic result¨®, de acuerdo con la declaraci¨®n del argentino, "el m¨¢s impactante a nivel emocional". Messi se sinti¨® tan a gusto en la cancha que el t¨¦cnico se neg¨® a sustituirle cuando la hinchada azulgrana se arranc¨® a coro: "?Guardiola cambia a Messi!".
En apenas una hora, el tiempo que pudo ensayar la salida del bal¨®n desde la defensa hasta la delantera, cuando convenci¨® a los centrales de que se impon¨ªa abrir el campo de c¨®rner a c¨®rner en el momento en que Pinto manejara el cuero con los pies en la raya de gol, Guardiola persuadi¨® a su equipo de que ganar¨ªan si le jugaban al Athletic con m¨¢s racionalidad que sentimiento porque el rival era imbatible si se apelaba a la motivaci¨®n. "Pep la ha vuelto a clavar", resumi¨® Aureli Altimira, uno de sus ayudantes. Ahora lleva una semana preparando a puerta cerrada la final de la Champions.
Le cautiva la ciudad, le motiva el United y se siente dichoso por medirse a Ferguson
Estudiados distintos v¨ªdeos, Guardiola convenci¨® tambi¨¦n a sus jugadores de que se puede derrotar al Manchester United pese a que ha ganado cuantas finales ha disputado, tres, y todas en el tiempo a?adido -pr¨®rroga, descuento y penaltis-, sin apelar a ninguna estrategia contraria al estilo de juego azulgrana ni hacer trampas. "El entrenador nos ha ha hecho triunfar", responde Messi, "y somos esclavos de su credibilidad". El propio Guardiola anunci¨® a la afici¨®n en la celebraci¨®n de la Liga: "No os fallar¨¢n".
Guardiola jug¨® medio a?o en el Roma durante la temporada 2002-03 por un capricho de su presidente, Franco Sensi, y contra la opini¨®n de su entrenador, Fabio Capello. Apenas se aline¨® en cuatro partidos del calcio y en uno de la Liga de Campeones contra el Madrid, de manera que no ha tenido ning¨²n reparo en reconocer que conoce m¨¢s el banquillo del estadio Ol¨ªmpico que el terreno de juego. A falta de juego, triunf¨® como ciudadano de la capital eterna y dej¨® sus se?as: "Restaurante Pommidoro".
All¨ª, en pleno barrio de San Lorenzo, cen¨® por ¨²ltima vez Pasolini y tiene reserva Guardiola para cuantos viajan a Roma con una tarjeta del entrenador del Bar?a. Hasta Sergi L¨®pez, el icono de la cantera azulgrana atropellado por un tren de cercan¨ªas, pas¨® por la estupenda casa de Guardiola en Roma. Y no hay un t¨¦cnico que le haya ganado el coraz¨®n como el romanista Carleto Mazzone, el mismo que le recibi¨® en el Brescia, despu¨¦s de dejar al Bar?a, con la siguiente confesi¨®n: "No s¨¦ qu¨¦ pintas aqu¨ª". Guardiola acab¨® siendo capit¨¢n del Brescia y Mazzone acudir¨¢ hoy al estadio Ol¨ªmpico invitado por el entrenador del Barcelona.
A Guardiola le cautiva Roma, le motiva el Manchester y se siente dichoso por medirse a Alex Ferguson en una final de la Copa de Europa. Ferguson, al fin y al cabo, lleg¨® a Old Trafford el mismo a?o en que Guardiola abrazaba como recogepelotas a V¨ªctor Mu?oz despu¨¦s de alcanzar la final de la Copa de Europa contra el Gotemburgo (1986). La de vueltas que ha dado la vida desde entonces en el Camp Nou. Guardiola lleg¨® a probar tres d¨ªas en 2003 con el Manchester City de Kevin Keegan, el rival del United, y siempre confes¨® que empez¨® a sentirse entrenador en el partido de la Champions contra el Lyon.
Los azulgrana estuvieron al borde de la eliminaci¨®n en el estadio Gerland hasta que en el descanso Guardiola supo corregir a su equipo con un discurso tan contundente -confes¨® en ambos casos: "He tocado la fibra de los jugadores"- como el que le permiti¨® remontar en la final de Copa ante el Athletic. "Yo tengo la obligaci¨®n de saber el porqu¨¦ de las cosas", dijo entonces a uno de sus colaboradores despu¨¦s de la ronda contra el Lyon. "Puede que esos porqu¨¦s est¨¦n equivocados, pero son los m¨ªos y deben ser los del equipo. Tengo que convencer a los jugadores".
El discurso siempre es el mismo. A los defensas, por ejemplo, les dice: "?Si nuestros tres delanteros tienen en jaque a toda la zaga rival, vosotros deb¨¦is poder enfrentaros a uno o a los dos atacantes que ponga el rival!". Y al delantero centro y los extremos les incita a "marcar la diferencia con el juego de los centrocampistas". Guardiola se mide ahora al t¨®tem de los entrenadores, Ferguson, con una consigna: "No podemos impedir que nos venzan en una contra o en una jugada de estrategia, pero hasta ahora ning¨²n equipo nos ha ganado en posesi¨®n de la pelota ni en valent¨ªa. No s¨¦ si podremos derrotarles, pero intentaremos que sientan el miedo de quienes se sienten atacados".
El discurso de Guardiola como entrenador a las puertas de Roma no es precisamente muy diferente al de cuando era jugador antes de entrar en Wembley: "Para ganar la Champions hace falta jugar con descaro y este equipo ha demostrado que lo tiene".
![Guardiola, entre Stoichkov y Koeman, durante el entrenamiento de ayer.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DFH4LOHGGJRM6LOQOY2FKLT3CY.jpg?auth=1afed4bd64a683957710e113408ba4abdc8712c38d5b2590bfa6805bc00105e7&width=414)
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