La juez del Bronx
Ning¨²n latino hab¨ªa llegado tan alto en las instituciones de Estados Unidos
![Antonio Ca?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
Cuando Sonia Sotomayor visit¨® por primera vez la Casa Blanca, hace 11 a?os, siendo ya uno de los miembros m¨¢s destacados de la judicatura del pa¨ªs, pens¨® en el milagro extraordinario que la hab¨ªa llevado desde el piso de protecci¨®n oficial del sur del Bronx en el que pas¨® su infancia hasta aquellos enmoquetados salones que reun¨ªan la esencia del poder. ?Cu¨¢nto m¨¢s espectacular resultaba su presencia ayer en ese mismo escenario, pero al lado del presidente de Estados Unidos, que acababa de proponerla como juez del Tribunal Supremo!
La trayectoria de Sotomayor es, como la del hombre que la ha elegido, un testimonio vivo del sue?o americano. Pero este caso en particular es, adem¨¢s, el reconocimiento a la contribuci¨®n hecha por la comunidad hispana y a la influencia que ¨¦sta ha alcanzado hoy. Ning¨²n latino hab¨ªa llegado nunca tan lejos dentro de las instituciones que gobiernan este pa¨ªs.
Hija de una enfermera, su padre muri¨® cuando ella ten¨ªa nueve a?os
Se trata de un ¨¦xito descomunal, hist¨®rico y, en la medida en el que cargo es vitalicio, de efectos prolongados. Una mujer hispana de muy humilde origen, una sacrificada estudiante que supo vencer la marginaci¨®n y el complejo de raza para triunfar en las aulas m¨¢s exigentes, una luchadora de la causa social, posiblemente ser¨¢ ahora responsable de interpretar la Constituci¨®n de Estados Unidos, los textos de los padres fundadores.
Para los 45 millones de hispanos de este pa¨ªs, para quienes cada d¨ªa aceptan los trabajos m¨¢s duros en su af¨¢n de progreso, para otros muchos que han triunfado en los negocios y que se van abriendo paso en la pol¨ªtica, el nombramiento de Sotomayor puede ser la prueba de que est¨¢n en el lugar y en la direcci¨®n correctos.
Sonia Sotomayor naci¨® hace 54 a?os en Nueva York dentro de una familia puertorrique?a. Su padre muri¨® cuando ella ten¨ªa nueve a?os y, a partir de ah¨ª, qued¨® en manos de su madre, que trabajaba como enfermera seis d¨ªas por semana y siempre se las arregl¨® para tenerle un plato de arroz con frijoles y mandarla a una escuela donde se respetase la tradici¨®n cat¨®lica de su familia.
La muchacha, fan¨¢tica seguidora de la serie de televisi¨®n Perry Mason, era brava y aplicada, y no s¨®lo brill¨® en el colegio, sino que obtuvo despu¨¦s, y gracias a becas y cr¨¦ditos, un t¨ªtulo de graduado cum laude por la Universidad de Princeton y una licenciatura de Derecho en la de Yale, la misma en la que estudiaron los Bush.
El primer presidente Bush fue, precisamente, quien la nombr¨® en 1991 juez federal de apelaciones en Nueva York, el puesto que ocupa en la actualidad, aunque el cargo se lo debe m¨¢s bien al pacto que entonces ten¨ªan los senadores dem¨®cratas y republicanos de ese Estado de proponer de forma alternativa las vacantes que se iban produciendo.
Hasta llegar ah¨ª, Sotomayor conoci¨® la dureza de la aplicaci¨®n de la ley a pie de calle trabajando como ayudante del fiscal en Manhattan durante cinco a?os. Despu¨¦s aprendi¨® tambi¨¦n la complejidad del comercio internacional durante sus ocho a?os de pr¨¢ctica privada del Derecho en la firma Pavia & Harcourt.
Pero su fama se debe, sobre todo, a su trabajo como juez. Al frente de un tribunal de distrito en su ciudad natal, Sotomayor tuvo que pronunciarse en diferentes casos sobre protecci¨®n a menores, discriminaci¨®n racial y desprotecci¨®n social, aunque no se le conocen a¨²n pronunciamientos profesionales sobre asuntos m¨¢s controvertidos, como el aborto.
La sentencia de Sotomayor que m¨¢s impacto caus¨® fue la que en 1995 acab¨® con la huelga del b¨¦isbol dando la raz¨®n a los jugadores y quit¨¢ndosela a los propietarios de los clubes. Entonces se la elogi¨® como la mujer que hab¨ªa salvado el b¨¦isbol.
Ya se ha encontrado en su historial alguna declaraci¨®n pol¨¦mica, como una pronunciada en la Universidad de California en la que dec¨ªa que una mujer latina de origen humilde ten¨ªa menos posibilidad de cometer errores que un hombre blanco y rico. Se sabr¨¢ mucho m¨¢s de ella cuando el minucioso proceso de investigaci¨®n que conduce a la nominaci¨®n del Senado se haya completado. De momento, abogados y fiscales que han pasado por su sala hablan de una mujer de estilo franco y, a veces, brusco, de una persona inteligente y honesta en la aplicaci¨®n de la ley.
![Sonia Sotomayor, en su oficina de Nueva York en 1998.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SHORWXOJ4XJ5CRRJITN6RO5GVA.jpg?auth=a108e9d9e64f6d255afc7c3d5538dc31767577aebeec822d41424283022d13b5&width=414)
Los nueve del Supremo
- El presidente. John Roberts fue nombrado por George W. Bush con 50 a?os y tiene 55. Reparte los casos entre sus compa?eros y modera debates.
- El m¨¢s conservador. Antonin Scalia, de 73 a?os, fue nombrado por Ronald Reagan hace 23 a?os.
- El enemigo del aborto. Samuel Alito, de origen italiano, de 59 a?os, fue nombrado por Bush hace tres a?os.
- El ¨²nico negro. Clarence Thomas, de 60 a?os, fue el segundo afroamericano en la historia del Supremo. Bush padre lo nombr¨® en 1991.
- La ¨²nica mujer. Ruth Bader, de 76 a?os, fue nombrada por Bill Clinton hace 16. Fue la segunda mujer en acceder al tribunal. En el mes de febrero sufri¨® una operaci¨®n quir¨²rgica por c¨¢ncer de p¨¢ncreas que hizo pensar en la posibilidad de que Obama eligiera a otra mujer en cuanto tuviese ocasi¨®n.
- El mayor y m¨¢s izquierdista. John Stevens tiene 89 a?os y entr¨® en el Supremo hace 34.
- El 'traidor'. David Souter, de 69 a?os, fue designado por Bush padre en 1990 y renunci¨® el 1 de mayo pasado. Su plaza ser¨¢ la ocupada por Sonia Sotomayor. Su apellido fue sin¨®nimo de traidor para los conservadores cuando este juez se pronunci¨® a favor del aborto y en 2000 contra Bush y a favor de Al Gore.
- El pragm¨¢tico. Stephen Breyer, de 70 a?os, fue nombrado por Clinton en 1994.
- El que inclina la balanza. El conservador moderado Anthony Kennedy, de 72 a?os, fue nombrado por Reagan, pero a veces su voto ha favorecido a los progresistas.
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