Un mundo sin botafumeiro
Hace unos d¨ªas, en este mismo peri¨®dico, el presidente Feij¨®o afirmaba que no cree en el botafumeiro. Era una frase entresacada para titular porque m¨¢s adelante especificaba que s¨ª cree en el de la catedral de Compostela. Hablaba don Alberto de un botafumeiro plat¨®nico, al que calificaba de espejismo, y eso no es lo mismo que el tremendo trasto que lleva siglos perfumando uno de los mayores templos de la cristiandad por aquello de la avalancha de peregrinos desaseados que all¨ª se agolpan, tambi¨¦n desde hace cientos de a?os, para ganarse un jubileo apa?ado. Tan peregrino planteamiento -en referencia literal a la peregrinaci¨®n jacobea- sal¨ªa a relucir porque la periodista hab¨ªa intentado sonsacar al presidente sobre un asunto peliagudo: ?a qui¨¦n dar¨ªa en su partido unos pases de botafumeiro? Se especificaba que el incienso a esparcir ser¨ªa con efectos laudatorios y no con aviesas intenciones ambientadoras o desodorantes. Feij¨®o sali¨® con un filos¨®fico balanceo, digno del aparatoso aparato que nos ocupa, del embolao en el que se le pretend¨ªa meter. Y es que para llegar a presidente, aunque sea de la comunidad de vecinos, hay que tener cintura hasta para esquivar al chaval del monopat¨ªn que se lanza calle abajo a tumba abierta. El tufillo que emanan algunos altos cargos, h¨¢bilmente repartidos por la geograf¨ªa espa?ola y por varios partidos pol¨ªticos, es harina de otro costal.
El planeta sin humanos ser¨ªa chungo, pero sin gallegos es impensable
La televisi¨®n, por su parte, emit¨ªa un documental en el que se aventuraba c¨®mo ser¨ªa este planeta si la humanidad desapareciera de un plumazo. El panorama no pintaba nada bien. En pocos d¨ªas, nuestras mascotas las pasar¨ªan canutas y s¨®lo los bichos m¨¢s avispados sobrevivir¨ªan asilvestr¨¢ndose. Las ratas tendr¨ªan un poco de margen con lo que quedase en los supermercados pero, al poco tiempo, tendr¨ªan que salir a descubierto y ser¨ªan presa f¨¢cil para los depredadores habituales de roedores. (Es el detalle que se le escapaba a Cary Grant en Con la muerte en los talones cuando afirmaba que s¨®lo sus hijos y varios barmans depend¨ªan de ¨¦l.) Las plantas har¨ªan su agosto y se comer¨ªan, literalmente, hasta los edificios y construcciones m¨¢s apabullantes que el hombre ha construido desde finales del siglo XIX hasta hoy. Permanecer¨ªan, eso s¨ª, la Gran Muralla y la pir¨¢mide de Keops para asombro del simio o del marciano que las redescubriera. Como no vamos a entrar en lo que ser¨ªa de A Cidade da Cultura (de hecho no se citaba en dicho documental) en una situaci¨®n semejante, mejor ser¨¢ llegar a la conclusi¨®n obvia: un mundo sin humanos ser¨ªa chungo, pero un mundo sin gallegos es impensable. Alimentamos a demasiados individuos de demasiadas especies como para plantearse la vida en la Tierra sin nosotros. Durante mucho tiempo dimos angulas secadas al sol a las gallinas y ahora se las damos, en cazuelitas de barro con ajo y guindilla, a sofisticadas gentes pudientes cuando llega la Navidad. Ya se sabe que cuando un gallego va m¨¢s all¨¢ del Padornelo o Pedrafita, lo primero que escucha es "?a ver cu¨¢ndo vamos por tu tierra y nos ponemos ciegos de marisco y de albari?o!". S¨®lo Quino, el creador de Mafalda, podr¨ªa caricaturizar a la perfecci¨®n la cara que se nos pone cada vez que escuchamos eso. Por consiguiente, si desaparecemos los gallegos, el planeta sufrir¨ªa consecuencias m¨¢s graves que si simplemente desaparece la Humanidad. No habr¨ªa nadie para manejar ese botafumeiro purificador de corrupciones y olores corporativos, y el Creador tendr¨ªa un nuevo quebradero de cabeza como el que tuvo cuando se despert¨® el octavo d¨ªa con resaca. (No se puede crear el mundo en seis d¨ªas sin cogerse una cogorza del nueve largo el s¨¦ptimo.) Y si desaparece el enorme incensario, que Plat¨®n se busque la vida para hacer un clon a partir del espejismo del que hablaba Feij¨®o. Suerte que el cielo est¨¢ sobrado de recursos humanos o semidivinos. Dios s¨®lo tiene que recurrir a San Antonio para solucionar la papeleta: "Mira, Antonio, el resto de los tipos esos que hice de barro y costillas me traen sin cuidado, pero es que andaba yo despistado y se me han perdido los gallegos. ?Hacen cien euros si me los encuentras?".
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