Feroz y ruidoso arranque del Primavera Sound
Los decibelios y la d¨¦cada de los noventa abren el festival de m¨²sica barcelon¨¦s
Recibir unos tapones para los o¨ªdos a la entrada de un festival de rock puede sonar conservador. O tan sensato como distribuir preservativos en la inminencia de una org¨ªa. Tal ofrecimiento se debi¨® anoche a los legendarios muros de guitarras de My Bloody Valentine, plato fuerte de la jornada inaugural del Primavera Sound. As¨ª, con un "p¨®ntelos, p¨®nselos", recibi¨® ayer a sus asistentes (se esperan 70.000 en tres d¨ªas) el certamen que abre la temporada de festivales de este a?o: el a?o uno despu¨¦s del desplome financiero del mundo tal como lo conoc¨ªamos.
A medianoche, el recinto atronaba literalmente con la banda inglesa que hizo historia del ruido con Loveless (1991). Con un volumen de decibelios que rozaba el umbral del tinitus, el p¨²blico comenz¨® abarrotando el espacio y acab¨® literalmente empujado hacia el mar por la distorsi¨®n. E incluso en medio de tama?a ceremonia del desconcierto, los algodoncitos fluorescentes permanecieron ausentes de las orejas. Muchos se reconciliaron as¨ª, a todo trapo, con una banda que siempre pareci¨® sonar demasiado bajito. Otros juzgaron injustificable el alarde s¨®nico. Lo cierto es que una vez desconectados los amplificadores, el recital creci¨® en el recuerdo, quiz¨¢ porque el pitido en los o¨ªdos se encarg¨® de ello.
Se esperan unos 70.000 asistentes en los tres d¨ªas de conciertos
La cita viene, ayer qued¨® claro, plena de ruido. El grupo brit¨¢nico repite hoy en la intimidad del Auditori y las expectativas de asistir a una experiencia ¨²nica son altas, tanto como sean capaces de subir la ruedita de la distorsi¨®n de las guitarras Lightning Bolt, d¨²o kamikaze de rock de vanguardia son¨® brutal, brillant¨ªsimo, antes de la hecatombe de My Bloody Valentine. Y antes de que la masa recibiese hacia las 22.00 a Yo La Tengo, elegantes miembros de la clase media del rock. Ofrecieron un juicioso ejercicio de delicadeza; cumplen 25 a?os y los invitados fueron la misma naci¨®n indie espa?ola que ech¨® los dientes con su rock a la Velvet Underground hace casi dos d¨¦cadas y hoy conf¨ªa a sus primog¨¦nitos de meses a la guarder¨ªa del festival.
Gracias a ellos y a otros, la velada pareci¨® a ratos sacada de los a?os 90. Ira Kaplan, cantante con ¨®rgano, luci¨® en el escenario grande como el negativo de Joe Crep¨²sculo, gran esperanza blanca del pop espa?ol. L¨¢stima que su concierto, algo amedrentado aunque voluntarioso, coincidiese con el de Yo La Tengo.
No era el d¨ªa para el tecno pop de los 80, ni siquiera para el barroquismo pastoral de un pl¨²mbeo Andrew Bird. La siguiente d¨¦cada domin¨® las propuestas con su encanto nihilista. Fue el turno de los contumaces Jesus Lizard, de Aphex Twin ("?hay algo m¨¢s noventero que una sesi¨®n de este hombre?", se pregunt¨® un asistente) y de los escoceses The Vaselines, que trajeron fotos del viaje qu¨¦ les llev¨® de ser el mejor peor grupo de pop del mundo a convertirse en un solvente combo de rock. O de la banda francesa de fashion pop Phoenix. Cierto, cuando muri¨® Kurt Cobain solo eran imberbes estudiantes en el liceo, pero ayer, a¨²n sin barba, firmaron un concierto sin reproches.
El siglo XXI hab¨ªa empezado a ponerse interesante con el declinar del sol y en el escenario comisariado por Pitchfork , web estadounidense y bolet¨ªn oficial de todas las cosas del rock de vanguardia. De momento, se apuntaron el tanto de haber programado a las mujeres, las chicas y el hombre m¨¢s alto del mundo. Por este orden. De la sucesi¨®n de recitales ofrecidos por las bandas Women, Girls y The tallest man on earth, brillaron los segundos. Dos gemelos rubios con melena y contundentes maneras de ese indie rock estadounidense que promete grandes cosas en el festival.
De la Am¨¦rica de Obama llegan la mayor¨ªa de los ignotos grupos que podr¨ªan salir de aqu¨ª refrendados por el p¨²blico entendido que distingue al certamen. Los empollones del asunto sirvieron ayer de gu¨ªa al resto por la jungla de un programa que gira en torno al advenimiento el s¨¢bado del dios Neil Young. Un se?or al que, por cierto, se debe la invenci¨®n del ruido y de los a?os 90.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.