?Que alguien coja el volante de Iveco!

Los trabajadores de Iveco-Pegaso se han cansado de que la Comunidad de Madrid maree la perdiz. Quieren que se arremangue. Les sobran los motivos, a juzgar por la actitud que el Ejecutivo de Esperanza Aguirre mantiene desde que la filial de Fiat anunci¨®, a finales de abril, el despido de un millar de trabajadores, m¨¢s de un tercio de la plantilla. No hay ni rastro de la mesa de negociaci¨®n tripartita (Gobierno, Comunidad y sindicatos) anunciada hace un mes. En lugar de eso, la consejera de Empleo, Paloma Adrados, manda la pelota al tejado del ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, a quien exige "que se implique en el conflicto de Iveco como lo hizo con Seat en Catalu?a". Y con Volkswagen en Navarra, Renault en Valladolid u Opel en Figueruelas, entre otras.

Existe, sin embargo, una diferencia sustancial entre los casos citados y el de Madrid: la intervenci¨®n decidida de los Gobiernos regionales -sin excepci¨®n alguna-, conscientes de la importancia que el sector del autom¨®vil tiene en el tejido industrial de sus territorios y para la recuperaci¨®n econ¨®mica. Arag¨®n est¨¢ dispuesta a avalar nuevas inversiones de la semiescindida filial de General Motors. Tom¨¢s Villanueva, vicepresidente econ¨®mico de Castilla y Le¨®n (PP), est¨¢ poniendo toda la carne en el asador para mantener activas sus factor¨ªas. Y el tripartito catal¨¢n se ha partido la cara para que Volkswagen asigne productos a Seat y para que Nissan siga apostando por Barcelona. Madrid ha perdido ya dos plantas: Renault Trucks (Volvo) y una de motores de Nissan.

Salvo el de Esperanza Aguirre, todos los Ejecutivos aut¨®nomos trabajan codo con codo con el Gobierno, los sindicatos y las propias empresas. Incluso para gestionar los ajustes de empleo.

El problema de Iveco no es com¨²n al resto. Las ventas y la producci¨®n de veh¨ªculos industriales no se han frenado, como los turismos; se han estrellado (-80%). Su crisis no es de consumo, sino industrial. Mucho m¨¢s profunda. Y la de camiones es una divisi¨®n que importa poco al consejero delegado de Fiat, Sergio Marchione, absorto en la compra de Chrysler y Opel.

Sebasti¨¢n y Aguirre deben darse la mano y plantear a Iveco una soluci¨®n consensuada con los sindicatos, que podr¨ªa pasar por una suspensi¨®n temporal de empleo o medidas similares, como bajas incentivadas con compromiso de reingreso. Por ejemplo.