La felicidad y Ana Botella
Ana Botella ha proclamado la necesidad de ser felices y optimistas. Al o¨ªr su recomendaci¨®n por un momento pens¨¦ que hab¨ªa sacado los pies del plato contradiciendo los negros augurios de su partido sobre la econom¨ªa nacional. Pens¨¦ incluso en un diagn¨®stico desleal a la l¨ªnea de pensamiento de su marido que no admite alegr¨ªas en Espa?a mientras la gestione cualquier chiquilicuatre del partido que sea que no se inspire en su sabidur¨ªa. Una estupidez m¨ªa, porque de sobra s¨¦ que la infidelidad conyugal, sea de la naturaleza que sea, no cabe en el ideario de do?a Ana.
Cuando la se?ora concejal de Medio Ambiente hac¨ªa ese canto al optimismo y en contra de los catastrofistas no hablaba de la econom¨ªa que ahora gestionan sus rivales pol¨ªticos, sino del aire de Madrid que gestiona ella. Para ser m¨¢s exacto, lo que Botella dec¨ªa es que el aire que respiramos los madrile?os no constituye ning¨²n problema, o sea, que est¨¢ limpio como una mo?a. Ni qu¨¦ decir tiene que el t¨¦rmino problema es lo suficientemente amplio y ambiguo para que quepan en ¨¦l las m¨¢s diversas y hasta contradictorias interpretaciones. Pero incluso as¨ª me pregunto si esa atm¨®sfera a la que se refiere la se?ora de Aznar ser¨¢ la misma que entra por mis fosas nasales 15 veces por minuto, o es que ella lleva un enano que va por delante con el purificador ambiental. Porque, por haber suciedad, en el aire de Madrid hay hasta restos de coca¨ªna, anfetaminas y otras guarradas que se chuta el personal, aunque, seg¨²n los an¨¢lisis del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, no en niveles tan altos como para que la pituitaria de do?a Ana sufra alucinaciones. O sea, que la magnanimidad extrema de su ap¨¦ndice nasal no es por las drogas.
A los ediles de Medio Ambiente les pagamos para que vigilen nuestra atm¨®sfera
La verdad es que de no llevar un tiesto bajo la nariz resulta casi imposible ignorar que el aire de Madrid est¨¢ seriamente contaminado. Por supuesto que hay zonas de la capital bien ventiladas donde se halla razonablemente limpio, pero son muchos los puntos negros de la ciudad donde los registros describen un compuesto casi irrespirable. Creo que la se?ora Botella, en su condici¨®n de concejal de Medio Ambiente, en lugar de bendecir el tufo de los tubos de escape debiera ser la primera en denunciar sin complejo una situaci¨®n de la que ella es responsable, pero no culpable. Culpables somos todos por obrar sin ning¨²n tipo de sensibilidad medioambiental. Culpables por ignorar conscientemente los prejuicios que causa a la salud, especialmente la de los ni?os y ancianos, el meter en nuestro aparato respiratorio toda esa mierda que flota en la atm¨®sfera. A los ediles de Medio Ambiente les pagamos para que vigilen y mejoren la salud de nuestra atm¨®sfera, no para que nos estimulen la indolencia.
Semejante negacionismo, que supongo derivado del que su esposo preconiza sobre el cambio clim¨¢tico, lo manifiesta ahora en un plan municipal que pretende eliminar 19 de las 27 estaciones con las que el Ayuntamiento mide la poluci¨®n producida por el tr¨¢fico rodado. Es verdad que hay una directiva europea que conmina a controlar otros contaminantes adem¨¢s de los producidos por la circulaci¨®n. Entiendo tambi¨¦n que reordene las mediciones en consonancia con los nuevos desarrollos urbanos y extienda los controles a barrios emergentes y otros puntos de la periferia donde no hab¨ªa control alguno. Todos forman parte de Madrid. Pero hacerlo a costa de abandonar enclaves tan significados como el paseo de Recoletos, la glorieta de Carlos V o la plaza del Doctor Mara?¨®n, que es la m¨¢s transitada de Madrid, me parece un desprop¨®sito. Lo es sobre todo porque sobre esos puntos de la ciudad hay registros desde hace muchos a?os, y la ruptura de las series hist¨®ricas impedir¨¢ cualquier an¨¢lisis comparativo sobre la evoluci¨®n de nuestra atm¨®sfera.
No tengo la menor duda de que la distribuci¨®n que planea la se?ora Botella, con medidores en las ¨¢reas m¨¢s ventiladas, arrojar¨¢ una visi¨®n de conjunto m¨¢s complaciente de la ciudad que la que ahora tenemos. Si nada lo impide, no haremos sino asistir al cl¨¢sico ejercicio de autosatisfacci¨®n que relajar¨¢ a¨²n m¨¢s la tristemente escasa conciencia medioambiental. Las operaciones de maquillaje siempre terminan defraudando porque s¨®lo tapan y nunca acaban con la arruga, la pata de gallo o la implacable ojera. En cambio, por crudas que resulten, las miradas descarnadas permiten reforzar la autoridad municipal ante la opini¨®n p¨²blica para emprender las acciones contundentes y eficaces que esto requiere. Madrid respirar¨ªa algo mejor y ser¨ªamos, como le gusta a do?a Ana, un poco m¨¢s felices.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraciones prensa
- Opini¨®n
- Ana Botella
- Contaminaci¨®n atmosf¨¦rica
- Ayuntamientos
- Gobierno municipal
- Administraci¨®n local
- Madrid
- Limpieza urbana
- Pol¨ªtica municipal
- Comunidad de Madrid
- Gente
- Contaminaci¨®n
- Equipamiento urbano
- Problemas ambientales
- Espa?a
- Urbanismo
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Medio ambiente
- Sociedad