Choque de culturas en la cr¨ªtica de cine
La reacci¨®n de Almod¨®var a la cobertura del Festival de Cannes suscita una pol¨¦mica sobre la funci¨®n de la cr¨ªtica. El estilo de Carlos Boyero, en el centro de la controversia
Sobre Lars von Trier: "Y para rematar la org¨ªa, se corta los labios vaginales con unas tijeras de podar. Porque al autor le sale de los huevos. (...) Y te planteas que esa actitud es tan leg¨ªtima como la decisi¨®n de alguien responsable para internar a este tarado en el frenop¨¢tico". Sobre Francis Ford Coppola: "Alguien me comentaba que en muchos momentos de Tetro da la sensaci¨®n de que Coppola est¨¢ imitando el estilo y el tono del peor Almod¨®var. No exagera. Ver para creer". Y sobre Los abrazos rotos de Almod¨®var: "La primera vez que la padec¨ª, me result¨® pretenciosa, aburrida y hueca, pero la segunda me result¨® grotesca (...). Intent¨¦ explicar mis desagradables sensaciones cuando se estren¨® en Espa?a. O sea, que no tiene sentido algo tan in¨²til y fatigoso como volver a repetirme. Al parecer me estoy perdiendo algo importante. Eso me ocurre por ser prejuicioso y subjetivo". De esta manera se expresaba el cr¨ªtico de cine de EL PA?S Carlos Boyero en sus cr¨®nicas desde Cannes, cuya cobertura tuvo esta vez dos importantes novedades en la versi¨®n digital del diario: unos v¨ªdeos en los que Boyero expresaba sus impresiones y los comentarios del redactor jefe de Cultura, Borja Hermoso, en un blog personal.
Boyero significa una vuelta a la llamada cr¨ªtica de la sensibilidad
No hab¨ªa terminado el festival cuando comenzaron a llegar quejas. Algunos lectores consideraban de mal gusto e incluso insultantes algunas expresiones utilizadas, y otros extend¨ªan sus cr¨ªticas a la labor de ambos periodistas como cr¨ªticos cinematogr¨¢ficos. El martes, el cineasta Pedro Almod¨®var colg¨® en su web una "cr¨®nica negra" de 13 p¨¢ginas en las que cuestionaba de forma contundente el trabajo de Boyero y Hermoso. Durante toda la semana he recibido cartas y llamadas que coinciden en buena parte con los argumentos de Almod¨®var. Obviamente, siendo la m¨ªa una figura creada para atender quejas, no he recibido expresiones de adhesi¨®n.
El jueves, el diario public¨® una informaci¨®n titulada "Almod¨®var carga contra la informaci¨®n de cine de EL PA?S" en la que recog¨ªa un comunicado del Comit¨¦ de Redacci¨®n en defensa de los dos periodistas. Las 131.000 visitas que esta noticia tuvo en su versi¨®n digital indican la intensidad de la pol¨¦mica. En sus comentarios pueden ustedes observar tantas adhesiones a Almod¨®var como a Boyero.
Quienes se han dirigido a la Defensora plantean que ese estilo "como de barra de bar", en palabras de Diana Pascual, afecta negativamente al prestigio de EL PA?S. As¨ª lo creen Ignacio del Valle, Luis Fern¨¢ndez Marcos o David Maroto, entre otros. Y algunos, como Nacho Faerna, me emplazan a responder desde la defensa de los lectores (lamento que sospechen que estoy aqu¨ª para algo distinto) y no desde el corporativismo profesional.
Pues bien, estoy convencida de que la mejor defensa de los lectores es la defensa de la libertad de expresi¨®n. ?ste es un principio esencial de la democracia. Por tanto, creo firmemente que la libertad del cr¨ªtico para criticar es intocable, como lo es tambi¨¦n la independencia del diario para decidir a su criterio qui¨¦n y c¨®mo deben cubrir un festival de cine. Pero del mismo modo creo que es incuestionable la libertad del criticado para criticar a su vez al cr¨ªtico. Y, por tanto, yo no considerar¨ªa un intento de presi¨®n que el cineasta se defienda en su web. La misma libertad que asiste a Boyero para criticar desde EL PA?S al director de cine, asiste a Almod¨®var para expresar como mejor le parezca su malestar.
"Llevo 30 a?os escribiendo sobre Almod¨®var y unas veces me han gustado sus pel¨ªculas, y otras no. Me limito a contarlo. Tengo el defecto de ser sincero y subjetivo", me dice Carlos Boyero. Subjetividad. ?sa es, creo, una de las claves de esta pol¨¦mica. En toda cr¨ªtica de arte hay subjetividad, pero ?hasta d¨®nde debe llegar? "Considero EL PA?S un espacio de opini¨®n serio y profesional, al que acudo en busca de reflexiones e ideas por una necesidad intelectual, no s¨®lo informativa. Me produce cierto pesar comprobar que este criterio de m¨¢ximo rigor, del que hacen gala por ejemplo en el an¨¢lisis pol¨ªtico (...), no se aplique en la secci¨®n de Cultura y en la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica", escribe Aythami Ramos Hern¨¢ndez desde Venecia. "M¨¢s all¨¢ del tono desp¨®tico, que en ocasiones raya en el insulto injustificado, no considero que sea cr¨ªtica cinematogr¨¢fica en el estricto sentido del t¨¦rmino".
?Qu¨¦ es pues la cr¨ªtica? Para este lector, "un instrumento de an¨¢lisis del dispositivo cinematogr¨¢fico, no un producto de ingenier¨ªa del gusto". Varios lectores constatan que el estilo Boyero supone una ruptura con lo que algunos denominan "cultura PA?S", que personalizan en el "a?orado ?ngel Fern¨¢ndez-Santos", a quien Boyero sustituy¨®, procedente de El Mundo, tras su fallecimiento. "Entiendo que cubrir el hueco que dej¨® alguien de la val¨ªa de ?. F.-S. es muy dif¨ªcil. Un cr¨ªtico que hasta cuando 'destrozaba' una pel¨ªcula lo hac¨ªa con argumentos contundentes, serios, razonados... e igualmente subjetivos. (...) Boyero derrocha un estilo desagradable, ¨¢spero, caprichoso y, lo que es peor, justifica escasamente (o nada) sus juicios", lo cual significa, en su opini¨®n, "la absoluta banalizaci¨®n de la informaci¨®n sobre cine en EL PA?S".
Los cr¨ªticos que siguen la estela de Fern¨¢ndez-Santos son subjetivos, ciertamente, pero apelan a la raz¨®n, se esfuerzan por argumentar sus criterios y tratan de conducir al lector hacia la comprensi¨®n por la v¨ªa del raciocinio, seg¨²n ciertos c¨¢nones compartidos. Carlos Boyero, no. ?l apela a las emociones y no admite c¨¢nones. Por eso expresa sin pudor sus propias sensaciones en primera persona. Le pido que defina su estilo, y me explica que trata de aportar en sus textos aquello que ¨¦l m¨¢s aprecia como lector: "Leer por el placer del texto. Si un texto me engancha, no necesito estar de acuerdo con lo que dice. Un texto no tiene que aburrir, ni ser ilegible. Ha de cultivar la fascinaci¨®n, la hipnosis, la identificaci¨®n emocional para conseguir atrapar al lector. Yo intento dar pasi¨®n, iron¨ªa, emoci¨®n. Conozco mucha escritura muerta. Yo intento que mi texto tenga vida".
Este tipo de escritura subjetivista no suele dejar indiferente: despierta tantas filias como fobias. Y eso es lo que ocurre con Boyero. "Llevo 33 a?os escribiendo y nadie me va a imponer un estilo. Si hay tanta gente que me lee, ser¨¢ porque le interesa. Y a quien no le guste que no me lea. Lo lamento mucho, pero no puedo ni quiero cambiar. Me llamo Carlos Boyero".
Es evidente que estamos ante dos culturas. El catedr¨¢tico Rom¨¤ Gubern me ayuda a ponerlas en perspectiva: "Boyero significa en realidad una vuelta a la cr¨ªtica de sensibilidad. Este tipo de cr¨ªtica, centrada en el gusto subjetivo, tuvo exponentes tan notables como Borges o ?ngel Z¨²?iga, pero en los a?os sesenta se impuso una cr¨ªtica m¨¢s cient¨ªfica, que aun siendo subjetiva trataba de argumentar las valoraciones. Boyero vuelve a la vieja tradici¨®n y cultiva una cr¨ªtica de la visceralidad, estridente y poco convencional, que en la lucha por el mercado puede resultar atractiva porque alimenta la controversia".
Boyero es algo m¨¢s que un cr¨ªtico. Es un personaje. Y tiene muchos partidarios, pero atendiendo a que muchos lectores todav¨ªa esperan que EL PA?S interpele m¨¢s a su intelecto que a sus emociones, tal vez ser¨ªa bueno cultivar tambi¨¦n la "otra cr¨ªtica". Y desde luego dejarle claro al lector qu¨¦ producto le estamos dando. Porque en las 18 p¨¢ginas que ha dedicado el diario al Festival de Cannes ha reinado una cierta confusi¨®n en cuanto a la separaci¨®n de g¨¦neros. El Libro de Estilo obliga a diferenciar claramente entre informaci¨®n, cr¨®nica y opini¨®n. La cr¨®nica debe ir titulada en letra redonda, no suele utilizar la primera persona y es interpretativa pero ha de aportar los datos y las razones que justifican esa interpretaci¨®n. La opini¨®n, incluida la cr¨ªtica, debe titularse en letra cursiva. Siendo el estilo de Boyero tan manifiestamente subjetivo, sus cr¨ªticas deber¨ªan presentarse siempre de forma clara como opini¨®n.
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