Ca¨ªda, adrenalina y un grito
Un patinazo a 800 metros de la meta casi le cuesta el triunfo
Denis Menchov comenz¨® el Giro, su Giro, callado, la boca cerrada, inexpresivo. Lo termin¨® gritando, voceando, exultante, pura rabia liberada en un grito que le sal¨ªa de las entra?as, y en un pu?o en alto. Jam¨¢s en la vida Menchov, un ruso sereno, se hab¨ªa expresado de tal manera, ni en lo bueno ni en lo malo. El catalizador de un estado de ¨¢nimo tan agitado que aun en el podio, casi media hora despu¨¦s de terminar la contrarreloj final y tur¨ªstica por Roma, le resultaba incontrolable, fue, inevitablemente, el deslizante pav¨¦s romano, los sampietrini, cubos irregulares de p¨®rfido y basalto, a los que la lluvia irregular p¨¦rfidamente transform¨® en armas del maligno, o de Di Luca, vaya usted a saber; el desencadenante, una ca¨ªda a 800 metros de la meta que le aterroriz¨® al instante: el Giro de Menchov, que hab¨ªa iniciado la contrarreloj con una ventaja de 20s, estaba all¨ª, en un patinazo en la recta junto al Coliseo, un avatar que le dej¨® en el suelo, que le devolvi¨® a su condici¨®n de gladiador, de luchador marioneta en manos de un organizador empe?ado en explotar al m¨¢ximo el sentido comercial de su empresa. "Habr¨ªa sido injusto que Denis hubiera perdido el Giro con esa ca¨ªda", dijo Carlos Sastre, cuarto finalmente. "Injusto para ¨¦l e injusto para Di Luca, que seguramente nunca se habr¨ªa sentido a gusto ganado as¨ª".
Por fortuna para Menchov la posible injusticia hist¨®rica -ninguna general de una gran carrera por etapas se ha decidido por una ca¨ªda en el ¨²ltimo kil¨®metro- se transform¨® en un acto de caracteres heroico gracias a la impecable actuaci¨®n de su mec¨¢nico, Vincent Hendricks, quien, como un rayo, mientras Menchov, desorientado, intentaba in¨²tilmente recuperar la bici ca¨ªda, descolg¨® de la baca la de repuesto, una cabra negra exactamente igual y ayud¨® a Menchov a montar y le dio un empuj¨®n digno del mejor especialista en bobsleigh. "Lo hab¨ªamos preparado as¨ª", dijo Hendricks, el mec¨¢nico m¨¢s feliz del mundo, quien cruz¨® orgulloso la meta pedaleando en la bici ca¨ªda. "En caso de ca¨ªda, nueva bici, sin duda".
Visto con frialdad el asunto, tampoco era para tanto. Tras una impecable contrarreloj, Menchov cruz¨® la pancarta del ¨²ltimo kil¨®metro con una ventaja de 32s sobre Di Luca. Contando con los 20 con que contaba, pod¨ªa darse el lujo de perder 51. Finalmente, con la ca¨ªda s¨®lo perdi¨® 11, lo que no evit¨® el subid¨®n de adrenalina del ruso y su liberaci¨®n posterior. En todo caso, la ca¨ªda le dej¨® sin la victoria de etapa, que fue al lituano Konovalovas, del Cerv¨¦lo de Sastre. "En la Vuelta 2007 el final fue muy tranquilo", dijo Menchov. "Aqu¨ª la emoci¨®n ha durado hasta el final. Ha sido la victoria m¨¢s importante y dram¨¢tica de mi carrera. Por eso mi grito".
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