Obama y Guant¨¢namo
El presidente, atacado por unos y otros, es presa de su compromiso de cierre sin alternativas
Barack Obama ha tenido ocasi¨®n de comprobar ya, a poco de superar los cien d¨ªas simb¨®licos de su presidencia, que una cosa es predicar y otra dar trigo. Si la reflexi¨®n es v¨¢lida para algunos de los puntos m¨¢s calientes de la pol¨ªtica exterior estadounidense -como Ir¨¢n, Corea del Norte u Oriente Pr¨®ximo, escenarios en los que el inquilino de la Casa Blanca comienza a pagar el precio de haber puesto ingenuamente alto el list¨®n del poder de la diplomacia-, lo es especialmente a prop¨®sito de Guant¨¢namo, un asunto que el presidente querr¨ªa ver esfumarse pero que le va a seguir dando quebraderos de cabeza. Y presumiblemente tambi¨¦n a la nueva juez del Supremo, Sonia Sotomayor, una liberal de origen hispano a la que Obama ha designado con buen criterio para el m¨¢s alto tribunal, que habr¨¢ de decidir a partir de octubre sobre la suerte de algunos presos que quieren ser liberados en suelo estadounidense.
Obama cometi¨® el error de principiante de anunciar el cierre del infame campo cubano en enero pr¨®ximo, sin tener alternativa a la suerte de los all¨ª internados. La promesa presidencial afronta ahora las cr¨ªticas de los republicanos, pero tambi¨¦n de los propios dem¨®cratas. Si la derecha, encabezada por el ex vicepresidente Cheney, ataca a Obama por motivos obvios, muchos desilusionados liberales le acusan -adem¨¢s de falta de nervio para perseguir a los arquitectos legales del sistema de tortura bajo Bush- de estar dispuesto a mantener las comisiones militares para seguir juzgando a los supuestos terroristas, despu¨¦s de haberlas condenado sin paliativos.
M¨¢s crudamente, dem¨®cratas y republicanos hacen causa com¨²n en el Senado y se niegan a aprobar 80 millones de d¨®lares para liquidar el campo mientras no haya otro acomodo para sus 240 reclusos; alrededor de medio centenar obtendr¨¢n pronto la libertad, pero no pueden ser devueltos a sus pa¨ªses de origen sin riesgo cierto de torturas. La mayor¨ªa de los ciudadanos cree que un sospechoso de terrorismo declarado inocente debe ser liberado, pero no junto a su casa. El torpedeo a Obama esconde, as¨ª, la realidad de que los legisladores no quieren que quienes salgan de Guant¨¢namo pongan pie en suelo estadounidense. Y si Washington no da el primer paso en este sentido, es muy poco probable que consiga convencer a otros pa¨ªses, de Europa entre ellos, para que hagan lo propio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.