EE UU dice que un preso yemen¨ª se ha suicidado en Guant¨¢namo

Un yemen¨ª detenido en la prisi¨®n militar estadounidense de Guant¨¢namo fue encontrado muerto el lunes por la noche en su celda, en lo que las autoridades califican como un "aparente suicidio". Los responsables de la c¨¢rcel informaron de que los guardas hallaron el cuerpo sin respirar de Muhammad Ahmad Abdal¨¢ Sali, de 31 a?os y conocido como Al Hanashi. Llevaba preso desde febrero del 2002, sin que se hubieran presentado cargos en su contra. El Ej¨¦rcito anunci¨® que se efectuar¨¢ una autopsia para determinar las causas de la muerte.

De confirmarse que ha sido un suicidio, no ser¨ªa ¨¦ste el primer registrado en Guant¨¢namo. Desde su creaci¨®n en enero de 2002, se han producido otros cuatro suicidios y m¨¢s de 40 intentos por 25 presos, incluido uno falso, llevado a cabo por un detenido que quiso atraer la atenci¨®n de los guardas para luego atacarlos.

En julio de 2006, tres prisioneros fueron encontrados ahorcados en sus celdas, en lo que entonces se dijo era un caso de suicidio conjunto en protesta por su situaci¨®n, seg¨²n inform¨® un alto cargo del Ej¨¦rcito estadounidense.

Estados Unidos mantiene en su base naval en Cuba a cerca de 250 hombres por ser sospechosos de tener lazos con Al Qaeda y los talibanes. Las familias de los tres hombres llevaron el caso ante Naciones Unidas al dudar de que las muertes de sus familiares hubieran sido suicidios.

Huelga de hambre

Enfrentados a una detenci¨®n indefinida y sin ninguno de los derechos que garantiza la Convenci¨®n de Ginebra para los prisioneros de guerra, los presos de Guant¨¢namo han intentado distintos m¨¦todos para atraer la atenci¨®n del mundo sobre su situaci¨®n. Hasta m¨¢s de 130 presos, entre ellos el ahora fallecido, estuvieron en huelga de hambre en el verano de 2006.

El presidente Barack Obama anunci¨® al tomar posesi¨®n del cargo su intenci¨®n de cerrar el pol¨¦mico centro en un a?o. Pero sus deseos est¨¢n encontrando obst¨¢culos econ¨®micos y legales. Ni el Congreso le autoriza el dinero necesario para trasladar a los reos no peligrosos a terceros pa¨ªses (entre ellos Espa?a) ni los tribunales ordinarios pueden juzgar a los detenidos en la guerra contra el terror, ya que en la mayor¨ªa de los casos sus confesiones fueron obtenidas con t¨¦cnicas de interrogatorio de dudosa legalidad que ser¨ªan rechazadas por cualquier juez.