Arte, juego y muerte en el Gran Canal
El magnate Fran?ois Pinault abre en Venecia un nuevo espacio para su colecci¨®n
Un ni?o de pl¨¢stico observa asombrado la rana que sostiene en la mano derecha. Est¨¢ all¨ª, blanco, mirando la plaza San Marcos, ajeno a los turistas. Lo fotograf¨ªan desde el vaporetto porque saben que ser¨¢ un nuevo icono, esta vez moderno, de Venecia, esa "se?ora" harta ya de que la consideren un parque tem¨¢tico de lo viejo.
El ni?o de la rana est¨¢ en la punta del tri¨¢ngulo que forma la antigua aduana del mar reconvertida ahora en museo de arte contempor¨¢neo tras una brillante intervenci¨®n del arquitecto japon¨¦s Tadao Ando. Parece una escultura cl¨¢sica, alejandrina, pero su autor es un artista californiano actual (Charles Ray), que ha tenido el privilegio de dejar su sello en la desembocadura del Gran Canal gracias al multimillonario franc¨¦s Fran?ois Pinault. ?ste se mostraba exultante ayer en la presentaci¨®n del nuevo centro de arte, que exhibe parte de su colecci¨®n y que abrir¨¢ al p¨²blico el s¨¢bado, v¨ªspera del inicio de la 53? edici¨®n de la Bienal de Venecia.
La recuperaci¨®n del edificio de la vieja aduana se debe a Tadao Ando
La exposici¨®n inaugural parte de un conocido v¨ªdeo de Bruce Nauman
Pinault, de 72 a?os, tiene que demostrar varias cosas estos d¨ªas. En 2007 gan¨® el concurso convocado por el Ayuntamiento de Venecia, empe?ado en darle vida a este antiguo edificio del siglo XVII, abandonado y casi en ruinas, que durante siglos fue aduana de mar. Compet¨ªa por dotar al lugar de un nuevo museo con la Fundaci¨®n Guggenheim, que aportaba un proyecto de Zaha Hadid, y las controversias fueron fuertes. Ayer, pues, era su d¨ªa. M¨¢s importante incluso que cuando en 2006 present¨® por primera vez su colecci¨®n en el Palazzo Grassi de Venecia, antes emblema de Fiat y desde entonces propiedad de un hombre que comenz¨® siendo empresario de maderas y se ha retirado como due?o de un imperio que incluye desde Gucci a la FNAC pasando por un equipo de f¨²tbol o la casa de subastas Christie's. Este ¨²ltimo aspecto, por cierto, justifica -m¨¢s que su propia colecci¨®n- que algunos medios consideren a Pinault la persona m¨¢s influyente del arte contempor¨¢neo.
El inter¨¦s era doble. Por una parte, la recuperaci¨®n del edificio. Por la otra, la presentaci¨®n de la colecci¨®n. La restauraci¨®n dirigida por Ando parece respetuosa. Ha eliminado los muchos a?adidos al edificio construido por Giuseppe Benoni en 1675. Tambi¨¦n ha recuperado el revestimiento inicial de ladrillo y las vigas de madera de sus nueve grandes naves. S¨®lo ha mantenido un a?adido posterior; en el centro del tri¨¢ngulo que conforma una especie de patio cuadrangular en el que ha creado un cubo de hormig¨®n tratado flanqueado por dos escaleras al piso superior.
La exposici¨®n, 300 de las m¨¢s de 2.500 obras de la colecci¨®n de Pinault, se presenta bajo el t¨ªtulo de Mapping the studio, t¨ªtulo de un conocido v¨ªdeo de Bruce Nauman y se supone que quiere mostrar el paralelismo entre "la dimensi¨®n ¨ªntima del estudio del artista y la visi¨®n personal y apasionada de un coleccionista", seg¨²n los comisarios Alison M. Gingeras y Francesco Bonami. Nada de esto se aprecia en la visita. Se trata m¨¢s bien de una sucesi¨®n de obras relacionadas de un modo m¨¢s o menos tem¨¢tico en un montaje sobrio y elegante que se divide entre la nueva sede de Punta della Dogana y el Palazzo Grassi, hasta ahora ¨²nica sede de la Fundaci¨®n Pinault en Venecia. El arco cronol¨®gico es amplio, desde los cincuenta (Fontana) hasta hoy, con abundancia de piezas realizadas en la ¨²ltima d¨¦cada.
Ofrece, eso s¨ª, algunos elementos de reflexi¨®n. Uno es la constante alternancia entre la pulsi¨®n de muerte y de juego que aparece en muchas de las obras. Como en Fucking Hell, nueve vitrinas de los hermanos Chapman (reconstruidas despu¨¦s de su destrucci¨®n en un incendio en 2000) en las que se recrea a modo de dioramas el infierno nazi transformando los escenarios b¨¦licos y campos de concentraci¨®n en una especie de abismo lleno de orcos sanguinarios, cad¨¢veres despedazados y cerdos comiendo las entra?as de los ca¨ªdos. Casi es divertido ver tanta atrocidad. Como lo es, aparentemente, la espectacular instalaci¨®n de Piotr Uklanski con la que recibe al visitante el Palazzo Grassi.
Maurizio Cattelan, que parece junto a Cy Twombly (omnipresente) un artista fetiche de Pinault, tambi¨¦n juega al morbo con unas esculturas que se asemejan a cad¨¢veres amortajados. Y calaveras, de diferentes colores, tambi¨¦n son ofrecidas por Cady Noland. La iron¨ªa o el juego con los dramas contempor¨¢neos ha sido una constante en el arte de los ¨²ltimos a?os y no es extra?o que aparezca en la colecci¨®n de Pinault. La provocadora escultura de un Bush en plena bacanal orgi¨¢stica consigo mismo de Paul McCarthy es un buen ejemplo. Robert Gober empapela la sala de sexos masculinos y femeninos y Takashi Murakami convierte en monumental arabesco el semen que desprende el personaje de manga de su divertida escultura. El arte de estos tiempos ha buscado el espect¨¢culo y la provocaci¨®n, pero detr¨¢s de las risas y el juego muchas veces se oculta la desaz¨®n que planea estos d¨ªas sobre la laguna veneciana.
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Un influyente mecenas
- El museo est¨¢ en unos dep¨®sitos situados en la desembocadura del Gran Canal y usados desde antiguo para descargar y fijar aranceles de las mercanc¨ªas que llegaban por mar.
- Lo ha rehabilitado el japon¨¦s Tadao Ando.
- Las obras han durado dos a?os y han costado 20 millones de euros.
- Pinault fund¨® un imperio que incluye Christie's, Gucci y FNAC.
- Cuenta en su colecci¨®n con 2.500 obras.
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