?Est¨¢ el mundo listo para las hombreras?
El atributo m¨¢s inequ¨ªvocamente 'ochentas' vuelve para quedarse - Manual para un uso correcto

La amenaza lleva varias temporadas instalada en las pasarelas, pero nunca ha parecido tan real como ahora. Las hombreras, una vez infame s¨ªmbolo de lo m¨¢s hortera de los a?os ochenta, est¨¢n listas para volver a nuestros armarios. Pero ?lo estamos nosotros?
- Qu¨¦. Ortopedia de espuma aplicada en los hombros. A menudo act¨²a en combinaci¨®n con americanas muy estructuradas. En su versi¨®n m¨¢s moderada, la f¨®rmula aporta solidez a la espalda y le confiere una poderosa imagen rectangular, asociada de inmediato con los trajes-armadura yuppies. En la m¨¢s exagerada, a un paso de las protecciones que utilizan los jugadores de f¨²tbol americano, convierte la silueta en una teatral T, o en un exagerado tri¨¢ngulo con la base sobre los hombros de su portador. No hace falta ser un lince en geometr¨ªa para comprender que, aplicado sobre cualquier cosa que no sea un cuerpo filiforme, arroja resultados de m¨¢s complicada armon¨ªa.
- D¨®nde. Los hombros-pagoda (que simulan las cornisas de los templos) salieron de los trajes tradicionales asi¨¢ticos, y en los a?os setenta se transforman en una herramienta de manipulaci¨®n anat¨®mica en manos de dise?adores como Pierre Cardin o Yves Saint Laurent. Una tradici¨®n que explot¨® en los ochenta con Issey Miyake y las mucho m¨¢s l¨²bricas interpretaciones de Claude Montana o de Thierry Mugler. En Maison Martin Margiela llevan dos a?os embarcados en el rescate de las hombreras, y en su colecci¨®n para oto?o parecieron re¨ªrse de su propia obsesi¨®n con un modelo en pl¨¢stico transparente lucido a torso desnudo. Nicolas Ghesqui¨¨re tambi¨¦n hizo mucho por la causa con su colecci¨®n de Balenciaga para la primavera de 2008, pero es sin duda Christophe Decarnin, en Balmain, quien m¨¢s ha trabajado para popularizarlas. Sus chaquetas, sorprendentemente ubicuas a pesar de sus prohibitivos precios, parecen inspiradas a partes iguales por los domadores de leones y por los a?os gloriosos de Michael Jackson.
- Por qu¨¦. Estamos ante una consecuencia m¨¢s, tal vez inevitable, de la actual obsesi¨®n por recuperar los antes denostados a?os ochenta. Por supuesto, no viene sola: le acompa?an los vaqueros deste?idos con lej¨ªa y hasta los ba?adores imposiblemente altos de cadera. Hay que agradec¨¦rselo a una generaci¨®n de dise?adores, alrededor de los cuarenta, que vive su particular crisis de identidad y trata de que el mundo recupere los hitos est¨¦ticos de su adolescencia y juventud.
- C¨®mo. El crecimiento de las hombreras debe ser una relaci¨®n inversamente proporcional con el exceso en el resto del atuendo. Entre las prendas susceptibles de asumirlas, Dami¨¢n S¨¢nchez, director creativo de Mango, cita a las recurrentes americanas, pero tambi¨¦n a "limpios vestidos sofisticados, as¨ª como blusas y tops".
- ?Vale la pena? B¨¢rbara Martelo es una estilista espa?ola. Sus apariciones en los blogs que radiograf¨ªan los atuendos de los asistentes a los desfiles, pero tambi¨¦n en la edici¨®n estadounidense de Vogue, le deben mucho a su certero y constante uso de las m¨¢s atrevidas creaciones de Decarnin, incluidas, las extremadas hombreras. "Cuesta acostumbrarse a llevarlas: te chocas con la gente y no calculas bien las distancias. En Par¨ªs despertaba comentarios de admiraci¨®n". Vuelta a la pregunta inicial: ?conseguir¨¢ la tendencia traspasar los l¨ªmites del circo de la moda y llegar a la calle? "Supongo que en septiembre estar¨¢ en las grandes cadenas", razona Martelo. "No creo que se adopte de forma general, ser¨¢ cosa de gente muy joven y para fashion-victims".

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