Pr¨ªncipe de Asturias al gran naturalista de la televisi¨®n

Cincuenta a?os recorriendo los parajes m¨¢s diversos y a menudo salvajes del planeta para llevar a nuestras casas la maravilla y diversidad de la vida, su belleza y misterio pero tambi¨¦n su dramatismo. La trayectoria del famoso naturalista, divulgador cient¨ªfico y presentador de documentales brit¨¢nico de 83 a?os David Attenborough, que ayer fue galardonado con el Premio Pr¨ªncipe de Asturias en la categor¨ªa de ciencias sociales, est¨¢ llena de momentos inolvidables que ha compartido gracias a la magia de la televisi¨®n con millones de espectadores.

Estirado en un campo observando pl¨¢cidamente hormigas que acunan orugas, enfrentado al v¨®mito colosal de los volcanes o espantado al presenciar c¨®mo un grupo de chimpanc¨¦s caza monos en la jungla, Attenborough ha sido testigo durante medio siglo de las escenas m¨¢s l¨ªricas, tr¨¢gicas y ¨¦picas que es capaz de ofrecer la naturaleza. Galardonado "por sus grandes aportaciones a la defensa de la vida y a la conservaci¨®n del planeta", como dice el fallo del jurado, el naturalista manifest¨® ayer que se siente muy honrado con el premio y que lo considera "un reconocimiento inspirador". El jurado destac¨® los amplios conocimientos de Attenborough en ciencias de la naturaleza, antropolog¨ªa social, ecolog¨ªa, etolog¨ªa y geograf¨ªa "que le han permitido abordar el estudio de la Tierra y de los seres vivos con una creativa e innovadora combinaci¨®n de saberes". Valor¨® tambi¨¦n "su inter¨¦s por los problemas de nuestro tiempo, su permanente b¨²squeda de la excelencia y su calidad investigadora", que le han dado una gran proyecci¨®n social especialmente en la televisi¨®n.

"No debemos sentimentalizar la naturaleza", advierte

Dotado de una voz fascinantemente gutural y una gestualidad digna del mejor teatro shakespeariano, ameno y circunspecto (la sobriedad de su atuendo es proverbial: en su baqueteada maleta coloca siempre las mismas camisas azul claro y pantalones beige -bajo los imprescindibles prism¨¢ticos-), Attenbourough, aunque vive verdaderas aventuras, est¨¢ lejos en su actitud del gamberro exhibicionismo del otro gran icono televisivo de la divulgaci¨®n de la naturaleza, el finado Steve Irwin, el cazador de cocodrilos. De personalidad entusiasta y simp¨¢tica, el naturalista brit¨¢nico es, todos los que lo conocen lo destacan, ajeno a la vanidad.

David Attenborough, que es hermano del actor y director de cine Richard Attenborough, se interes¨® desde ni?o por la naturaleza y coleccion¨® f¨®siles, minerales y espec¨ªmenes. Deplora que los ni?os no puedan hoy iniciarse de la misma manera. Entr¨® en el mundo de la televisi¨®n (la BBC) casi en los inicios de ¨¦sta, y su primer ¨¦xito fue combinando las filmaciones con la obtenci¨®n de animales para el zoo de Londres. Parte de esas vivencias las explic¨® en su inolvidable libro Un drag¨®n para el zoo (Juventud, 1963) en el que narra sus peripecias en Indonesia en pos de bichos ex¨®ticos, entre ellos un varano de Komodo (que no pudo llevarse). Pese al entusiasmo que siente y transmite al sumergirse en la naturaleza, Attenborough advierte: "No debemos sentimentalizarla, ni distorsionar la realidad, que incluye a los colibr¨ªes pero tambi¨¦n a los par¨¢sitos capaces de dejar ciego a un ni?o".