Microrrelatos, autoficci¨®n y otras fronteras
Especialistas definen los nuevos caminos de la narrativa espa?ola
Somos lo que contamos: un relato o un microrrelato, una ficci¨®n o una docuficci¨®n, una novela fant¨¢stica o una novela que nace de los traumas de la realidad. La nueva narrativa espa?ola discurre entre difusas fronteras, la tradici¨®n, las leyes que marca el mercado o la identidad. ?mpetus narrativos que durante esta semana han reunido, bajo el t¨ªtulo Nuevos derroteros de la narrativa espa?ola actual -y bajo el techo de la Casa de Vel¨¢zquez de Madrid-, a varios especialistas en un encuentro "cient¨ªfico" en el que profesores, cr¨ªticos y autores han intercambiado sus ideas sobre la evoluci¨®n de las pr¨¢cticas narrativas en Espa?a. Un homenaje a Juan Eduardo Z¨²?iga (Madrid, 1929) resum¨ªa el car¨¢cter de las mesas redondas: "La renovaci¨®n no tiene nada que ver con la edad", apuntaba la investigadora Rebeca Mart¨ªn. "Y Z¨²?iga es un escritor que nunca ha tenido ni la repercusi¨®n ni el reconocimiento que merece", a?ad¨ªa el cr¨ªtico Fernando Valls.
- El relato menguante. El cuento es el g¨¦nero que menos ha cambiado de todos, se mantiene pr¨¢cticamente intacto desde el romanticismo. Sin embargo, el cuento ha generado un nuevo g¨¦nero: el microrrelato. Para el cr¨ªtico Fernando Valls la tradici¨®n predominante en Espa?a ha sido la de Edgar Allan Poe / Julio Cort¨¢zar y la de Ant¨®n Ch¨¦jov / Raymond Carver, "pero ahora, de pronto, los escritores espa?oles empiezan a descubrir la tradici¨®n espa?ola del cuento: Ignacio Aldecoa, Cristina Fern¨¢ndez Cubas, Juan Garc¨ªa Hortelano, Francisco Ayala...". Valls cita a nuevos autores como ?scar Esquivias, Ignacio Ferrando y Javier S¨¢ez de Ibarra. Valls destaca el relato Mirar al agua, de S¨¢ez de Ibarra, como uno de los m¨¢s interesantes, atrevidos y novedosos de los ¨²ltimos a?os. Cuentos basados en una performance de Esther Ferrer, cuentos que partiendo de teor¨ªas del arte hablan, por ejemplo, del breve encuentro de una pareja o de una vieja artista fracasada que una vez al a?o, puntualmente, se asoma a su balc¨®n con un pecho al aire. En uno de ellos, S¨¢ez de Ibarra dice: "Mirar no es s¨®lo cuesti¨®n de los ojos. Se mira con el cerebro o no se ve en absoluto".
- Los fantasmas de Atocha.Han pasado cinco a?os desde los atentados del 11 de marzo de 2004 y parece que ya ha pasado la cuarentena para un acercamiento desde la ficci¨®n al brutal atentado. Aunque en Espa?a siempre ha habido (y no s¨®lo en la literatura) cierta prevenci¨®n a establecer desde la ficci¨®n di¨¢logos con la realidad inmediata, existen algunos intentos de novelar las huellas de la matanza. Ricardo Men¨¦ndez Salm¨®n en El corredor (novela que transcurre durante el 11 de marzo de 2004), Madrid blues, de Blanca Riestra (que cuenta la vida de una veintena de personas unos d¨ªas antes de los atentados) o La piedra en el coraz¨®n, novela breve de Luis Mateo D¨ªez son algunos ejemplos de nacidos de aquel dolor p¨²blico.
- Relato reticular. La ruptura del orden cronol¨®gico y causal convierten el relato en un enigma, una historia fragmentaria por descifrar. La b¨²squeda de la coherencia es un objetivo en s¨ª mismo de la lectura. El relato reticular, frente al narrativo, despliega un abanico de variantes a partir de un motivo, una situaci¨®n, un personaje o una met¨¢fora. La profesora Genevi¨¨ve Champeau, de la Universidad de Burdeos, habla (a partir de autores tan dispares como Antonio Mu?oz Molina o Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo) de la colocaci¨®n del lector en el centro del dispositivo est¨¦tico: un nuevo tipo de lector-espectador-oyente que ha sido educado por la publicidad, el clip, el zapping o el montaje musical. El personaje, componente central de la narrativa decimon¨®nica, que sigue si¨¦ndolo en la novela hist¨®rica o policiaca, queda destronado en la novela reticular.
- Novelas 'pensamentales'. El t¨¦rmino no es nuevo: lo recoge Gonzalo Sobejano de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez para definir la novela que se dirige hacia el ensayo. La novela que implica a un autor-pensador. La novela busca el sentido de la realidad y del mundo. El autor Manuel Alberca como ejemplo de autor de autoficciones que al atribuir a su protagonista la misma identidad que la del autor parecen ver¨ªdicas como las autobiograf¨ªas. Una estructura h¨ªbrida que presenta lo imaginario como real y que no es una apolog¨ªa de la falsificaci¨®n sino todo lo contrario. La autoficci¨®n nos llama a neutralizar nuestra capacidad de ser cr¨¦dulos. Una tendencia literaria en la que est¨¢n Luis Goytisolo, Javier Mar¨ªas o Enrique Vila Matas. En su conferencia, Gonzalo Sobejano a?adi¨® que comprar un libro es la ¨²nica forma que conoce para luchar contra "el dolor, el enga?o, el olvido y la muerte".
- Autores literarios o autores de mercado. La trivializaci¨®n de la novela es para el cr¨ªtico Santos Alonso una de las claves del actual estado de la literatura espa?ola. Sin dar nombres ("no quiero entrar en debates de combate") divide el panorama en escritores de mercado y escritores de literatura. Campa a sus anchas la novela light y previsible, de frases hechas y clich¨¦s que matan la "imaginaci¨®n" y el lenguaje "literario". El colmo de lo novedoso, a?ade, se limita a repetir formas arcaicas de los a?os sesenta o setenta, y cr¨ªticos y periodistas "ignorantes o desmemoriados lo aplauden".
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