Bochorno
Ya est¨¢, ya pas¨®. As¨ª, como un ni?o enfermo, acariciado por su madre al emerger de la fiebre, deben sentirse hoy nuestros l¨ªderes. Ya est¨¢, ya pas¨®, ya terminaron estas elecciones tan engorrosas, que a ellos les han interesado menos que a nadie. Hoy ya pueden salir a la calle, jugar con sus compa?eros a apedrear a los de enfrente, sin tener que acordarse de decir de vez en cuando la palabra Estrasburgo, con lo dif¨ªcil que es pronunciarla bien, encima. Por eso, han preferido atrincherarse en t¨¦rminos m¨¢s castizos, que si la crisis, que si el empleo, que si el paro, que si el sastre, que si los esp¨ªas, que si el impuesto de matriculaci¨®n, que si tu plan no funciona, que si pues anda que el tuyo, que si estoy contigo, Paco.
Ha sido una campa?a bochornosa, como un ensayo de elecciones generales representado por actores aficionados, que balbuceaban con un chicle en la boca sin haberse aprendido el papel. Ha sido ineficaz, irresponsable, casposa y trist¨ªsima. Habr¨¢ costado un dineral, pero eso es lo de menos. Cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil creer en Europa, esa Arcadia feliz a la que los espa?oles que llegamos a conocer el franquismo, aunque fuera de refil¨®n, mir¨¢bamos como a la patria del progreso y la raz¨®n, de la civilizaci¨®n y las libertades. A la que miramos despu¨¦s como un contrapoder universal, capaz de sostener el concepto de la sociedad del bienestar frente al neoliberalismo can¨ªbal de Estados Unidos. A la que ahora es mejor no mirar, para no ahogarse en el intento de divisar el fondo de su infinito ombligo.
Ya ni siquiera consuela hablar de la Europa de los mercaderes, porque lo que pasa va mucho m¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa. Europa cansa, porque est¨¢ cansada. Europa aburre, porque est¨¢ aburrida. Europa, aquella doncella seducida por un dios, se ha convertido en una vieja repintada, adicta al botox y a los rayos UVA. Y da pena verla.
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