Celibato
El Papa ha aumentado el poder de la Congregaci¨®n para el Clero con el fin de que castiguen m¨¢s duramente a los curas que rompen el celibato. Mira que es mani¨¢tica la Iglesia con esto del sexo, vive Dios. Aunque, en realidad, la obsesi¨®n no es estrictamente con el sexo, sino con la coyunda tradicional entre hombre y mujer. Porque est¨¢n surgiendo por doquier bochornosos incidentes de pederastia y la Iglesia no parece reaccionar con la misma inquina. Vamos, que el Papa no ha dicho nada de aumentar los castigos para los ped¨®filos. Los curas son seres humanos y, como tales, contradictorios y falibles. No me sorprende que haya pederastas entre los sacerdotes: por desgracia los hay por todas partes. Lo que me indigna es la tibieza con que eso se persigue dentro de la Iglesia oficial. Y mientras tanto, en cambio, atizan de lo lindo al cura que se acuesta con una mujer consentidora y adulta.
El celibato es un invento tard¨ªo de la Iglesia. Durante m¨¢s de un milenio nada impidi¨® que los curas tuvieran esposa. Muchos sacerdotes, bastantes obispos y unos cuantos papas estuvieron casados. Fue Gregorio VI quien se invent¨® lo del celibato en 1073. Y a la gente le pareci¨® algo tan absurdo que los curas siguieron cas¨¢ndose como si nada. De manera que en el Concilio de Letr¨¢n, 50 a?os m¨¢s tarde, tuvieron que declarar ilegales esos matrimonios. Algunos historiadores sostienen que esa s¨²bita fobia anticonyugal fue por la herencia. Las propiedades del cura c¨¦libe pasaban a la Iglesia, y no a la viuda y los hijos (esto explicar¨ªa la tirria vaticana a las relaciones adultas heterosexuales). Los expertos tambi¨¦n aseguran algo bastante obvio: que la prohibici¨®n del trato con mujeres aument¨® la misoginia y el machismo en los pa¨ªses cat¨®licos. El celibato s¨®lo puede ser una opci¨®n personal; que sea obligatorio es insensato y perverso.
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