No es cuesti¨®n de sentimientos
Hace ya una treintena de a?os me pareci¨® disparatado el plan nuclear que hab¨ªa sido dictado al ministerio por las empresas el¨¦ctricas y hace ahora 25 que particip¨¦ en el dise?o de la moratoria nuclear bajo la autoridad del ministro Solchaga y del secretario general de la Energ¨ªa Mart¨ªn Gallego. El entonces criticado par¨®n nuclear evit¨® la quiebra de algunas de dichas empresas.
Pero ni entonces ni ahora entend¨ªa el porqu¨¦, respecto a la energ¨ªa nuclear, el ser anti era progresista y ser pro, conservador y de derechas. Quiz¨¢ el origen militar de la fisi¨®n del ¨¢tomo, la prepotencia de las empresas y del sector bancario que se beneficiaba de sus inversiones, garantizadas por la tarifa el¨¦ctrica, explicaba los sentimientos (que no las razones) de los que se opon¨ªan a la energ¨ªa nuclear.
El tiempo pasa y resurge la pol¨¦mica, con ra¨ªces en los mismos sentimientos de entonces y se plantea el cierre eventual de la central de Garo?a, a¨²n con el informe favorable sobre su seguridad por parte del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Lamentablemente, uno tiene la impresi¨®n de que el dictamen del Consejo no ser¨¢ relevante, sino los sentimientos declarados del presidente del Gobierno y los fundamentos de un estudio de la Fundaci¨®n Ideas, del PSOE, que ha sido hecho p¨²blico hace pocas semanas y que est¨¢ redactada con toda evidencia por Greenpeace y por un conocido militante antinuclear.
Ante este informe, se me ocurren algunas cosas que me parecen razonables.
1. El Gobierno debe tomar decisiones sobre bases contrastadas y no en funci¨®n de afirmaciones repetidas hasta la saciedad, pero sin contraste factual alguno.
2. El problema es, primero, de seguridad, y s¨®lo es responsable al respecto el Consejo de Seguridad Nuclear, del que fui presidente durante siete a?os y de cuya competencia no duda nadie en el mundo nuclear. Desde luego me parece audaz que Greenpeace o el se?or Coderch se erijan en vigilantes oficiales de la seguridad.
3. El problema de los residuos existe, pero es controlable y yo dir¨ªa resoluble si se consigue que se instale un almacenamiento experimental en alguna zona geol¨®gicamente adecuada del pa¨ªs.
4. Sorprende que el estudio se extienda en demostrar la falta de competitividad de la generaci¨®n el¨¦ctrica nuclear. De ser as¨ª, no deber¨ªa preocupar a los antinucleares que han hecho el informe. Estamos de acuerdo en que el Estado no debe, de ning¨²n modo, subvencionar la energ¨ªa nuclear y, por ello, si sus c¨¢lculos son ciertos, morir¨ªa por razones econ¨®micas, tirando sus enemigos flechas a un fantasma.
5. Pero cualquiera que sea el coste del kilovatio nuclear en una central nueva, en una amortizada ser¨ªa realmente bajo: en la prolongaci¨®n de su producci¨®n se obtendr¨ªan miles de millones de euros extra.
Es inadmisible que una pol¨ªtica de izquierdas pueda despreciar la enorme cantidad de dinero que representa, en condiciones de seguridad, la prolongaci¨®n de la vida de las centrales existentes. Esa suma es incierta pues depende del precio futuro del petr¨®leo pero podr¨¢ llegar a cifras de m¨¢s del 50.000 millones de euros, que no deber¨ªan ser un beneficio extra de las empresas, sino, por ejemplo, ayudar a financiar el desarrollo de las energ¨ªas renovables. ?stas no llegar¨¢n a avanzar sin grandes recursos de I+D, aunque no creo que pueda conseguirse en 2050 el 100% de renovables en la generaci¨®n el¨¦ctrica, como pretende el informe de Ideas, recogiendo un viejo eslogan de Greenpeace. No parece de recibo y desde luego no es progresista, en la triste coyuntura econ¨®mica actual, que se quemen, como papel de fumar, miles de millones, por la presi¨®n de unos pocos creyentes que pretenden satisfacer sus prejuicios. Pero tampoco lo ser¨ªa que se les proporcionase a las el¨¦ctricas unos enormes beneficios regulatorios sobrevenidos, prolongando la vida de las nucleares, sin imponer a cambio condicionantes que redunden en el inter¨¦s general.
6. El mantenimiento de la producci¨®n el¨¦ctrica nuclear permite reducir la emisi¨®n de CO2 a la atm¨®sfera, mientras se van extendiendo las energ¨ªas renovables en condiciones econ¨®micas aceptables.
Juan Manuel Kindel¨¢n es ingeniero de Minas y ex presidente del Consejo de Seguridad Nuclear.
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