"Ponga: A Manoli, que tiene el mejor cuerpo de Madrid"
Javier Mar¨ªas retoma el ritual de las firmas con motivo de la edici¨®n de su volumen de art¨ªculos 'Lo que no vengo a decir'
"Ponga, por favor: A Manoli, que tiene el mejor cuerpo de Madrid". A Javier Mar¨ªas, madrile?o de 1951, lo ¨²nico que le molesta de firmar en la Feria del Libro es que le dicten la dedicatoria. Sobre todo si es como la de Manoli, incluida en uno de los art¨ªculos publicados durante los dos ¨²ltimos a?os en El Pa¨ªs Semanal y recopilados ahora en Lo que no vengo a decir (Alfaguara).
Por lo dem¨¢s, le gusta ir al Retiro. Cuando tenia 19 a?os comenz¨® a hacerlo como autor. Desde entonces, ha dedicado, generalmente en casetas de librer¨ªas peque?as, cientos de libros propios. Tambi¨¦n alguno de Benet, Pombo, P¨¦rez-Reverte o de su propio padre a los lectores despistados. En esta feria que termina el domingo el autor de Todas las almas, futbolero empedernido, se ha saltado incluso el veto a las dedicatorias dictadas: "Me pidieron una 'para un rayista entristecido' y ced¨ª".
"Un art¨ªculo es un 'sprint' de tres horas del que sales cansado", explica
"Soy un pelma, pero es que las cosas hay que decirlas muchas veces"
Javier Mar¨ªas tiene todav¨ªa sobre la mesa el original mecanografiado del tercer volumen de Tu rostro ma?ana, su ¨²ltima novela. La escritura de ese libro monumental atraviesa varios de los art¨ªculos reunidos ahora. ?No es una distracci¨®n tener que escribir un art¨ªculo semanal de dos folios para alguien que ha pasado ocho a?os inmerso en una historia de casi mil seiscientas p¨¢ginas?: "Distrae, s¨ª, pero un art¨ªculo es un sprint de tres horas del que sales cansado. Cuando lo escribo no trabajo en la novela que tenga entre manos. Y agradezco que se me obligue a no escribir. Te obliga a pensar. Y no est¨¢ mal pensar".
Lo que no vengo a decir es la s¨¦ptima recopilaci¨®n de art¨ªculos dominicales de Javier Mar¨ªas, que considera el g¨¦nero como "el m¨¢s modesto de todos". En su caso, no obstante, han ido dando forma a una especie de "diario involuntario". La decadencia de la educaci¨®n, el orgullo de los ignorantes y el bajo nivel de los pol¨ªticos conviven con reflexiones sobre el uso de la lengua, la Semana Santa y el Real Madrid en un volumen que su autor pens¨® titular El pelma ante los plastas. "Yo soy pelma, efectivamente, pero es que las cosas hay que decirlas muchas veces".
Los plastas no son los lectores sino las instituciones con las que polemiza Mar¨ªas cada domingo. Al final opt¨® por un t¨ªtulo que refleja la sensaci¨®n de incomprensi¨®n que invade regularmente al escritor, que "cada dos o tres semanas" se plantea dejar de escribir en los peri¨®dicos: "Hace poco conoc¨ª personalmente a Ferlosio, y me dijo que un art¨ªculo de prensa no mueve ni una hoja. Yo tambi¨¦n tengo esa sensaci¨®n. Aunque a veces hay gente que los agradece. Todos los que escribimos columnas tenemos el deseo de influir un poco. No tendr¨ªa sentido escribir sin ese af¨¢n de convencer, de razonar, de argumentar".
Los art¨ªculos de Javier Mar¨ªas tienen una virtud cada vez menos frecuente: son imprevisibles. "No tiene mucho sentido escribir en prensa", dice, "si es para decir lo que ya opina todo el mundo. Y lo que opina la ¨¦poca, sobre todo. La gente, y me incluyo, no nos damos mucha cuenta de hasta qu¨¦ punto pensamos muy poco por nosotros mismos. Hay valores que son de la ¨¦poca y que se dan tan por sentados que nadie se para a pensar si est¨¢n bien o mal. Si eres de derechas toca decir esto; si de izquierdas, esto otro. No me interesa".
Muchos de los dardos del autor de Coraz¨®n tan blanco se dirigen contra la tiran¨ªa de la novedad, que convierte en prehistoria todo aquello que tenga m¨¢s de un mes de vida: "La impaciencia por lo nuevo es tal que basta que algo sea presente para que inmediatamente sea antiguo y pasado. Ya no cuenta. Como si todo tuviera existencia mientras no existe. Parece que lo importante es consumir. No hay ni un sedimento ni un aprecio de las cosas". La situaci¨®n puede llegar a ser angustiosa para un escritor que pasa meses trabajando en un libro. "?ste es un trabajo artesanal", explica. "Trabajamos como los artistas de la Edad Media. Tenemos otros instrumentos, aunque yo no use el ordenador, pero la escritura sigue necesitando sus ritmos, sus pausas. Es terrible que algo que lleva a?os en pocos d¨ªas se d¨¦ por ya visto".
Mientras sigue escribiendo cada s¨¢bado el art¨ªculo que se publicar¨¢ dos semanas despu¨¦s, Javier Mar¨ªas ha empezado, despu¨¦s del "vaciamiento" de Tu rostro ma?ana, una nueva novela: "He vuelto a la ficci¨®n quiz¨¢s m¨¢s temprano de lo que yo esperaba, pero no estoy muy seguro de si va a llegar a algo. Despu¨¦s de un libro tan extenso, sab¨ªa que cuanto m¨¢s tardase en acometer algo nuevo m¨¢s me iba a costar hacerlo. Quer¨ªa romper el temor de no escribir otra novela". Eso s¨ª, despu¨¦s de un esfuerzo as¨ª, dice, todo lo que venga ser¨¢ una propina. Aunque a?ade: "A veces lo mejor de un autor son sus propinas".
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