La rima consonante de Mag¨¹i Mira
La directora y actriz estrena en San Petersburgo su montaje de Cuento de invierno y prepara La marquesa de O y El cerco de Leningrado. Los actores rusos "trabajan a golpe de coraz¨®n. Son capaces de crear verdad en cualquier circunstancia", afirma
En San Petersburgo, durante el mes de junio, los crep¨²sculos duran hasta el amanecer. "Una luz azul pur¨ªsima ba?a la ciudad toda la noche. Se me hace dif¨ªcil dormir aunque eche las cortinas, porque la siento sin verla", explica Mag¨¹i Mira mientras el sol se pone. Acaba de llegar a su hotel, desde el teatro Fontanka, donde est¨¢ dirigiendo Cuento de invierno con la compa?¨ªa titular. Probablemente, ¨¦sta sea la primera vez que un director espa?ol dirige a una compa?¨ªa estable rusa, si dejamos aparte el caso excepcional de ?ngel Guti¨¦rrez, criado y educado en Mosc¨² tras la Guerra Civil. Mag¨¹i Mira todav¨ªa se pellizca cuando cruza los tres r¨ªos que separan el hotel del teatro, erguido en la rivera del Fontanka. Hace dos veranos estren¨® en Madrid la versi¨®n espa?ola de Cuento de invierno, con el ingl¨¦s Will Keen en el papel del psicop¨¢tico rey Leontes. A la salida, un hombre enjuto, menudo y t¨ªmido, Simeon Spivak, la esperaba en la calle: "Quiero que dirija a mis actores en este mismo montaje", le solt¨® sin pesta?ear. Cuando la llam¨® para formalizar el encargo, segu¨ªa sin cre¨¦rselo.
"La misi¨®n del director es aumentar la confianza del int¨¦rprete. Minarla deber¨ªa estar penado por ley"
"Hay momentos en que la vida rima', me dec¨ªa el maestro William Layton", recuerda Mag¨¹i. Estos d¨ªas, su vida rima en consonante. "Estreno Cuento de invierno (el s¨¢bado que viene). Luego, regreso a Espa?a para montar La marquesa de O, relato de Heinrich von Kleist sobre una joven embarazada, que cree no haber conocido var¨®n: la viol¨® un oficial ruso mientras estaba desmayada. Y el a?o pr¨®ximo protagonizar¨¦ El cerco de Leningrado, de Sanchis Sinisterra, dirigida por Jos¨¦ Carlos Plaza. Todo es pura coincidencia: no quiero ponerme esot¨¦rica, pero cuanto veo en San Petersburgo alimenta el imaginario de estos dos espect¨¢culos: entro en el Ermitage y doy por todas partes con retratos que podr¨ªan ser del militar que tom¨® a la marquesa".
Los cuadernos escolares rusos de tapa ¨¢spera y descolorida, con las siglas del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica impresas, donde Mag¨¹i toma sus notas de direcci¨®n (comprados a unas pocas manzanas del hotel), son iguales que los que la poblaci¨®n fam¨¦lica de San Petersburgo hubo de comerse para enga?ar el hambre, sesenta a?os ha, junto con cualquier cosa de origen vegetal que tuviera a mano, durante el asedio alem¨¢n, interminable y sanguinario. La actriz-directora se hace una p¨¢lida idea del invierno que desarbol¨® la Wehrmacht por los trozos de hielo que hasta hace unas semanas arrastraba el cauce sinuoso del Neva. "Ahora bajan barcazas repletas de turistas". El roce con sus actores le est¨¢ dando la medida exacta de la tenacidad rusa. "Lo esencial es que me he ganado su confianza. La labor primera de un director es seducir y convencer a sus actores. He tenido que conseguir que aceptasen interpretar a Shakespeare en prosa, porque, como lo hacen siempre en verso, se sent¨ªan desvalidos sin ese asidero. Son atletas, f¨ªsica y emocionalmente: trabajan a golpe de coraz¨®n, sin acusar el desgaste. Son capaces de crear verdad en cualquier circunstancia".
Mag¨¹i Mira se pasar¨ªa horas hablando de ellos. Como el Fontanka es un teatro de repertorio, con veinte t¨ªtulos en rotaci¨®n, tiene un elenco ampl¨ªsimo: "La mayor¨ªa de mis actores doblan ensayos, porque cada d¨ªa hacen una funci¨®n distinta. Se pasan doce horas en el teatro. Su compromiso es absoluto. Cuando llegu¨¦, hac¨ªa una pausa para comer, pero me dijeron: 'Nosotros comemos cuando podemos. T¨² haz tu trabajo y no te preocupes de eso'. Ahora paro diez minutos para tomar una sopa fr¨ªa, echar un pitillo o ir al ba?o".
Cuento de invierno se queda en el Fontanka ad aet¨¦rnum, como es costumbre en Rusia. Se seguir¨¢ representando durante una d¨¦cada, una o m¨¢s veces al mes, seg¨²n su ¨¦xito. "El teatro aqu¨ª no es de usar y tirar. Los rusos se extra?an de que en Espa?a repitamos la misma funci¨®n a diario, porque los personajes, dicen, hay que dejarlos reposar. Mientras que los actores espa?oles luchamos para dar la impresi¨®n de que lo que hacemos sucede por vez primera, los rusos pueden olvidarse del personaje durante d¨ªas o durante semanas, y crear verdad esc¨¦nica cuando lo retoman. Ellos tratan al director de t¨² a t¨²: te dicen lo que piensan a las claras, sin miedo. No necesitan hacerte la rosca, porque tienen el trabajo asegurado. Son pasionales. Cuando se les hincha la vena, dan miedo. Si hay un desacuerdo, la temperatura emocional es incendiaria: gritan si es necesario, pero nadie sale de all¨ª sin resolver el desacuerdo, porque les va media vida en ello. ?Tienen que hacer esa funci¨®n durante diez a?os! Por eso me advierten: 'Esto son discusiones de trabajo: no tienen nada que ver con lo personal'. Despu¨¦s de dos meses y medio con ellos, los entiendo sin comprender lo que dicen, pero al principio era todo como un susto". Tambi¨¦n ve diferencias entre actores rusos y brit¨¢nicos: "El actor ingl¨¦s es sobre todo palabra. El ruso podr¨ªa cambiar el texto y seguir comunicando lo mismo".
Este montaje de Cuento de invierno, en el que colaboran tambi¨¦n su hija Elena Sanch¨ªs, dise?adora de vestuario, y el iluminador Jos¨¦ Manuel Guerra, est¨¢ sirviendo para abrir, dice, "un corredor hispanorruso con tuneladora. El tel¨®n de acero cultural no ha ca¨ªdo. Aqu¨ª est¨¢n muy protegidos de las modas: no les llegan ni les interesan. El alfabeto cir¨ªlico act¨²a de barrera".
A dos semanas del estreno, no tiene un minuto para pensar en otra cosa. Llegado un momento, el director ha de ser un dique: la menor grieta puede causar un desbordamiento. Auxiliada siempre por su traductora, busca las palabras justas para no meterse en jardines. No nos metamos, y hablemos de La marquesa de O, que Eric Rohmer llev¨® al cine. "En Espa?a no se ha hecho. Es un estudio magn¨ªfico sobre la culpa y el perd¨®n. Oficial violador y violada se casan, con un contrato en el que ¨¦l jura que no la tocar¨¢. Es un cuento que te coloca el alma humana ah¨ª, desnuda, abierta en canal, desamparada, en una situaci¨®n que sobrepasa a sus protagonistas y les obliga a tomar decisiones tempestuosas. El nacimiento de su hijo destruye un orden viejo e in¨²til. Amaia Salamanca debuta en teatro con este papel. Juan Jos¨¦ Otegui y Tina Sainz interpretan a sus padres, y Josep Linuesa al oficial ruso. La dramaturgia es m¨ªa, y la versi¨®n, de Emilio Hern¨¢ndez".
Mag¨¹i Mira empez¨® a dirigir teatro tard¨ªamente. "Di ese paso por culpa de Jos¨¦ Carlos Plaza. Me dijo en el a?o 2000 que le hab¨ªa llegado un texto maravilloso de Caryl Churchill que s¨®lo pod¨ªa dirigirlo yo. Tan inconsciente fui que me lo cre¨ª. Le agradecer¨¦ ese enga?o toda la vida. Nunca sent¨ª deseos de dirigir, ni ten¨ªa mucha idea del oficio, pero s¨ª buenos maestros a mi alrededor, empezando por Jos¨¦ Carlos Plaza y por Emilio Hern¨¢ndez, y acabando por Declan Donnellan, con quien mantengo una relaci¨®n excelente".
Despu¨¦s de Top Girls mont¨® Master Class, de Terrence McNally; El perro del hortelano, de Lope; una adaptaci¨®n de un cuento de Colette; El censor, de Anthony Neilson; Morocco Bar, de su hermano Carles Mira..., sin dejar de actuar entretanto en montajes de otros. Agust¨ªn Gonz¨¢lez cogi¨® una vez por el hombro a un actor joven, le se?al¨® al director de escena con la otra mano y le dijo: "Mira, ¨¦se de ah¨ª es tu enemigo". "S¨®lo en algunos casos", dice Mag¨¹i. "La misi¨®n del director es aumentar la confianza del int¨¦rprete. Minarla deber¨ªa estar penado por ley". Sin embargo, hay directores que gritan y humillan a los actores. "Los que hacen eso son psic¨®patas, y carecen de talento. En tales casos, tenemos que dejar que pase el chaparr¨®n sin que se nos altere la adrenalina. Ver la situaci¨®n desde fuera, intentar que no nos da?e y, si podemos permit¨ªrnoslo, no volver a trabajar con esa persona. Pero no siempre podemos escoger".
Cuento de invierno, de William Shakespeare. Teatro de la Juventud del Fontanka. San Petersburgo. Estreno el 20 de junio. La marquesa de O, de Heinrich von Kleist. Alicante. Teatro Principal. 30 de octubre. Madrid. Teatro Bellas Artes. A partir de noviembre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.