Pandemia vamp¨ªrica
Guillermo del Toro prometi¨® a los monstruos de su habitaci¨®n de ni?o que les dedicar¨ªa su vida si le dejaban convivir con ellos. "Espero que nunca me dejen solo", escribe en Nocturna, primera novela de la terror¨ªfica Trilog¨ªa de la Oscuridad, que firma con Chuck Hogan.
Director, productor y guionista. Esos tres trabajos resumen de un plumazo la labor de Guillermo del Toro. En ocasiones tambi¨¦n ha hecho de actor y al principio trabaj¨® en el campo de los efectos especiales y dise?o de maquillaje. Adem¨¢s, es un apasionado por los c¨®mics, un friki que se dir¨ªa hace a?os con desd¨¦n y ahora con respeto hacia los que se han convertido en el motor de la cultura del siglo XXI. Del Toro (Guadalajara, M¨¦xico, 1964) siempre ha estado ah¨ª. Cuando s¨®lo unos pocos le conoc¨ªan gracias a pel¨ªculas como Cronos, El espinazo del diablo o Hellboy. O cuando El laberinto del fauno y sus seis candidaturas a los Oscar -incluidas tres victorias- hicieron del m¨¢s marginal de los "tres amigos" (como se llama el triunvirato mexicano que completan Alfonso Cuar¨®n y Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu) uno de los realizadores m¨¢s admirados del planeta, un verdadero autor y el hombre de goma a juzgar por la d¨¦cada prodigiosa que Guillermo del Toro est¨¢ preparando y que en la pantalla empezar¨¢ con su adaptaci¨®n de El Hobbit. Una d¨¦cada que en realidad arranc¨® con la presentaci¨®n a media noche de Nocturna (Suma de letras), una nueva criatura de la mente de Del Toro, uno de sus monstruos, de sus pesadillas, de esas evocadoras im¨¢genes hasta ahora f¨ªlmicas pero que con la publicaci¨®n de esta primera novela dejan ahora huella en el campo de la narrativa literaria. "Para m¨ª no existe diferencia entre cine, literatura y c¨®mics. La escuela de cine a la que asist¨ª en M¨¦xico era de escritura de gui¨®n. Y no veo ning¨²n sacrilegio en disfrutar como consumidor de la cultura de cualquiera de sus expresiones. Me gusta tanto Carlos Gim¨¦nez como Vel¨¢zquez y eso no significa que un artista, que una forma art¨ªstica, sea superior a la otra. Carlos Gim¨¦nez es una instituci¨®n narrativa visual en el arte espa?ol como lo son Vel¨¢zquez o Goya", asegura tan pol¨¦mico como bonach¨®n.
"No existe diferencia entre cine, literatura y c¨®mics. Y no veo ning¨²n sacrilegio en disfrutar de la cultura en cualquiera de sus expresiones"
Con una biblioteca de m¨¢s de 4.000 libros y 10.000 c¨®mics, la ¨²ltima vez que los cont¨®, a Del Toro lo que le gusta es transgredir las barreras y que s¨®lo el material, su nueva pesadilla, sea quien elija el medio. De ah¨ª nace su primera novela, la primera de una trilog¨ªa dedicada a lo ¨²nico que, hablando en plata, le "acojona profundamente, la idea de un cuerpo reanimado que tiene hambre". Habla de los vampiros, no esos pr¨ªncipes de la noche desgarbados y atractivos en su languidez que son de nuevo los ¨ªdolos de la adolescencia gracias a fen¨®menos como Crep¨²sculo. Tampoco habla de las sanguijuelas cotidianas, de esos "monstruos de la pol¨ªtica o del entorno social". "Hablo de los vampiros que realmente me disgustan, de los que me dan puro terror. El mito del vampiro parasitario y brutal", describe de los protagonistas de su esfuerzo literario. La p¨¢gina en blanco no le asusta, al contrario, le pone y mucho. "Bien o mal he escrito guiones, he escrito narraciones, he escrito el libro aquel de Hitchcock ladrillesco", se r¨ªe de s¨ª mismo. Tambi¨¦n est¨¢n sus cuadernos de notas, esos que siempre lleva consigo y donde anota todo lo que se le pasa por la cabeza y que luego regurgita en pantalla, anotaciones con palabras, manchas e ilustraciones de su cu?o que espera publicar en breve en una edici¨®n facs¨ªmil de Palace Press.
Pero Nocturna responde a un proyecto m¨¢s ambicioso. "La idea nace como un ejercicio especial, un arco dram¨¢tico largo que no puede ser contenido en dos horas de pel¨ªcula ni en un libro", comenta de una idea que inicialmente formul¨® como miniserie televisiva. Cuando la cadena Fox le dijo que quer¨ªa una comedia se dio media vuelta y se march¨® con su sinopsis bajo el brazo. Un purista debajo de su imagen de buda contestatario, Del Toro aclara que el libro que ahora publica Suma de Letras no es una "adaptaci¨®n" sino una "reformulaci¨®n" de ese experimento que le interesaba demasiado como para dejarlo morir en un armario. Y lo de la coautor¨ªa de la trilog¨ªa junto a Chuck Hogan, autor de best sellers de novelas policiacas, lo justifica con la necesidad de contar a su lado con alguien "con esa sensibilidad para lo inmediato", ese tono de cotidianidad y de investigaci¨®n cient¨ªfica tipo CSI que quer¨ªa darle al libro. El mismo tono que en su opini¨®n y salvando siglos de distancia tiene el Dr¨¢cula de Bram Stoker. La diferencia: "Que en la actualidad es infinitamente m¨¢s inquietante encontrarte con un hombre lobo en el parking de El Corte Ingl¨¦s que en los bosques de Transilvania".
Para Del Toro es precisamente de esta yuxtaposici¨®n de la que sale el arte, de ese momento "en el que pegas una langosta al tel¨¦fono o firmas un mingitorio". En Nocturna fue la idea de poner a los vampiros anidando en lugares de enorme dolor social la que le atrajo, situando el coraz¨®n de su trama en el poso que dej¨® el 11-S de la misma forma que El laberinto del fauno se desenreda en plena posguerra espa?ola. "Hay una gran necesidad de so?ar con algo m¨¢s que la realidad. La pandemia vamp¨ªrica es infinitamente m¨¢s atractiva que la fiebre porcina", reta el visionario a usar la imaginaci¨®n para evadir las pesadillas reales o reflexionar en ellas desde la monstruosa ficci¨®n. De ah¨ª que en su biblioteca convivan pac¨ªficamente todos esos libros que ama, tratados de vampiros como Passport to the Supernatural, de Bernhardt J. Hurwood, con El Aleph, de Jorge Luis Borges; novelas pulp o Pedro P¨¢ramo, de Juan Rulfo. Y a la cabeza, el Frankenstein de Mary Shelley, y Grandes esperanzas, de Charles Dickens. "Para m¨ª no existe diferencia entre lo que llaman literatura seria con la no tan seria. Lo ¨²nico serio, lo preocupante, es que la gente crea en la seriedad a la hora de hacer arte", pontifica. No le entiendan mal: la seriedad existe. "Para hacer cine tienes que ser muy serio. Y muy disciplinado. Pero la gente preocupada por esa seriedad con may¨²sculas, realmente tiene tan poco control sobre su destino cultural como la gente que s¨®lo filma o escribe guiado del placer de hacer".
Para Del Toro ese placer empez¨® muy temprano. Algunas de sus historias dicen que a los dos a?os cuando, aterrorizado por un episodio de la serie de televisi¨®n En los l¨ªmites de la realidad, hizo un pacto con los monstruos de su armario por el que les dedicar¨ªa su vida si le permit¨ªan convivir en el mismo cuarto sin hacerle da?o. Suena a uno de sus guiones pero en la realidad el pacto permanece a juzgar por la dedicatoria de Nocturna que, junto a su esposa y sus hijas, menciona "a todos los monstruos de mi habitaci¨®n infantil. Espero que nunca me dejen solo". Su filmograf¨ªa demuestra que nunca le han dejado y mientras Cuar¨®n y Gonz¨¢lez I?¨¢rritu prefer¨ªan a Clive Owen o a Brad Pitt a la hora de rodar, Del Toro filmaba historias de vampiros, cucarachas gigantes o fantasmas impenitentes por no hablar de Hellboy. Un cine que defiende sin complejos aunque le ha hecho "profundamente vulnerable" al doble est¨¢ndar de la cultura. Como aquella vez que le dijeron en un festival que no pod¨ªan premiar El laberinto del fauno por ser "una pel¨ªcula de g¨¦nero, no de intenci¨®n". "Ahora tratamos a Dickens con respeto pero William Thackeray detestaba sus novelas por populistas, demasiado accesibles. Y las primeras pel¨ªculas de Chaplin eran criticadas por su humor bajo, para inmigrantes que no respetaban las instituciones. Ahora es ic¨®nico", suspira.
Instalado en Nueva Zelanda, donde rodar¨¢ El Hobbit, sus labios est¨¢n sellados sobre este esperado proyecto con un presupuesto de 300 millones de d¨®lares que dividir¨¢ el libro de J. R. R. Tolkien en dos entregas que se estrenar¨¢n en 2011 y 2012. Ni tan siquiera ha sacado a pasear sus famosos cuadernos de notas por miedo a perderlos y comprometer la producci¨®n de Peter Jackson. Del Toro es m¨¢s generoso a la hora de hablar de su m¨¦todo de trabajo, disciplinado y donde la clave est¨¢ en "compartimentar" cuanto m¨¢s mejor. "En un mismo d¨ªa empiezo temprano con los proyectos personal¨ªsimos. En este caso la novela me ocupa las primeras dos o tres horas de mi d¨ªa. Luego el resto lo dedico al proyecto en curso, ahora El Hobbit. Y en la noche, si la situaci¨®n es propicia, vuelvo a escribir. Y si no lo es, la noche muere pero la madrugada es m¨ªa", recuenta su horario. Su metodolog¨ªa requiere total concentraci¨®n y de ah¨ª que en su despacho ya saben que si en la puerta est¨¢ colgado el cartel de "v¨¢yanse a la mierda, estoy escribiendo", significa que no tienen que llamar. El d¨®nde no le preocupa tanto como el tiempo que le dedica a esta pasi¨®n. "Porque escribir es como el gimnasio, y yo que soy gordo lo s¨¦. Cuando dejas de ir un d¨ªa, dejas de ir un a?o", bromea con seriedad. Tampoco hay diferencia en lo que escribe aunque tras haber probado la narrativa, Del Toro reconoce que es mucho m¨¢s liberadora que escribir guiones. Trabajo constante, sin interrupciones pero con m¨²sica, por ejemplo, Arvo Park, Joe Hishiahi, Michael Nyman y Craig Armstrong en ciclo con continuo mientras escribi¨® El laberinto del fauno.
Como lector s¨ª que prima el lugar y este devorador de libros tiene su biblioteca organizada por temas, creando espacios para la lectura con atriles, cuadernos para tomar notas y buena iluminaci¨®n. "Leer es un asunto serio", dice sin comprender a los que leen en la cama. "De ni?o lo hac¨ªa por necesidad, porque me apagaban la luz y le¨ªa debajo de las s¨¢banas. De adulto jam¨¢s", aclara con avidez de lector en sus ojos azules. Su biblioteca es ahora lo que llama su "mansi¨®n de la locura", junto a sus monstruos, sus juguetes y sus pinturas. Tambi¨¦n est¨¢n sus pel¨ªculas, donde el Frankenstein de James Whale es su preferida junto con Los olvidados de Luis Bu?uel o La sombra de una duda de Alfred Hitchcock. Y sus videojuegos, donde En la sombra del coloso, Ico o Bioshock son los m¨¢s admirados por su propuesta visual y hacen de su PS3 lo que llama "el modelo T", el germen de esa plataforma futura de entretenimiento. "Siempre seguir¨¢ existiendo un cine autoral de (Pedro) Apel¨ªculas lineales y contenidas. Pero el cine lmod¨®var, de (Jim) Jarmusch, de evento, el gran espect¨¢culo hollywoodiense, va a migrar a una sola plataforma donde hay mucho que aprender del lenguaje visual del videojuego", augura desde?ando una vez m¨¢s a los que prefieren quedarse anclados en eso que llaman cultura con may¨²sculas. "Para ellos mencionar la palabra videojuegos es como hablar de un drogadicto infecto y nefasto. Una actitud puritana incapaz de darse cuenta de lo cerca que est¨¢ el momento en el que esa forma menor nos d¨¦ un Ciudadano Kane", arremete de nuevo sacudiendo los par¨¢metros cl¨¢sicos.
La sacudida tiene detonantes para toda una d¨¦cada. Y para m¨¢s. Sus proyectos en marcha, los que est¨¢n anunciados o los deseados (por ¨¦l o por sus seguidores) son una ristra tan larga que ni el propio Del Toro es capaz de enumerar. "Lo ¨²nico que s¨¦ es que estoy haciendo El Hobbit, estoy produciendo una pel¨ªcula en Australia que se llama No temas a la oscuridad y que hay otro proyecto para producir en Espa?a que se llama Los ojos de Julia". Tambi¨¦n est¨¢ anunciado su deseo de desarrollar Mam¨¢ con los hermanos Andy y B¨¢rbara Muschietti y le gustar¨ªa volver a trabajar con Juan Antonio Bayona en Hater. Adem¨¢s est¨¢ su proyecto con Cha-Cha-Cha, esa revoluci¨®n mexicana en Hollywood que mont¨® con Cuar¨®n y Gonz¨¢lez I?¨¢rritu y que ya ha estrenado su primera pel¨ªcula, Rudo y cursi, de Carlos Cuar¨®n. "Yo tengo m¨¢s tiempo, tengo tres a?os por delante y no siento la compulsi¨®n de anunciar otro proyecto porque me da un pudor horripilante", se r¨ªe de una lista que no cesa. Matadero 5, de Kurt Vonnegut; En las monta?as de la locura, de H. P. Lovecraft; Dr. Jekyll & Mr. Hyde, de Robert L. Stevenson, o incluso su propio Frankenstein son otros t¨ªtulos mencionados o deseados en el futuro de Del Toro. Adem¨¢s de los otros dos libros de la trilog¨ªa de Nocturna y de un esperado Hellboy 3. Lo que tiene claro es que no filmar¨¢ sus novelas, al menos en cine. "?Qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s de El Hobbit? No tengo ni idea. Mi carrera ha sido una sucesi¨®n de grandes y graves sorpresas. Entre Cronos y Mimic hay un lapso de cuatro a?os que jam¨¢s plane¨¦. Y otros cuatro hasta El espinazo del diablo en los que tampoco plane¨¦ que mi padre iba a ser secuestrado, que me tendr¨ªa que mudar del pa¨ªs, que me tendr¨ªa que declarar en bancarrota. Cosas que en retrospectiva son invisibles al mirar la filmograf¨ªa pero que me muestran una d¨¦cada nada prodigiosa. Por eso, como dijo John Lennon bell¨ªsimamente, la vida es lo que sucede mientras haces otros planes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.