El ni?o criminal
1 - Se nace as¨ª. De un padre que jam¨¢s ver¨¢s. Y de una joven puta que te abandonar¨¢ a los siete meses. Despu¨¦s, ni una sola fotograf¨ªa a la que agarrarse. Ni un rostro de la madre. S¨®lo una investigaci¨®n que acaba dici¨¦ndote que se llamaba Gabrielle Genet. Y nada m¨¢s. Jean Genet crey¨® verla algunas veces a lo largo de su vida. En Diario de un ladr¨®n evoca a una mendiga anciana, de rostro exang¨¹e y redondo como la luna, que le pide dinero en Barcelona. Una ladrona, piensa, y de inmediato la asocia con la santa puta joven, la madre no vista. "?Y si fuera ella? me dije mientras me alejaba de la pordiosera. Si lo fuese, ir¨ªa a cubrirla de flores y de besos. Llorar¨ªa de ternura sobre sus ojos de pez luna, sobre su cara obtusa y boba", escribe Genet.
Se nace y se vive as¨ª. Y ya no es que el ¨²nico misterio del universo sea que exista un misterio del universo, sino que no sabes ni tan siquiera de d¨®nde puedes haber salido y qu¨¦ haces aqu¨ª y si hay m¨¢s mendigas y misterios. La muerte termina por ser una certeza m¨¢s grande que su oscuro agujero. Y el mundo es grande, aunque no ha sido hecho para ti. Te adoptan unos se?ores, que te quieren mucho y son de un lugar adorable llamado Alligny-en-Morvan. All¨ª, cuando seas m¨¢s mayor, ser¨¢s del coro de la iglesia, ya ver¨¢s. Eso te dicen, pero a los 10 a?os les robas, y te vas. Ser¨¢s chapero, presidiario, mendigo y gran escritor. Y viajar¨¢s. Por toda clase de reformatorios, siempre pensando en la madre de la cara obtusa y boba, y tan buena. La madre que, de encontrarla, cubrir¨ªas de flores. Esa madre que a veces es una sombra, un fantasma que fornica al fondo de un tugurio del Paralelo de Barcelona.
2 - El ni?o criminal (publicado por Errata Naturae, otra nueva editorial independiente con un cat¨¢logo m¨¢s que atractivo) presenta dos textos breves de Genet, uno de 1948, el que da t¨ªtulo al volumen, y otro de 1954, Fragmentos, unas prosas que iban destinadas a un proyecto de libro tan extraordinariamente ambicioso que termin¨® siendo imposible llevarlo a cabo, como aquel libro que idealizara Mallarm¨¦.
Una reciente iniciativa acaba de incluir en la lista de "los libros menos vendidos" del momento El ni?o criminal, lo que le ha permitido a este volumen de Genet pasar con gran orgullo a ser uno de los worstsellers de la temporada y obtener as¨ª, frente a los halcones que promocionan Falcones, su inesperado primer gran no-¨¦xito entre nosotros. A Genet le gustar¨ªa mucho este fracaso espa?ol.
El ni?o criminal nos da pistas sobre la entrada y salida de la profunda crisis que padeci¨® el escritor entre 1947 y 1954 -"me hab¨¦is convertido en una estatua", les espet¨® a Sartre y Cocteau-, la gran crisis que le alcanz¨® cuando se sinti¨® irremediablemente extraviado, dislocado, asimilado por la cultura que le hab¨ªa sacado de la c¨¢rcel y hab¨ªa tratado de domesticarlo. Los dos textos seleccionados por Irene Ant¨®n -virtuosa especialista en Genet- se?alan los l¨ªmites de esa crisis. En ellos vemos a este santo autor entregarse, de manera m¨¢s expl¨ªcita y depurada que nunca -es decir, sin distraerse con la trama argumental de una novela y sin la necesidad de crear personajes ficticios-, a la comprensi¨®n de los dos temas que mayor peso tuvieron siempre en su obra: el crimen y la homosexualidad.
El ni?o criminal, primero de los dos textos, nos muestra el mundo de las colonias penitenciarias para menores. Genet, ni?o abandonado, ladr¨®n, desertor del ej¨¦rcito, vagabundo y homosexual que ejerci¨® la prostituci¨®n, se presenta ante el lector para exigirle la dureza de castigo que merecen todos sus cr¨ªmenes; los suyos propios, pero sobre todo los de sus admirados ni?os criminales.
En los Fragmentos de 1954 se lamenta de que los intelectuales le hayan convertido en otro, en la llamada bomba Genet. "Ese otro tiene que encontrar algo que decir", comenta. Y comienza a ser el escritor que buscar¨¢ -y al buscar saldr¨¢ de la crisis- los aut¨¦nticos caminos para ¨¦l. Caminos que le llevar¨¢n en la vida cotidiana, pero tambi¨¦n en su escritura, a ser alguien en constante primera l¨ªnea de fuego. Cuando la masacre -hoy todav¨ªa impune- de los campos de refugiados de Chabra y Chatila, Genet ser¨¢ uno de los primeros occidentales que entren all¨ª y se enfrenten con el pavoroso espect¨¢culo del crimen masivo, sobre el que escribir¨ªa m¨¢s tarde un texto imprescindible, Cuatro horas en Chatila.
Genet, santo y m¨¢rtir, hoy extra?o worstseller de nuestras listas de menos vendidos. Como dec¨ªa aquel personaje de Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n, "Espa?a y Genet somos as¨ª, se?ora".
www.enriquevilamatas.com
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