Los mediadores internacionales alertan de que ETA opta por la "extrema dureza"
Otegi quiere lanzar a bombo y platillo su polo soberanista sin violencia
Animada por las elecciones europeas, en que mejor¨® sus resultados de las auton¨®micas de hace tres meses, la izquierda abertzale quiere lanzar a bombo y platillo al inicio del oto?o su polo soberanista para tratar de recuperar el terreno perdido y encabezar la propuesta independentista en Euskadi, al margen del PNV. Con ese objetivo ha pedido a ETA que paralice su actividad en ese plazo.
Pero si ETA escucha la petici¨®n de la izquierda abertzale, lo har¨¢ con unas condiciones inasumibles por el Gobierno. De hecho, los agentes internacionales -Comunidad de San Egidio y Centro de Di¨¢logo Humanitario Henri Dunant, que participaron como organismos mediadores en procesos de di¨¢logo anteriores- con los que ha conectado ETA, a trav¨¦s de intermediarios de la izquierda abertzale, son pesimistas sobre las expectativas de la banda porque han constatado que sus planteamientos son de "extrema dureza".
La banda no se plantea dejar las armas, sino c¨®mo negociar con ventaja
Lejos de disponerse a dejar las armas, como le exige el Gobierno de Zapatero, ETA sigue reclamando el reconocimiento del derecho a la autodeterminaci¨®n y la territorialidad -un proceso de vinculaci¨®n entre Euskadi y Navarra- como condici¨®n previa a un cese definitivo de las armas.
ETA est¨¢ inmersa en un proceso de debate, como reconoci¨® en la entrevista que public¨® Gara en mayo. A ese debate se ha visto forzada por su debilidad interna, como consecuencia de la fuerte presi¨®n policial, que, adem¨¢s, le obliga a dedicar sus energ¨ªas al reforzamiento de sus medidas de seguridad. Tambi¨¦n le ha forzado al debate el creciente rechazo de sus atentados en el seno de la izquierda abertzale y de un importante n¨²mero de presos. Ese debate ha sido exigido por el sector de la izquierda abertzale que present¨® la Declaraci¨®n de Anoeta, la propuesta de di¨¢logo, en noviembre de 2004 y promovi¨® el alto el fuego en marzo de 2006 y que ahora es mayoritaria con la recuperaci¨®n del liderazgo por Arnaldo Otegi, tras su salida de la c¨¢rcel en agosto de 2008. Este sector ha logrado que de la mano de dirigentes de ETA, partidarios de la l¨ªnea negociadora, como Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, el debate sea una realidad.
Pero el debate en ETA no se est¨¢ planteando en los t¨¦rminos que desea el Gobierno de Zapatero, en poner en cuesti¨®n el terrorismo y decidir sobre su cese definitivo. ETA lo plantea en los t¨¦rminos de c¨®mo tomar mejor la iniciativa en un nuevo escenario con la utilizaci¨®n de la negociaci¨®n con el Estado como instrumento de movilizaci¨®n pol¨ªtica. En ETA se barajan varias posibilidades, desde una tregua de seis meses hasta una distensi¨®n no declarada oficialmente que permita a la izquierda abertzale desenvolverse con holgura cuando presente su polo soberanista al inicio del oto?o. Lo que no se plantea ETA es el cese definitivo de las armas ni la renuncia a la tutela hist¨®rica que ha mantenido sobre la izquierda abertzale.
De ah¨ª que las Fuerzas de Seguridad hagan un an¨¢lisis pesimista sobre la banda y defiendan como tesis que trata de ganar tiempo y argumentos para golpear con dureza en cuanto tenga ocasi¨®n, con la excusa de que el Gobierno de Zapatero no ha querido negociar.
Esta situaci¨®n deja a la izquierda abertzale en equilibrio inestable. Los resultados de las elecciones europeas, bajo la m¨¢scara de Iniciativa Internacionalista, tolerada por el Tribunal Constitucional, le han aliviado dentro de su precaria situaci¨®n. Obtuvo 120.000 votos en Euskadi, 20.000 m¨¢s que el voto nulo que reclam¨® en las auton¨®micas de hace tres meses. Pero, sobre todo, super¨® a sus m¨¢s enconados rivales de Aralar, que empezaron a ocupar su espacio en las elecciones auton¨®micas vascas.
Pero sus problemas siguen. Permanece ilegalizada y en un escenario peor que el que hab¨ªa previsto. Pensaba que PSE y PNV constituir¨ªan el Gobierno vasco y ella se convertir¨ªa en el referente de la oposici¨®n soberanista a un Ejecutivo "traidor". Lo que no sucede al liderar el PNV la oposici¨®n al nuevo Gobierno.
Tampoco se han cumplido sus previsiones posteriores de que la debilidad del Gobierno de Patxi L¨®pez, un "ejecutivo espa?ol y fascista", le abocaba a la inestabilidad desde el comienzo. La prueba de su mal pron¨®stico ha sido el fracaso de la huelga general convocada por los sindicatos abertzales ELA y LAB contra el Gobierno de L¨®pez a los quince d¨ªas de su constituci¨®n. El apoyo parlamentario del Partido Popular y el cambio suave de L¨®pez le auguran una continuidad, lejos del catastrofismo de las predicciones abertzales.
En esas condiciones tan precarias, a la izquierda abertzale s¨®lo le queda como salida el impulso del polo soberanista en el que trabaja desde hace un a?o. Pretende trasladar la imagen de que es un movimiento amplio e integrador en el que podr¨ªan participar los sindicatos abertzales, Eusko Alkartasuna y parte de las bases de Aralar y PNV. Y, con ello, vender a sus bases desanimadas, tras su marginaci¨®n de las instituciones y el fracaso del ¨²ltimo proceso de di¨¢logo, el impulso de un nuevo proceso de negociaci¨®n. Lo que le resultar¨¢ complicado si ETA mantiene su tutela.
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