Reeducarse en prisi¨®n
Una cuarta parte de los internos estudia formaci¨®n reglada en la c¨¢rcel
En las c¨¢rceles espa?olas estudia en formaci¨®n reglada el 27% de los presos. La mayor¨ªa lo hace en educaci¨®n b¨¢sica, el 17,2%. Desde hace 12 a?os y hasta la actualidad, el porcentaje de presos sin estudios no ha cambiado mucho y se sit¨²a en torno al 8%, cifra que se eleva al 53% (datos del INE de 2007) si hablamos de educaci¨®n primaria o inferior. En el CEPA Yucat¨¢n, el centro de educaci¨®n para personas adultas de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n en Madrid V, la prisi¨®n de Soto del Real, estudia Jorge. Lo hace en el tercer nivel de los seis en los que est¨¢ dividida la ense?anza obligatoria: "Es como 4? o 5? de primaria, se me hab¨ªa olvidado todo", dice cabizbajo durante una clase de lengua, "aqu¨ª me entretengo y hago cosas buenas, en la calle estaba todo el d¨ªa tirado y no iba; si hubiera ido, seguramente no estar¨ªa aqu¨ª".
La falta de formaci¨®n y el fracaso escolar est¨¢n directamente ligados con la delincuencia. Es significativo que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n carcelaria tenga educaci¨®n primaria o inferior, mientras que en el total de la poblaci¨®n adulta s¨®lo un 16% se ha quedado en este nivel educativo.
Los expertos coinciden en que no sirve para estos presos reproducir el sistema convencional de educaci¨®n reglada, porque ese esquema ya fracas¨® con la mayor¨ªa de ellos, seg¨²n las conclusiones de un encuentro, el pasado febrero, sobre la educaci¨®n en las c¨¢rceles coordinado por la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI), la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias y el Ministerio de Justicia de Brasil.
Adem¨¢s de la situaci¨®n personal de cada caso, las fechas de entrada o salida de los presos provocan que las clases cambien de n¨²mero o de nivel (sobre todo en centros penitenciarios peque?os) muchas veces durante el curso. "Los profesores se van preparando gracias a su propia experiencia, pero el cursillo que reciben es insuficiente, y eso para quienes lo reciben", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Sombr¨ªa, director del CEPA Clara Campoamor de la c¨¢rcel Madrid I.
El sistema de redenci¨®n de penas desapareci¨® en Espa?a en 1995. Hasta entonces, los presos reduc¨ªan un d¨ªa su condena por cada dos de trabajo o estudio. Tambi¨¦n se aplicaba por buena conducta, en comportamientos en los que se inclu¨ªa el hecho de limpiar la celda. Esto se elimin¨® porque hab¨ªa llegado a convertirse en un "fraude de ley", seg¨²n Instituciones Penitenciarias, porque "se aplicaba de forma autom¨¢tica y no se ten¨ªan en cuenta criterios de reinserci¨®n". Ahora tambi¨¦n se dan recompensas, aunque a medio y largo plazo: consecuci¨®n de permisos o adelanto de la libertad condicional.
Tampoco se nota mucho el cambio: en 1994 estudiaban en las c¨¢rceles espa?olas el 27,3% de los presos, y en 2004, el 24% de los internos. Alberto es un joven mexicano que estudia en Soto el acceso a la Universidad para mayores de 25 a?os. Alrededor del 40% de los matriculados en la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED) el a?o pasado lo estaban en el curso de acceso. "Har¨¦ filolog¨ªa", dice Alberto, que lleva dos a?os sin ver a ning¨²n familiar y dice encontrar en los libros su mejor apoyo. De los 1.300 presos matriculados en la UNED, siete obtuvieron el t¨ªtulo el a?o pasado. Tres en Derecho, dos en Educaci¨®n Social, uno en Turismo y otro en Historia. Para Antonio Viedma, director del Programa de Centros Penitenciarios de la UNED, es "una ratio positiva, ya que alrededor de 530 pertenecen a los cursos de acceso". "?Por qu¨¦ turismo? Porque Espa?a es un pa¨ªs de turistas, ?no?", responde un chico turco en la sala de inform¨¢tica, un poco destartalada, de la c¨¢rcel de Soto. Lleg¨® a la prisi¨®n sin los estudios de bachillerato y ya est¨¢ terminando carrera y condena, con una alegr¨ªa contagiosa en la mirada.
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