Mano tendida, pu?o cerrado
Todos sab¨ªamos que no iba a ser f¨¢cil. El primero, Barack Obama. Una situaci¨®n de hostilidad y desconfianza mutuas entre Ir¨¢n y Corea del Norte, de una parte -el antiguo eje del mal de George Bush-, y Estados Unidos, de otra, no se cambia de la noche a la ma?ana por muy generosas que sean las palabras y las intenciones expresadas por el actual inquilino de la Casa Blanca. Ya lo manifest¨® en Ankara: "Los pa¨ªses, como los grandes petroleros, tardan en virar y adoptar un nuevo rumbo". Y lo reiter¨® en su m¨¢s reciente discurso de El Cairo dirigido al mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico. Pero, sus esfuerzos para normalizar relaciones con Pyongyang y Teher¨¢n a trav¨¦s del di¨¢logo y no del aislamiento no han encontrado precisamente una respuesta favorable ni en la teocracia iran¨ª ni en el estalinismo comunista norcoreano. A la mano tendida de Obama, ambos pa¨ªses han respondido con el pu?o cerrado. Y en el caso de Corea del Norte, con una belicosidad desconocida desde la invasi¨®n de su vecino del sur en 1950 con la reanudaci¨®n de las pruebas at¨®micas y el lanzamiento de misiles.
El resultado de las elecciones iran¨ªes va a repercutir en toda la zona, principalmente en Israel
La reelecci¨®n de Ahmadineyad, fraudulenta o real, es una p¨¦sima noticia para la nueva pol¨ªtica de apertura propiciada por Obama con relaci¨®n a Teher¨¢n, una pol¨ªtica cada vez m¨¢s criticada por su falta de resultados en c¨ªrculos conservadores estadounidenses. Incluso una persona tan favorable a la distensi¨®n con Ir¨¢n como el antiguo embajador en Naciones Unidas y ex subsecretario de Estado, Thomas Pickering, acaba de declarar que "el resultado electoral es el peor posible, ya que tratar con un presidente cuya legitimidad est¨¢ en cuesti¨®n [Ahmadineyad] convierte la posibilidad de ofrecer incentivos a Ir¨¢n en una opci¨®n nada apetecible".
Pero es que, adem¨¢s, el resultado de las elecciones iran¨ªes no s¨®lo va a afectar el futuro de las relaciones bilaterales sino que va a repercutir en toda la zona, principalmente en Israel. Con Ahmadineyad en Teher¨¢n ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil para Obama arrancar concesiones de Benjam¨ªn Netanyahu en el conflicto palestino-israel¨ª, ya que la posibilidad de un Ir¨¢n nuclear constituye la obsesi¨®n de Israel por encima de cualquier otro problema.
A pesar del incomprensible cauteloso optimismo de la Casa Blanca y de la Uni¨®n Europea ante la disposici¨®n del primer ministro israel¨ª de aceptar un Estado palestino, las condiciones puestas por Netanyahu en su discurso del lunes en Tel Aviv para el establecimiento de ese Estado convierten su oferta en papel mojado. Lo menos novedoso porque ha sido siempre la exigencia de los antecesores de Netanyahu es la desmilitarizaci¨®n de la futura Palestina ?independiente?, garantizada por Estados Unidos y la comunidad internacional.
Lo que hace inviable la negociaci¨®n para los palestinos y, por extensi¨®n, con los pa¨ªses ¨¢rabes son el resto de condiciones puestas por el pol¨ªtico israel¨ª: reconocimiento de Israel como Estado jud¨ªo; indivisibilidad de Jerusal¨¦n; negativa al retorno, aunque sea simb¨®lico, de los refugiados palestinos y continuaci¨®n del desarrollo natural de los asentamientos en Cisjordania frente a la exigencia de congelaci¨®n total pedida por Obama en El Cairo. Sin olvidar la petici¨®n a la Autoridad Palestina de que recupere el control de la franja de Gaza en manos de Ham¨¢s. Como era de esperar, la reacci¨®n en los pa¨ªses ¨¢rabes, incluidos Egipto y Jordania que tienen firmados tratados de paz con Israel, ha sido de rechazo al planteamiento de Netanyahu. Un peri¨®dico jordano lo resum¨ªa con la frase "Netanyahu ofrece mercanc¨ªa podrida que nadie comprar¨¢".
Los palestinos, por boca de su veterano negociador Saeb Erekat, consideran que el discurso demuestra que el primer ministro israel¨ª "rechaza la idea de los dos Estados". Pero, h¨¢bilmente, no quieren ser considerados como los que rompen la baraja. "Netanyahu quiere aparecer como el que ofrece algo y que nosotros somos los que decimos no".
La pregunta es qu¨¦ pretende realmente el l¨ªder israel¨ª. ?Fortalecerse en el frente dom¨¦stico como el pol¨ªtico que m¨¢s se preocupa por la seguridad de Israel ante su d¨¦bil mayor¨ªa parlamentaria o ganar tiempo frente a las peticiones de Estados Unidos y de la comunidad internacional con unas peticiones de m¨¢ximos para m¨¢s adelante ir cediendo gradualmente? Todo parece indicar que se trata de una mezcla de las dos posiciones. Netanyahu sabe que una debilidad negociadora inicial le supondr¨ªa la retirada del apoyo del ultraconservador Lieberman a su pol¨ªtica y la ca¨ªda de su Gobierno. Pero tambi¨¦n sabe que el desacuerdo permanente con Estados Unidos es imposible. Veremos c¨®mo se mantiene en el filo de la navaja. En todo caso, como resaltaba el comentarista del diario The New York Times H. D. Greenway, defensor de la nueva pol¨ªtica exterior estadounidense, "la primavera no ha sido el mejor de los tiempos para la pol¨ªtica de mano tendida" de Barack Obama.
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