El tiempo del deseo
"Y no puedo impedirme que yo el c¨®mplice sea
De ese dulce ladr¨®n que tan cruel me saquea"
Shakespeare (Sonetos)
Mientras la mimaba / Con sus arrumacos. / Seis d¨ªas y siete noches, / Enkidu, excitado, / Hizo el amor con Lalegre". Es el primer atisbo de amor de la historia de la humanidad en la literatura. Ocurri¨® hace 35 siglos en las estepas de Uruk, en la baja Mesopotamia, como dan fe las tablillas de la epopeya de Gilgamesh que narra las aventuras y avatares del rey que no quer¨ªa morir, y que constituye el primer texto literario del que se tiene noticia. Desde entonces, un rosario de epopeyas, cantares, novelas, cuentos, obras de teatro, poemas y ensayos ha encadenado el tiempo hasta este mismo instante y los siguientes, teniendo al amor muchas veces como protagonista o desencadenante del destino o como pretexto para contar la vida y sus alrededores. Aunque con vaivenes, de tal manera que en los ¨²ltimos meses ha empezado a rondar el epicentro de la literatura, con personajes que aspiran a heredar un d¨ªa las resonancias de aquellos que est¨¢n al principio de estos 3.500 a?os de p¨¢ginas literarias...
El amor ha vuelto por una reordenaci¨®n de valores, el reclamo de ser feliz tras un siglo catastr¨®fico y en respuesta al imperio del Yo
Esta ¨¦poca es la de los amores en tr¨¢nsito. "La inestabilidad laboral es correlativa a la emocional", cree ?lvaro Pombo.
El amor sigue inasible, ante lo cual ?ngeles Mastretta lanza una invitaci¨®n alegre: "?Sigamos tejiendo el mito!"
Enkidu y Lalegre, Paris y Helena, Ulises y Pen¨¦lope, Fedro, Ad¨¢n y Eva, Amada y Amado (Cantar de los cantares), Dafnis y Cloe...
Despu¨¦s de unos cuantos a?os de una relaci¨®n m¨¢s o menos distante con los escritores, el amor se ha tomado su revancha. M¨¢s de medio centenar de t¨ªtulos este semestre en Espa?a, nacionales y extranjeros, con algunos convertidos en best sellers, prueba que este sentimiento vuelve a latir con fuerza entre los narradores. Y sin prejuicios ni verg¨¹enzas. Pero ?por qu¨¦ esa coincidencia de volver a contar el mundo a trav¨¦s del amor?, ?acaso una doble reivindicaci¨®n: por el propio sentimiento y por un g¨¦nero literario visto por algunos como de segunda categor¨ªa? Son interrogantes sobre los cuales reflexionan varios de los autores que recientemente han abordado el tema: desde ?lvaro Pombo, ?ngeles Mastretta, Andr¨¦s Trapiello y Lola Beccar¨ªa en la narrativa, hasta Jes¨²s Ferrero y Jos¨¦ Antonio Marina a trav¨¦s del ensayo, pasando por Paolo Giordano, el italiano revelaci¨®n con La soledad de los n¨²meros primos , y el poeta Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias, y un noveno invitado: William Shakespeare, cuyos Sonetos hablan por s¨ª solos en la celebraci¨®n de sus 400 a?os: "O ens¨¢?ate si quieres, tiempo anciano: / mi amor ser¨¢ en mis versos siempre joven".
Triste, incoherente y preocupante es la paradoja en la que coinciden los escritores. Porque justo ahora cuando el amor se ha desencorsetado de milenarios prejuicios sociales, religiosos, morales y econ¨®micos, de tab¨²es e incluso ganado batallas de represiones y emancipaciones, hasta alcanzar una libertad ideal, el ser humano est¨¢ perplejo al sentirse emboscado por tantas opciones de bienestar que le despiertan la sensaci¨®n de desamparo. Como si saber muy bien qu¨¦ hacer, mientras contempla c¨®mo sus decepciones adquieren el mismo tama?o de sus ilusiones. Como pigmaliones dispuestos s¨®lo a enamorarse de sus propios sue?os.
Asoma as¨ª la literatura como celestina del amor y las personas. "Es que la narrativa es particularmente sensible a la situaci¨®n del mundo y el estado de las cosas. Es imitativa en esencia, y lo que hace ahora es mostrar las fluctuaciones de su tiempo", afirma ?lvaro Pombo , quien suele basar sus obras en relaciones sentimentales, como Virginia o el interior del mundo (Planeta). Una de las fluctuaciones, a la que se refiere el escritor y acad¨¦mico, tiene que ver con que entendemos el mundo peor y vemos el amor como un buen refugio: "En vez de ir hacia fuera, el amor nos lleva dentro de nosotros mismos, ante la complejidad de la vida y la multilateralidad. Y lo que hace la literatura es reflejar todo eso". Da cuenta as¨ª de una geograf¨ªa amorosa en perpetuo cambio seg¨²n la ¨¦poca, como la de refundaci¨®n y creaci¨®n de mitos y leyes que vivi¨® el amor entre la Edad Media y el Renacimiento cuya herencia llega hasta hoy con t¨ªtulos inolvidables...
Trist¨¢n e Isolda, La Celestina, El libro del buen amor, Romeo y Julieta , Cyrano de Bergerac, Las amistades peligrosas ...
Cada ¨¦poca tiene su clase de amor. "Hoy los ni?os quieren magia cuando el mundo los desaf¨ªa con la guerra; los adultos, historias de amor en ¨¦pocas de crisis y guerra. El amor es el exorcismo de los adultos; el sexo, la magia, el abandono", sentencia la mexicana ?ngeles Mastretta, autora de Mal de amores, Maridos y Arr¨¢ncame la vida (Seix Barral), cuya versi¨®n cinematogr¨¢fica clausura hoy el I Festival de Granada Cines del Sur. S¨ª, cada ¨¦poca tiene su clase de amor, y ¨¦sta es la de los amores en tr¨¢nsito. Eso piensa Pombo para quien "la inestabilidad laboral es correlativa a la inestabilidad emocional". La gente no sabe de qu¨¦ manera vivir ni enfrentarse a ese amor libre de hoy. En parte por "la sensaci¨®n permanente de que nos perdemos algo, lo cual lleva a una vida sentimental de picoteo, aunque en el fondo se aspira a lo de siempre, a un amor eterno".
Como advirtiera la escritora Dominique Simonnet en la entrevista de La historia m¨¢s bella del amor (Anagrama), "nuestra ¨¦poca se caracteriza por una exigencia extrema de los individuos en relaci¨®n con su ideal: la felicidad a cualquier precio". Y pregunta si lo que se esconde es s¨®lo el miedo a ser rom¨¢nticos. Recuerda que "hoy la unidad b¨¢sica es el individuo, que ya no sacrifica su felicidad individual a la entidad familiar".
As¨ª es como el rostro del amor en los albores del siglo XXI estar¨ªa esculpido por ideas y palabras como sobreoferta, mareo, vaiv¨¦n, Yo, fragilidad, accidental, individualidad, fluctuante, inseguridad, l¨ªquido, miedo, disponibilidad, incertidumbre, cobard¨ªa, m¨¢scara, capricho, picoteo, inquietud, ansiedad, peregrinaje, dolor, intransigencia, vol¨¢til. Desencanto. O naufragio seg¨²n los conceptos m¨¢s usados por los escritores.
Mientras unos buscan la palabra adecuada para retratarlo y otros la mejor aliada para expresarlo, el amor sigue inasible y reviviendo en la literatura, ante lo cual Mastretta lanza una invitaci¨®n alegre: "?Sigamos tejiendo el mito". Por ahora tratando de explicar el porqu¨¦ de esta coincidencia tem¨¢tica en las librer¨ªas, que podr¨ªa resumirse en las siguientes ideas: cambio o reordenaci¨®n de valores ante el desplazamiento de uno esencial como el amor, vuelta de la esperanza y del derecho a ser feliz despu¨¦s de un siglo XX catastr¨®fico en guerras y culpas como el Holocausto, por la sentimentalizaci¨®n de la sexualidad y respuesta al imperio del individualismo y la soledad. Verdades a medias para Jes¨²s Ferrero , ganador del Premio Anagrama de Ensayo por Las experiencias del deseo, que insiste en que "m¨¢s que el amor, lo que arrastra al lector a los libros, por carecer de ella, es la b¨²squeda de la pasi¨®n en vista de que es la gran ausente de la historia de ahora". Como si la gente echara en falta aquellas magistrales y tel¨²ricas pasiones del siglo XIX y comienzos del XX, de seres en simbiosis con la felicidad y la desdicha creados por autores esenciales para el desarrollo de la novela...
Las hermanas Bront?, Jane Austen, Alejandro Dumas, Gustave Flaubert, Le¨®n Tolst¨®i, Jorge Isaacs, E?a de Queiroz, Henry James, Leopoldo Alas Clar¨ªn
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Sus libros dejan claro que el amor de hoy es un invento nuevo. Paolo Giordano , un fen¨®meno literario entre los j¨®venes por La soledad de los n¨²meros primos (Salamandra), del que ha vendido m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares en Italia y cien mil esta primavera en Espa?a, reconoce no tener una perspectiva profunda sobre si el amor se ha mostrado expl¨ªcitamente en la literatura de los ¨²ltimos veinte o treinta a?os, pero de lo que s¨ª est¨¢ convencido es de que ahora es un hecho llamativo. Recuerda que "la literatura de amor siempre ha estado presente y ha sido EL TEMA de las historias. Aunque todav¨ªa hay cierta timidez en algunos a la hora de reconocer que lo tratan, o que se atrevan a decir: 'Mi novela es sobre el amor". Giordano advierte que hay una tendencia m¨¢s comercial dirigida especialmente al p¨²blico joven con visiones estereotipadas, y que probablemente no son de la mejor literatura.
El autor italiano es el pen¨²ltimo destello universal de esta tendencia literaria. Las v¨ªsperas de este viaje al centro de la narrativa empezaron a notarse en 2001. Fue con la adaptaci¨®n al cine de El diario de Bridget Jones (Lumen), de Helen Fielding, que reforzar¨ªa el subg¨¦nero del chiclit . En paralelo crec¨ªa la novela rom¨¢ntica, con m¨¢s fuerza en Internet, y aumentaba la literatura emocional, donde destacan nombres como la francesa Anna Gavalda. A mediados de la d¨¦cada, Haruki Murakami empez¨® a hacerse popular entre los j¨®venes gracias a una historia de amor de 1987 y que se tradujo como Tokio Blues (Tusquets), convertido en long seller. A esto sigui¨® un gran movimiento de j¨®venes italianos con la novela de Federico Moccia Perdona si te llamo amor (Planeta), que ha hecho que las parejas imiten su literatura al ir hasta el puente romano de Milvio y colocar un candado en promesa de amor eterno. Casi simult¨¢neamente, en Estados Unidos llegaba el adolescente amor vamp¨ªrico de Stephenie Meyer y su Saga Crep¨²sculo (Alfaguara), cuyos libros figuran entre los m¨¢s vendidos. Y ahora, La soledad de los n¨²meros primos refuerza el inter¨¦s por la tem¨¢tica. Amores audaces, rompedores, glamourosos, perif¨¦ricos, indecisos, plat¨®nicos, mezquinos o libertinos, algunos irrealizables o frustrados o victoriosos despu¨¦s de muchos obst¨¢culos y a la vez contempor¨¢neos como los vividos por parejas de antes de la II Guerra Mundial...
Charles Swan y Odette de Crecy, los matrimonios Ashburnham y Dowell, Lady Chatterley y Mellors, Daisy y Gatsby, Aschenbach y Tadzio, Maurice y Clive y Alec...
Con amores as¨ª acaba una ¨¦poca. Con la II Guerra Mundial empieza otra. Y de all¨ª procede parte del brillo que empieza a tener esta tem¨¢tica. Andr¨¦s Trapiello , autor de Los confines (Destino), reflexiona: "Siguiendo a Adorno: ?qui¨¦n se hubiera atrevido a hablar de amor despu¨¦s de Auschwitz? El genocidio y el Gulag supusieron el final de toda forma de idealismo, origen ¨¦ste como es sabido de todos los totalitarismos. Acaso es ¨¦sta la raz¨®n de que la felicidad haya estado bajo sospecha en la segunda mitad del siglo XX: por reaccionaria o, peor, por cursi, sin contar con que algunas formas de la felicidad, como la conyugal, arrastraban desde el siglo XIX su propia y descarnada caricatura. Y sin embargo tampoco nos es posible vivir sin esperanza, y el amor, de origen incierto y oscuro, hace de nuestra vida algo luminoso, y seg¨²n c¨®mo es lo ¨²nico que hace de nosotros criaturas semejantes a los dioses. El amor y la felicidad se oponen de modo radical a la idea de que esto es un valle de l¨¢grimas. No parece posible ni recomendable un retorno al idealismo, pero nadie tiene derecho a condenarnos a vivir, y mucho menos por moda, en el nihilismo o en una realidad nauseabunda".
Palabras que recuerdan que la historia del amor es la historia de una tragedia. De un desencuentro entre los deseos y la realidad. Quiz¨¢ porque, como escribiera Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, "la fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices, sino los contrariados". Mastretta afirma que con el pasar de los a?os se olvid¨® algo elemental: la magia y el mito. Y ah¨ª es donde entran los escritores como grandes oteadores de la vida, porque, dice la novelista mexicana, "el amor es ¨²nico, nos pasa por encima y luego desaparece, y a partir de ese instante o a?os construimos historias novelescas para atrapar el mito que a todos interesa". Lo cierto es que tras la II Guerra, y a mediados del siglo pasado, la literatura dio pocos amores legendarios, pero los surgidos fueron creados por autores casi m¨¢s famosos por otros temas que dejaron en estas novelas una entra?able sombra de tristeza...
Graham Greene y El fin del romance , Julio Cort¨¢zar y Rayuela, Yasunari Kawabata y Pa¨ªs de nieve, Jos¨¦ Donoso y El lugar sin l¨ªmites, Ernesto S¨¢bato y El t¨²nel, Mario Vargas Llosa y La t¨ªa Julia y el escribidor...
En la actualidad, el escritor va tomando el pulso de la realidad como un rastreador indio que pone el o¨ªdo en la v¨ªa del tren, asegura Lola Beccar¨ªa , ganadora del Azor¨ªn con El arte de perder (Planeta). Y lo que los autores oyen, agrega la novelista, "es que la crisis ha dejado al descubierto que somos nada sin objetos materiales. Pero esa desnudez es buena porque nos refugiamos en los valores universales. Anhelamos el contacto humano tras el cansancio de una sobreoferta del bienestar. Hemos descubierto que el amor no tiene alternativa, porque no hay nada en la gastronom¨ªa del ser humano como el sentimiento amoroso".
Desencanto y banalizaci¨®n. Es la pareja de conceptos que preside las palabras de Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias, que prepara su poes¨ªa reunida en Del lado del amor y ganador del Premio Loewe 2007 por Eros es m¨¢s. "Hay personas que concentran su vida en todo lo que no es el amor y en los ¨²ltimos tiempos se han encontrado con un cierto desencanto por esos otros valores, incluida la sexualidad como tal. Hay una banalizaci¨®n del amor dif¨ªcil de frenar porque los j¨®venes ya est¨¢n formados en ese v¨¦rtigo que la narrativa y la poes¨ªa tratan de advertir". Para el poeta, ahora que el amor ha quedado desvinculado de ciertas cosas tiene que volver al primer plano. Para ello sugiere una reconstrucci¨®n de una teor¨ªa independiente de la religi¨®n y de la moral tradicional: "Es el momento de una reeducaci¨®n amorosa que debe ser po¨¦tica y literaria".
Sobre las rutas que han desviado el tema del amor hacia el sexo y la sexualidad, el fil¨®sofo Jos¨¦ Antonio Marina considera que ahora hay un camino de vuelta. Autor de Palabras de amor (Temas de Hoy), una antolog¨ªa de la correspondencia amorosa entre escritores, Marina dice que cuando escribi¨® El rompecabezas de la sexualidad crey¨® detectar una nueva "sentimentalizaci¨®n de la sexualidad, tras un inter¨¦s por la sexualidad a secas, producida a partir de los sesenta, como un fen¨®meno liberador". A?ade que las grandes encuestas sobre valores que se hacen en Occidente recogen que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, cercana al 95%, piensa que las relaciones amorosas son el camino m¨¢s transitable hacia la felicidad. "Es posible, aunque lo digo con toda cautela, que estos dos aspectos hayan influido en el fen¨®meno y el renacer del amor en el epicentro de la literatura". Aunque justo antes de este presente, algunos de los libros que han entrado en la memoria colectiva hablan de ¨¦pocas lejanas y cercanas recorriendo los laberintos del amor con preocupaciones actuales, ya sea con personajes reales o ficticios...
B¨¦lver Yin y Nitya Yang de B¨¦lver Yin, Florentino Ariza y Fermina Daza de El amor en los tiempos del c¨®lera, el conde Laszlo Almasy y Katharine de El paciente ingl¨¦s, Herv¨¦ Joncourt y H¨¦l¨¨ne y la joven japonesa de Seda, Joe y Violet y Dorcas de Jazz, Cecilia Tallis y Robbie Turner de Expiaci¨®n , Ennis del Mar y Jack Twist de Brokeback Mountain ...
De amores censurados, de amores peligrosos, de amores sobrenaturales, de amores aventureros, de amores despechados y de muchos m¨¢s trata la oferta de t¨ªtulos recientes. Incluso exploran nuevos territorios y trazan coordenadas de su mundo en el ciberespacio. Un atajo donde se ve "la necesidad de hallar esa alma gemela en un cat¨¢logo de ofertas sentimentales que es en s¨ª misma una paradoja", asegura Beccar¨ªa, que abord¨® estas relaciones en su novela. Para la autora gallega es como si se estuviera haciendo el camino de vuelta a casa: "Como Ulises, que encuentra los cantos de sirena y muchas cosas m¨¢s que retrasan su regreso junto a Pen¨¦lope. Pues ahora los escritores hemos cogido el barco rumbo a ?taca, que es el amor, oyendo cantos de sirena y cont¨¢ndolo a los lectores junto con los otros desv¨ªos, pero dejando claro el destino y el puerto de llegada". Una idea a reforzar por el alto grado de individualismo actual.
En ese Yo sobredimensionado anida parte de la realidad y de la literatura que es imitativa. Jos¨¦ Antonio Marina cree que se vive un momento interesante de creaci¨®n amorosa: "El individualismo actual, el ¨¦nfasis en la autonom¨ªa y la realizaci¨®n personal, que ha triunfado por muy buenas razones, est¨¢ dificultando mucho la 'vinculaci¨®n amorosa'. No tenemos un sistema sentimental claro para mantener la relaci¨®n afectiva entre dos personalidades aut¨®nomas e independientes, y por ello las relaciones se han fragilizado excesivamente".
Lo que sucede, seg¨²n ?lvaro Pombo, es que "el amor no acaba de salirnos del todo bien porque no terminamos de creer en ¨¦l". El acad¨¦mico considera que se ha perdido la idea del concepto de persona ¨ªntegra: "Ahora somos menos sustanciales y m¨¢s accidentales". Su imagen es la de que la gente naufraga y los escritores reflejan esas titilaciones y movimientos de rebrillo de los vaivenes de las relaciones contempor¨¢neas.
Un ejercicio nada f¨¢cil, advierte ?ngeles Mastretta. "Escribir novelas de amor es caminar por el borde de un acantilado debido a que es muy f¨¢cil volverse cursi y estereotipado. Hay que escribir llevando el control de las riendas, conteni¨¦ndose, y atento a los desv¨ªos. Como en todos los temas, se han escrito malos libros y eso ha servido para considerar la literatura de amor un g¨¦nero superficial. Y eso es injusto, porque tambi¨¦n se han escrito malos libros sobre asuntos como el Holocausto, pero a ellos se les perdona. No hay que olvidar que el amor es algo trascendental". Insiste en que no es una entelequia. Est¨¢ convencida de que su regreso al coraz¨®n de la narrativa es una buena noticia: "Es volver a contar el mundo emocional hacia dentro y para fuera". Como varios de los escritores, recuerda que el amor es la mayor y m¨¢s imprevisible aventura a que se puede enfrentar el ser humano, como se refleja en algunos de los personajes y parejas literarias recientes...
Virginia y Casimiro, de ?lvaro Pombo; Alice y Mattia, de Paolo Giordano; Claudia y ?lex, de Andr¨¦s Trapiello; Am¨¦lie y Rinri, de Am¨¦lie Nothomb; Hans y Sophie de Andr¨¦s Neuman; F¨¦lix y Luz, de Rub¨¦n Abella; Sara y Enzo, de Lola Beccar¨ªa; Ruth y Mo, de Daniel V¨¢zquez Selles; Mario y Beatriz, de Marta Rivera de la Cruz; Carmela y Lucas, de Marcos Aguinis; Godwin y Lydia, de Roland Vernon; Giacomo y Michela, de Fabio Volo; Sebasti¨¢n, de Ray Loriga; Naser y Fiore, de Sulaiman Addonia; Step y Babi, de Federico Moccia...
Aventuras que confirman que 35 siglos despu¨¦s siguen vigentes en la literatura las leyes de esa parcela de deseos atisbada en Enkidu y Lalegre del Gilgamesh y Trist¨¢n e Isolda, y que los libros se podr¨ªan dividir entre los que cuentan la vida a trav¨¦s de historias de personas que se aman y desean y los que no. Como sucede en La vida ante s¨ª, de Romain Gary, pero donde el autor pone en boca de Momo, un ni?o hu¨¦rfano, la pregunta que le hace a Hamil, un anciano musulm¨¢n, de si se puede vivir sin amor. El hombre guarda silencio, y el ni?o le reclama la respuesta, a lo que Hamil contesta:
-Eres muy joven, y cuando se es tan joven es mejor no saber ciertas cosas.
-Se?or Hamil, ?se puede vivir sin amor?
-S¨ª -dijo ¨¦l, bajando la cabeza como si le diera verg¨¹enza.
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