A la sombra de Per¨®n
Kirchner esgrime el discurso cl¨¢sico del justicialismo para atraer el voto del cintur¨®n obrero de Buenos Aires
"Quieren que volvamos atr¨¢s. Quieren volver a privatizarlo todo, quieren destruir lo que hemos avanzado". N¨¦stor Kirchner quiere que sus electores recuerden los desastres de los a?os noventa. "Est¨¢n en juego los intereses de la mayor¨ªa del pueblo contra un peque?o c¨ªrculo", proclama a grandes voces en un peque?o local de Almirante Brown, uno de los pueblos del conurbano bonaerense, algo as¨ª como un Vallecas independiente, pero con el doble de poblaci¨®n (600.000 habitantes). Kirchner se juega las elecciones legislativas del pr¨®ximo 28 de junio en ese cintur¨®n empobrecido y bullicioso que rodea la capital y que enviar¨¢ al Congreso bastantes m¨¢s diputados que alguna de las enormes provincias de la Pampa o la Patagonia. Por eso est¨¢ dedicando su ¨²ltima semana de campa?a a recorrerlo intensivamente, noche y d¨ªa.
El ex presidente apela al nacionalismo, pero no ofrece medidas concretas al barrio
En el mitin de hoy (jueves por la noche), Kirchner se esfuerza en defender la nacionalizaci¨®n del sistema privado de pensiones y de Aerol¨ªneas Argentinas, y el p¨²blico le aplaude con entusiasmo. El barrio es unas de las zonas m¨¢s deprimidas del conurbano, con un 16% de viviendas que, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, "no tienen satisfechas las necesidades b¨¢sicas", es decir, no tienen retrete, el piso es de tierra y sus habitantes no tienen cobertura m¨¦dica.
A 20 kil¨®metros al sur de la capital, muchas de las escuelas de Almirante Brown, que dependen del gobernador Scioli, gran aliado de Kirchner, no han recibido este a?o ni un peso como "recursos para el mantenimiento" y tienen que capear sus fallos m¨¢s urgentes recurriendo a ONG y obras de beneficencia. Aun as¨ª, el p¨²blico reacciona al toque nacionalista y manifiesta su alegr¨ªa por la nacionalizaci¨®n de la compa?¨ªa a¨¦rea (aunque, de hecho, esa operaci¨®n le est¨¢ costando al erario p¨²blico varios millones de pesos diarios).
Kirchner ha convocado a sus seguidores en un peque?o edificio que perteneci¨® a la Sociedad Cosmopolita de San Mart¨ªn de Burzaco (una especie de mutua de socorro de los a?os treinta) y que ahora luce unos brillantes neones que anuncian que es "un nuevo espacio del Instituto Nacional de Cine". Se supone que, en el futuro, tendr¨¢ una gran sala de cine, pero, de momento, lo ¨²nico que hay es un local bastante destartalado.
Mientras llega el ex presidente, el p¨²blico se entretiene con un v¨ªdeo electoral. Por supuesto, hay muchas im¨¢genes del general Per¨®n y de Evita, que siguen despertando aplausos, pero el que m¨¢s bravos recibe es Hugo Ch¨¢vez. El presidente de Venezuela (en el v¨ªdeo aparecen tambi¨¦n Fidel Castro y el presidente de Bolivia, Evo Morales) cuenta claramente con las simpat¨ªas de los peronistas del barrio. Quien menos les gusta es el propio vicepresidente argentino, Julio Cobos. Cuando aparece en pantalla, se alzan muchas voces: "Traidor, traidor". (Cobos est¨¢ apestado desde que vot¨® en contra de un importante proyecto legislativo de la presidenta Cristina Fern¨¢ndez).
El v¨ªdeo arremete contra los medios de comunicaci¨®n que son cr¨ªticos con el Gobierno, y muy especialmente contra el grupo Clar¨ªn (el peri¨®dico m¨¢s le¨ªdo de Argentina). N¨¦stor Kirchner volver¨¢ en persona sobre el tema: "Ese peque?o grupo que quiere hundir a la mayor¨ªa cuenta con el apoyo de cierta prensa", proclama. Clar¨ªn es el principal objeto de sus ataques, pero tampoco se libran La Naci¨®n o Perfil. La l¨ªnea central de la campa?a de Kirchner queda clara: la oposici¨®n representa las "viejas ideas que no funcionaron ni pueden funcionar". El ex presidente hace gala de un vocabulario "cl¨¢sico" de la izquierda peronista y presenta al Frente para la Victoria como la opci¨®n de los trabajadores pobres, pero no alude a ninguna medida concreta que pueda aliviar la condici¨®n del barrio.
La comitiva del ex presidente sale disparada por la gran arteria que divide al barrio, llena de talleres y de comercios de todo tipo, pegados unos a otros en modestos locales de una o dos plantas. A estas horas (21.30) empieza a estar algo menos atascada. Abundan los coches viejos y reparcheados que huelen a gasolina mal quemada. De la avenida salen calles poco iluminadas, con las humildes casas de los vecinos. Todo parece tranquilo, pero el barrio tiene uno de los ¨ªndices de criminalidad m¨¢s altos de Argentina. ?sa es la gran baza de la campa?a de la oposici¨®n. Un peque?o grupo sale del mitin cantando la Marcha Peronista: "?Per¨®n, Per¨®n, que grande sos! ?Mi general, cuanto val¨¦s!".
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