'Save the law'
Se ha puesto en marcha una intensa campa?a para evitar la aplicaci¨®n de la Ley de Costas y sus reglamentos a los chiringuitos de playa. Se utiliza para tal fin el nombre de la ONG Save the Children con un pat¨¦tico juego de palabras: Save the chiringuitos. Los argumentos son de una puerilidad extraordinaria: la tradici¨®n, la flexibilidad, las costumbres andaluzas o la econom¨ªa. Todo un rosario de objeciones para evitar la aplicaci¨®n de una ley que tiene m¨¢s de 20 a?os. Desde los chiringuitos iremos a por las marismas, a por el dominio p¨²blico, a por las exigencias de garantizar el acceso al litoral, al efecto econ¨®mico que tiene construir al borde del mar y desde all¨ª volveremos en un bucle ret¨®rico hacia la tradici¨®n, la flexibilidad y las costumbres. No est¨¢ muy claro por qu¨¦ ha de impedirse la aplicaci¨®n de la ley a partir de una supuesta tradici¨®n, como si la existencia de chiringuitos desde la ¨¦poca de los romanos eximiera de cumplir la ley. Tambi¨¦n la esclavitud dur¨® siglos ?cu¨¢l es el l¨ªmite para una tradici¨®n? ?Lo es la violencia machista? ?Y la explotaci¨®n de los inmigrantes? ?El se?oritismo andaluz es una tradici¨®n? ?Cu¨¢nta tradici¨®n hace falta para que no se aplique una ley? ?Se mide en a?os, en siglos, en n¨²mero de personas? Eso por no entrar en la supuesta idiosincrasia andaluza. ?Es que aqu¨ª gusta m¨¢s un chiringuito que en otro lado? Si en Catalu?a han aplicado la Ley de Costas, ?en Andaluc¨ªa somos m¨¢s chulos que nadie, m¨¢s tradicionalistas y de las jons, m¨¢s flexibles, tenemos otra idiosincrasia?
Uno de los grandes argumentos es el empleo. De la misma manera que se pretende flexibilizar el despido, se pretende ser flexible en la legislaci¨®n ambiental y toda una serie de mediadas por la crisis parece que no se debe aplicar la ley por la dichosa crisis y que los chiringuitos sigan sin estar conforme a derecho. Los restaurantes que cumplen con las normas urban¨ªsticas, sanitarias, industriales y laborales est¨¢n en desventaja, por lo que se ve, porque ellos no deben ser ninguna tradici¨®n. Seg¨²n dicen los empresarios hay 900 chiringuitos que crean 40.000 empleos. Estar¨ªa bien que alguien nos explicara esa cifra, de d¨®nde sale, qui¨¦n ha hecho la cuenta. ?40 trabajadores por chiringuito? ?Tendr¨¢n todos sus contratos y su alta en la Seguridad Social o ser¨¢n brazos de usar y tirar? ?O quiz¨¢s hay alguna otra tradici¨®n que evite el cumplimiento de la ley? Alguien deber¨ªa explicar las cifras porque cuando empieza el chantaje del empleo parece que todos debemos callar. Perdone usted, si crea 40.000 empleos aunque incumpla la ley, aunque no tenga dados de alta a los trabajadores, aunque no tenga t¨ªtulos de ocupaci¨®n del dominio p¨²blico, aunque no tenga licencia de apertura, aunque no cumpla las normas sanitarias, aunque cierre a la hora que le d¨¦ la gana, aunque no tenga ba?os, aunque no declare sus ingresos en Hacienda, aunque pegue unos clavazos de miedo, a pesar de todo le perdonamos que est¨¦ al margen de la ley porque ha creado unos empleos. Y quienes cumplan con la ley que se aguanten. Como cantaban Los Cruzados M¨¢gicos "el de la barra le vio carita de guachisnay y el julandr¨®n le clav¨® trescientascuarentaysais". Parece que el presidente de la Junta ha tratado en la Moncloa tan vital asunto con el presidente del Gobierno de Espa?a. Seg¨²n se ha dicho, la Junta va a reclamar las competencias correspondientes. No se sabe si se piden las competencias para que se cumpla o para que no se cumpla la ley, como ocurre ahora. Si se pide que los chiringuitos dejen la arena y se trasladen a zonas cercanas se monta la tremolina, qu¨¦ falta de tacto, que poca sensibilidad, con lo tradicional que es que est¨¦n en la arena. El art¨ªculo 65 b del Reglamento de Costas determina con precisi¨®n el tama?o de cualquier instalaci¨®n desmontable, el 111 el r¨¦gimen de autorizaci¨®n, el art¨ªculo 51 y siguientes de la Ley de Costas determinan la necesidad de pedir autorizaci¨®n para ocupar el dominio p¨²blico. Apl¨ªquese la ley.
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