Pr¨®xima estaci¨®n, Sol

El segundo reloj de la Puerta del Sol da la hora a destiempo. La campanada retumba. Suena como el de fuera, pero preside bajo tierra la entreplanta de la nueva estaci¨®n de Cercan¨ªas. Quedan retoques -como poner el reloj en hora- y el gran intercambiador bajo el kil¨®metro 0 de Madrid estar¨¢ listo. El primer tren parar¨¢ en el and¨¦n el domingo muy temprano, a las 5.18. Por sus pasillos con paredes color cobre transitar¨¢n unos 70.000 viajeros diarios, seg¨²n las previsiones del Ministerio de Fomento. Llega tras una inversi¨®n de 570 millones (el doble del presupuesto inicial tras imprevistos y nuevos proyectos), despu¨¦s de seis a?os de obra y con dos de retraso.

En el intercambiador de Sol confluyen dos l¨ªneas de la red de Cercan¨ªas -C-3 y C-4, que vienen de Parla y Aranjuez- con otras tres de metro, las l¨ªneas 1, 2 y 3. La estaci¨®n queda en medio del segundo t¨²nel de la risa, inaugurado hace un a?o. El AVE no para en Sol. Sus viajeros deber¨¢n cambiar de tren para llegar desde Atocha y Chamart¨ªn al punto m¨¢s c¨¦ntrico de Madrid en menos de 10 minutos.Todo empieza (y termina) en el templete de cristal de Sol, ese que a¨²n no tiene nombre y que proyecta reflejos circulares en los edificios de alrededor. Las escaleras mec¨¢nicas (que se paran en mitad de la visita sin avisar) dejan al viajero en mitad de un enorme vest¨ªbulo de 7.500 metros cuadrados y 28 de profundidad, casi como enterrar un edificio de nueve plantas. Al ¨²nico ascensor que sube a la superficie (de los ocho instalados) le falta una limpieza en profundidad. Hay rampas, barandillas dobles, mensajes en braille por todas partes. La nueva Sol quiere ser accesible para todos.

Esconde precisi¨®n, algo esperable. En la entreplanta, tras abandonar un vest¨ªbulo en el que se podr¨ªa disputar un campeonato de patinaje, descansan los restos de la iglesia del Buen Suceso, del siglo XV. Resguardados tras mamparas. Los mismos que aparecieron, en mitad de la excavaci¨®n, y pararon las obras m¨¢s de 10 meses. Los cimientos agrupados como una monta?a de piedras y la siller¨ªa encima. Junto a las rocas se oye una melod¨ªa. Es un m¨²sico del metro, aislado al otro lado de los paneles que esconden la nueva estaci¨®n a la mirada de los curiosos y que, una vez retirados, unir¨¢n Metro y Cercan¨ªas.

En lo alto de un lateral, con vistas privilegiadas al resto del vest¨ªbulo, la futura comisar¨ªa del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Por ahora, dos plantas de habitaciones vac¨ªas, polvo y eco que acaban en los calabozos, donde las rejas hoy est¨¢n abiertas. Todo es inmenso bajo Sol. La gran caverna de casi 15 metros de profundidad con perfil de u invertida, excavada en parte a mano como los antiguos t¨²neles mineros. Por arriba la cruza una pasarela brillante para el viajero. Por debajo, los andenes por donde pasan y a¨²n no paran los ruidosos trenes. Para cavar hasta aqu¨ª desviaron 226 servicios (agua, electricidad, alumbrado...). Sacar tierra, bajar metal, hormig¨®n y tecnolog¨ªa forjada por hasta 800 manos a la vez. Todo para que su tren pare en el coraz¨®n de Sol.

En las tripas de la nueva Estaci¨®n de Sol

Qu¨¦ conecta con Sol