El toro de Coria muere sin dardos
La localidad cacere?a, criticada por la crueldad de sus fiestas de San Juan, proh¨ªbe por primera vez lanzar soplillos con alfileres contra el animal
Esta fiesta empieza con la megafon¨ªa anunciando d¨®nde est¨¢n situados los servicios m¨¦dicos de emergencia y acaba con las ambulancias saliendo a toda pastilla para el hospital. Pero la peor parte se la lleva el toro, que s¨®lo descansa cuando le dan un tiro en la cabeza. Ladrillero corri¨® ayer por las calles empedradas de Coria (C¨¢ceres) hasta que las pezu?as le ard¨ªan. Se refugi¨® en un jardincillo de hierba a las puertas de la catedral y ah¨ª se qued¨® quieto, ya no o¨ªa los gritos de los chicazos, ni las palmas, ni los recortes a la carrera delante de sus cuernos. Los paisanos esperaban un poco m¨¢s de juego, pero el toro ya estaba mareado.
El miura negro no ha tenido adornos este a?o porque el ayuntamiento ha prohibido que se lancen soplillos en el recorrido. Tradicionalmente los vecinos elaboraban unos dardos con alfileres y un cucurucho de papel y los escup¨ªan con cerbatana sobre la piel del morlaco, o sobre los test¨ªculos, como tantas veces han mostrado las c¨¢maras de televisi¨®n. Donde cayeran, pero eso se ha terminado. "Y acabar¨¢n por quit¨¢rnoslo todo", dice con desprecio una mujer.
"Aqu¨ª se hace lo mismo que en Pamplona", asegura una aficionada
Los ecologistas tienen tres fiestas en el punto de mira, las que consideran especialmente tortuosas para los animales: el Toro de la Vega, en Tordesillas; el de Medinaceli (Soria) y estos Sanjuanes de Coria, donde los toros son la principal atracci¨®n d¨ªa y noche. "Es una fiesta muy burra, si eso ya lo sabemos, pero lo mismo hacen en Pamplona, ?no?", dice una se?ora en la plaza del Rollo cuando est¨¢ a punto de entrar Ladrillero para la sesi¨®n de la tarde. Ya trae los cuernos manchados de pintura roja porque en el encierro de la ma?ana ha ido embistiendo como loco las talanqueras met¨¢licas donde buscan refugio los mozos. El centro hist¨®ricoest¨¢ lleno de barrotes y el morlaco va dando con la testuz contra ellos, astill¨¢ndose los cuernos.
Esta fiesta es "b¨¢rbara", explica un paisano. Se refiere s¨®lo a su origen remoto. Leyenda, mito o realidad, la p¨¢gina web del ayuntamiento, ahora gobernado por el PSOE, cuenta que hace siglos era un quinto el que corr¨ªa armado con cuchillos por las calles para defenderse de una muerte que acababa llegando de la multitud enfebrecida. Hasta que un a?o el terrible azar recay¨® en el hijo de una arist¨®crata, que inmediatamente busc¨® el mejor toro para canjearlo por el muchacho. Visto as¨ª, se ha progresado, desde luego. Pasados los siglos, algunos opinan que quiz¨¢ el animal deber¨ªa ser ahora sustituido por otra cosa, lo que sea, algo donde la hombr¨ªa no tenga que demostrarse a costa del sufrimiento de ning¨²n animal. Han empezado por quitarle los dardos del lomo, no se vio uno solo en todo el recorrido, ni en la plaza. "Pero si eso no eran m¨¢s que adornos de colores, ni le tocaban casi la piel, son alfileres con los que cosen las mujeres, eso no es nada", se resignan algunos.
El espect¨¢culo no tiene visos de morir pronto, si han de verse como un signo de continuidad los muchos ni?os que los padres asoman a las talanqueras para iniciarles en el ritual. Y tampoco las ambulancias les arredran: los cabestros cornearon al matarife (de pistola) ayer por la ma?ana y por la tarde Ladrillero se llev¨® por delante a una muchacha. Edificante fiesta para los ni?os.
La propaganda de la fiesta reza as¨ª: "?Quien viene y vive San Juan vuelve nuevamente para reeditar lo vivido!" El toro no va a volver. El muchacho al que le tocaba enfrentar la multitud siglos atr¨¢s deber¨ªa desear la muerte muchas veces en el recorrido. Los toros s¨®lo buscan escapar de un pueblo que se ha convertido en una trampa para ellos. En cada calle les esperan los hombres a cuerpo gentil, que le llaman y le tocan los cuernos. Ladrillero muri¨® a las diez de la noche. La megafon¨ªa lo anunci¨®. De madrugada, la muerte le esperaba a Garbosillo. Pero antes, sus pezu?as arder¨ªan en el empedrado de Coria.
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