Un esfuerzo importante
Es evidente que desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, muchas cosas han cambiado en la mayor potencia econ¨®mica global. Algunos cambios tienen un calado importante y se distancian de la anterior administraci¨®n. Otros, han sido m¨¢s est¨¦ticos y orientados hacia las formas m¨¢s que hacia el fondo.
La posici¨®n estadounidense ante la lucha contra el cambio clim¨¢tico es un fiel reflejo de esta dualidad llevada a cabo por el presidente Obama. El Senado debe definir y legislar sobre los objetivos que ese pa¨ªs deber¨¢ acometer entre 2020 y 2050. Este hecho ya es, por s¨ª solo, un cambio radical frente a las posturas inamovibles de Bush en sus ocho a?os de mandato, donde se neg¨® a fijar objetivos de reducci¨®n de emisiones aludiendo a la p¨¦rdida de competitividad industrial. As¨ª pues, cabe deducir que algo ha cambiado, especialmente cuando la propuesta dem¨®crata ante el Senado es la de reducir las emisiones del pa¨ªs en un 17% para 2020 y de un 83% para 2050. Por fin, cifras y objetivos concretos que podr¨ªan ayudar a conseguir un verdadero acuerdo global en la pr¨®xima reuni¨®n de las partes en Copenhague del pr¨®ximo diciembre. Una posici¨®n firme de EE UU podr¨ªa significar que pa¨ªses, ahora lejos de sumarse a un esfuerzo similar, como China e India, estuvieran en disposici¨®n de hacerlo. Hasta aqu¨ª la parte m¨¢s llamativa y efectista de las medidas.
Si analizamos la letra peque?a, veremos que los objetivos de reducci¨®n se fijan en base a 2005 y no a 1990, como hace y exige Naciones Unidas. As¨ª pues, mientras el compromiso de Europa es reducir en 2020 entre un 20% y un 30% sus emisiones reales en base al a?o 1990, EE UU, solo acepta fijar reducciones en base al 2005, es decir, un 3% por debajo del 1990 (en 2006 emitieron un 14% m¨¢s respecto 1990).
El esfuerzo es importante, pero queda muy lejos, entre un 17% y 27%, del que realizar¨¢ el Viejo Continente en el mismo periodo cuando lo que se esperaba de EE UU era un liderazgo contundente y un esfuerzo similar al de los europeos.
Desde el punto de vista del comercio de derechos de emisi¨®n de CO2, es obvio que la posibilidad de conseguir un verdadero mercado global parece que podr¨ªa empezar a dejar de ser una quimera.
Ismael Romeo es director general de Sendeco2, bolsa espa?ola de CO2
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