Donde Dr¨¢cula se hizo perro

Uno de los tramos m¨¢s bellos de la costa brit¨¢nica, la bah¨ªa de Whitby, guarda entre sus l¨ªmites acantilados una pintoresca poblaci¨®n de calles adoquinadas, casitas de pescadores y ruinas cristianas. Una estampa de postal para un pueblo de 14.000 habitantes apretujado a ambas orillas del r¨ªo Esk y envuelto por el parque nacional de los p¨¢ramos del norte, North York Moors.

Varios de los pasajes de la m¨¢s famosa novela de terror de todos los tiempos describen algunos de los rincones de Whitby y las vistas del mar desde sus acantilados. Las tormentas que hicieron naufragar decenas de barcos frente a estas costas sirvieron a Bram Stoker para narrar el naufragio de la goleta rusa Demeter, que trajo a Dr¨¢cula hasta el puerto de Whitby, donde se perdi¨® en la noche convertido en perro. Los 199 escalones, que desde el puerto llevan hasta la iglesia de Santa Mar¨ªa y la abad¨ªa de Whitby, contin¨²an tal como los describi¨® Stoker. Las l¨¢pidas inclinadas hacia el mar, el atrio de la iglesia asomado al camino del muelle, los derrumbes del acantilado, las empinadas cuestas... el trayecto del perro negro hasta el cementerio permanece intacto desde hace m¨¢s de un siglo.

Estos fragmentos de la novela han dado en los ¨²ltimos veinte a?os un lugar privilegiado a Whitby en el mapa tur¨ªstico. Las ganas de terror y vampiros han tra¨ªdo al pueblo a una de las modernas subculturas underground: los g¨®ticos. Nacidos en Londres hace tres d¨¦cadas en las fiestas del club Batcave (la cueva del murci¨¦lago), los g¨®ticos han hecho de Whitby un lugar de peregrinaci¨®n. El festival Whitby Gothic Weekend re¨²ne dos veces al a?o, en abril y noviembre, la mayor concentraci¨®n de g¨®ticos del Gran Breta?a. La m¨²sica goth, post-punk, deathrock y dark indie despliega sus sonidos oscuros entre una muchedumbre nocturna, ataviada con ropas negras, caras p¨¢lidas y u?as largas, que refugia bajo sus capas una fascinaci¨®n por lo diab¨®lico y lo sacr¨ªlego.

Al final, como todo se convierte en moda, el que llegue despistado a Whitby puede reconvertir su aspecto en las muchas tiendas especializadas que salpican el pueblo. Ropa, colgantes, crucifijos, maquillajes, calaveras y hasta ata¨²des son f¨¢ciles de adquirir para perderse en las noches vamp¨ªricas del pueblo que vio nacer a Dr¨¢cula.

El puerto de esta villa ha reunido en sus cantinas desde hace m¨¢s de mil a?os a la mariner¨ªa de los pesqueros y balleneros. Whitby ha dado grandes navegantes, como el capit¨¢n James Cook, que no s¨®lo se form¨® aqu¨ª como grumete sino que los cuatro barcos que utiliz¨® en sus viajes por los mares del Sur fueron construidos en su astillero. Su alojamiento en Grape Lane se ha convertido en el Captain Cook Memorial Museum.

Pero Whitby es a¨²n m¨¢s antiguo: su puerto natural ya daba refugio a los navegantes de la ¨¦poca romana. Sin embargo, fue la construcci¨®n de una abad¨ªa cat¨®lica en el a?o 657 lo que impuls¨® la fama de la localidad. Una princesa de la casa real de Northumbria recibi¨® como regalo estas tierras con el prop¨®sito de que fundara una comunidad mon¨¢stica, de la que nacer¨ªa la primera abad¨ªa de Whitby. Este primer cenobio cristiano dur¨® en pie lo que tardaron los vikingos en arribar a la costa y arrasarla doscientos a?os despu¨¦s. Las ruinas que ahora se alzan sobre los acantilados no son las que dejara la devastaci¨®n vikinga sino las de la nueva abad¨ªa cisterciense levantada en el lugar en el siglo XIII, destruida por Enrique VIII a mediados del XVII y a la que los ca?ones alemanes terminaron por reducir a su esqueleto durante la I Guerra Mundial. Seguramente la l¨²gubre apariencia de la vieja abad¨ªa, difuminada entre las nieblas invernizas y sitiada por las l¨¢pidas del cementerio de Santa Mar¨ªa, permiti¨® dar rienda suelta a la imaginaci¨®n de Stoker para escribir Dr¨¢cula durante su estancia en el Royal Hotel de Whitby. Pero no s¨®lo por el vampiro es reconocida la peque?a ciudad que es adem¨¢s, la meca del fish & chips. El plato que preparan en Magpie Caf¨¦ tiene renombre en todo el pa¨ªs.

La bah¨ªa de los bandidos

Tras el deleite nocturno es recomendable acercarse hasta un diminuto pueblo un poco m¨¢s al sur: Robin Hood's Bay. Su conexi¨®n con el famoso personaje es un tanto dudosa, aunque los lugare?os aseguran que aqu¨ª pasaba el h¨¦roe sus vacaciones de verano. Es cierto que en tiempos esta bah¨ªa fue refugio de piratas y contrabandistas. Las bodegas de sus casas arracimadas al borde del mar estaban unidas unas con otras por t¨²neles, convirtiendo la aldea en el rinc¨®n m¨¢s famoso del estraperlo ingl¨¦s. El pueblo se conserva como entonces, con una empinada calle principal que resbala hasta el mar y un laberinto de callejuelas, plazuelas y escalinatas. Muchas de sus t¨ªpicas casitas se han restaurado sin perder su apariencia a?eja, para ser alquiladas. La antigua capilla de Wesleyan se ha transformado en una especie de museo etnogr¨¢fico que revive la relaci¨®n del pueblo con el contrabando y sus leyendas. Las mejores vistas de la bah¨ªa se aprecian desde los cercanos acantilados de Ravenscar, donde incluso se puede pernoctar en su faro reconvertido en hotel. Las casas de t¨¦ de Yorkshire son famosas por sus infusiones y su reposter¨ªa, y en The Old Bakery Tea Room se puede disfrutar de todo esto acompa?ado de buena m¨²sica

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