Los sonidos de lo desconocido

?Es posible que todos los conflictos del mundo nazcan del miedo a lo otro, a lo desconocido y diferente? ?Qu¨¦ sensaci¨®n nos produce el encuentro con un objeto extra?o, que no s¨®lo no responde a los habituales par¨¢metros de valoraci¨®n, sino que encaja con lo que el imaginario colectivo identifica como artefacto extraterrestre? Las preguntas surgen espont¨¢neas al visitante que se encuentra rodeado por los elementos de la instalaci¨®n inmersiva de F¨¦lix Luque, Chapter I - The discovery, abierta en LABoral Centro de Arte y Creaci¨®n Industrial de Gij¨®n hasta el 7 de septiembre.

Primero hay unas proyecciones tridimensionales de bosques nevados y paisajes fant¨¢sticos, que sirven de escenario para el descubrimiento de un objeto no identificado, posiblemente alien¨ªgeno, en forma de dodecaedro. No hay presencia humana, la ¨²nica que se supone es la del autor de los v¨ªdeos, el descubridor del objeto, que presta su mirada y su desconcierto al visitante.

"Parece que ya no hay lugar para la anticipaci¨®n, ni para la fantas¨ªa"

"Es una forma geom¨¦trica con una marcada carga m¨ªstica"

Parece una pel¨ªcula de intriga o de ciencia-ficci¨®n, en la que toda la tensi¨®n converge en el momento del encuentro entre el humano y el objeto, met¨¢fora de todo lo desconocido. Un encuentro que en la realidad tiene lugar en la segunda sala de la instalaci¨®n, donde se halla el misterioso dodecaedro de la ficci¨®n. ?Escultura, m¨¢quina o entidad inteligente? Para descubrirlo, el visitante debe acercarse y al hacerlo, desencadena una respuesta en forma de secuencias sonoras, que cambian seg¨²n la distancia que le separa del objeto. Los algoritmos musicales, responsables de la melod¨ªa, est¨¢n sincronizados con los tubos fluorescentes colocados en las aristas del poliedro, que se iluminan al comp¨¢s.

En conjunto parece una suerte de c¨®digo, un intento de establecer comunicaci¨®n y esta capacidad reactiva despierta en el visitante recuerdos de humanoides y a?os de im¨¢genes de ciencia-ficci¨®n, almacenadas en el disco duro de su cerebro.

"El dodecaedro es uno de los cinco s¨®lidos plat¨®nicos y la teor¨ªa pitag¨®rica de la constituci¨®n del cosmos lo vincula con la delimitaci¨®n del universo. Es una forma geom¨¦trica con una marcada carga m¨ªstica, que se refleja tambi¨¦n en la iconograf¨ªa de la ciencia-ficci¨®n, en la cual personifica configuraciones de inteligencia artificial y polos de energ¨ªa sobrenatural", indica Luque, recordando monolitos geom¨¦tricos, pir¨¢mides, cubos y otros poliedros presentes en la obra de autores como Moebius, Philip K. Dick y Arthur C. Clarke.

La referencia expl¨ªcita a este g¨¦nero literario y cinematogr¨¢fico impone una reflexi¨®n sobre su vigencia en una ¨¦poca en que la distancia entre ficci¨®n y realidad tecnol¨®gica es cada vez m¨¢s reducida y ambigua. "Parece que ya no hay lugar para la anticipaci¨®n, ni para la fantas¨ªa y que la ciencia-ficci¨®n haya perdido su habilidad de imaginar una multiplicidad de futuros posibles. Sin embargo, no s¨®lo sigue cuestionando el presente, el pasado y el futuro, sino que cuestiona el papel de la ciencia y la tecnolog¨ªa en la definici¨®n de lo humano y por ello constituye un cuadro id¨®neo para la expresi¨®n art¨ªstica con nuevas tecnolog¨ªas", asegura el artista.

El artista F¨¦lix Luque (http://www.othersounds.net), nacido en Oviedo en 1976 y afincado en Bruselas desde la infancia, centra su trabajo en el desarrollo de nuevas herramientas tecnol¨®gicas para sus obras y las de otros artistas y en especial modo en el dise?o de sonidos.

En esta instalaci¨®n utiliza una t¨¦cnica de su creaci¨®n, denominada Sonidos invisibles, que consiste en captar a trav¨¦s de micr¨®fonos el ruido de los circuitos el¨¦ctricos de la luz y procesarlo en tiempo real para crear una obra sonora, que a su vez se hace visible a trav¨¦s de la luz.

Con este recurso entre tecnol¨®gico y po¨¦tico, el artista juega con la naturaleza invisible de la electricidad y desaf¨ªa la milenaria tradici¨®n occidental que considera el sonido como invisible.