De nuevo las rep¨²blicas bananeras
Centroam¨¦rica es la regi¨®n m¨¢s fr¨¢gil de Latinoam¨¦rica; en ella conviven Guatemala, que fue la dictadura m¨¢s sanguinaria, El Salvador, el pa¨ªs m¨¢s violento, dos de los tres m¨¢s pobres, Honduras y Nicaragua, y, parad¨®jicamente, la m¨¢s estable de las democracias, Costa Rica. En los 80, Centroam¨¦rica sufri¨® el m¨¢s sangriento conflicto del continente desde la Revoluci¨®n Mexicana. Casi medio mill¨®n de muertos y varios millones de desplazados en una guerra que dur¨® m¨¢s de una d¨¦cada. Durante esa guerra se enfrentaron 300.000 hombres entre regulares e irregulares en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. En aquellos a?os Estados Unidos toler¨® un genocidio en Guatemala, ocup¨® militarmente Honduras, gobern¨® El Salvador, hizo la guerra a Nicaragua y termin¨® invadiendo Panam¨¢ con sus tropas en 1989.
En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopol¨ªtico que crece en toda Latinoam¨¦rica
Centroam¨¦rica fue conocida siempre como tierra de fraudes, cuartelazos, caudillos, dictadores militares, oligarqu¨ªas voraces, magnicidios y guerrillas. La pacificaci¨®n de los 90 abri¨® la esperanza de una institucionalidad democr¨¢tica duradera, pero el fraude electoral de Nicaragua el a?o pasado y el reciente golpe en Honduras hacen pensar que las rep¨²blicas bananeras est¨¢n de vuelta.
Estados muy d¨¦biles est¨¢n recibiendo la embestida simult¨¢nea de narco-d¨®lares criminales procedentes de EE UU y de petrod¨®lares ideol¨®gicos procedentes de Venezuela. Los primeros compran voluntades para obtener complicidades con el narcotr¨¢fico y los segundos compran alineamientos pol¨ªticos que est¨¢n rompiendo la unidad de los pa¨ªses: y ambos destruyen a las instituciones. Luego del fraude electoral el Gobierno del presidente Ortega en Nicaragua luce cada vez m¨¢s como una resurrecci¨®n del dictador Somoza. Recientemente en Guatemala una v¨ªctima acus¨® al presidente Colom de su asesinato mediante un v¨ªdeo grabado previamente. El hecho luce como una perversa conspiraci¨®n del narcotr¨¢fico para derrocar a un Gobierno extremadamente d¨¦bil.
En El Salvador el primer Gobierno de izquierda de su historia apunta a ser igualmente d¨¦bil como resultado del conflicto entre un presidente que quiere mantenerse en un centroizquierda, como Lula, mientras su partido, el FMLN, har¨¢ todo lo posible por alinearse con Ch¨¢vez. Pero lo m¨¢s explosivo ha ocurrido en Honduras, all¨ª la influencia de Venezuela logr¨® polarizar a un sistema de partidos de m¨¢s de un siglo de existencia, dividiendo como nunca a los hondure?os. El resultado ha sido el derrocamiento del presidente Zelaya mediante una acci¨®n ejecutada por las Fuerzas Armadas con la aprobaci¨®n un¨¢nime del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia y de todos los partidos pol¨ªticos, incluido el del propio presidente.
En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopol¨ªtico que viene creciendo en toda Latinoam¨¦rica, cuando Ch¨¢vez se mete lo mismo en Colombia, que en Per¨², Argentina o Bolivia. Honduras, una sociedad conservadora, de cultura pol¨ªtica provinciana y primaria, de larga tradici¨®n golpista y con una izquierda tambi¨¦n conservadora y pacifista, fue sometida a los debates del modelo bolivariano de reforma constitucional, reelecci¨®n y socialismo del siglo XXI. El miedo es el motor de todos los conflictos y Honduras no es la excepci¨®n. El miedo que gener¨® el acercamiento del derrocado presidente Zelaya al coronel Ch¨¢vez condujo a que la clase pol¨ªtica hondure?a hiciera lo que sabe hacer en esos casos. Enjuiciar al presidente era demasiado sofisticado para Honduras. Ahora el problema se ha vuelto mucho m¨¢s grave, ya que ning¨²n presidente latinoamericano quiere llegar en pijama a otro pa¨ªs.
Sin duda hay que rechazar el golpe, pero la comunidad internacional debe tener en cuenta que las pol¨ªticas autoritarias en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela se han convertido en una seria provocaci¨®n para las fuerzas conservadoras y centristas de toda la regi¨®n. Las expropiaciones de empresas, los cierres de medios de comunicaci¨®n, la intimidaci¨®n callejera, las arbitrariedades judiciales, las reelecciones perpetuas y los fraudes son como golpes de Estado graduales. La polarizaci¨®n ideol¨®gica chavista est¨¢ debilitando sociedades amenazadas por miles de pandilleros y poderosos carteles. Centroam¨¦rica puede convertirse en un basti¨®n del crimen organizado que d¨¦ refugio a mafiosos y terroristas en medio de un caos y una inseguridad end¨¦mica que genere millones de emigrantes.
La comunidad internacional es determinante para salvar a la regi¨®n, pero el problema es m¨¢s complicado de lo que parece. No es s¨®lo de instituciones violentadas, sino de provocaciones, miedos y reacciones ya desatadas. La regi¨®n necesita un plan de despolarizaci¨®n ideol¨®gica y otro de defensa integrada de su seguridad. En Centroam¨¦rica ya hubo guerras y revoluciones y la desmilitarizaci¨®n acelerada de Guatemala entreg¨® ese pa¨ªs al narcotr¨¢fico. En el fondo est¨¢ la viabilidad de peque?os Estados con econom¨ªas de juguete manejados como fincas por sus caudillos. Centroam¨¦rica hubiese sido mejor como una sola rep¨²blica, pero brit¨¢nicos y estadounidenses se empe?aron hace dos siglos en dejarlas como rep¨²blicas bananeras para poder controlar el Estrecho. Ahora, estos Estados son tan d¨¦biles que no pueden defenderse por s¨ª mismos e igual los puede comprar un narcotraficante como el Chapo Guzm¨¢n o un dictador petrolero como Ch¨¢vez.
Joaqu¨ªn Villalobos, ex guerrillero salvadore?o, es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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