Attali
A Jacques Attali, que fue el consejero ¨¢ulico por excelencia de Fran?ois Mitterrand, incluso antes de que se instalara en el palacio del El¨ªseo, no le gusta que le hablen de taxis. El actual presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, le encarg¨® que dirigiera la comisi¨®n para "liberar" el crecimiento en Francia. Un d¨ªa despu¨¦s de que el sanedr¨ªn que presid¨ªa presentara sus 316 medidas para alcanzar este objetivo, los taxistas paralizaron Par¨ªs, preventivamente, para asegurarse de que su negocio, basado en la escasez de la oferta, se mantendr¨ªa inc¨®lume.
Ayer Attali present¨® en Barcelona un op¨²sculo titulado ?Y despu¨¦s de la crisis qu¨¦...? (Gedisa) y asegur¨® que casi todas aquellas propuestas estaban siendo implementadas, incluida la de los taxistas, para quienes mostr¨® compasi¨®n. "Trabajan muchas horas por un salario miserable", dijo. Claro que, reconoci¨®, una cosa son las leyes y otra la puesta en pr¨¢ctica real de las reformas.
Las revoluciones no las hacen los pobres, las hacen las clases medias
Este personaje, formado en las grandes ¨¦coles y que posee la s¨®lida formaci¨®n de las clases dirigentes francesas, se dedica ahora a pensar el futuro, no para la izquierda ni para la derecha, dijo, sino para el pa¨ªs. Su erudici¨®n, su manejo de los datos y las cifras, su brillantez ret¨®rica, deslumbran. Mezcla, a partes iguales, dosis de optimismo y pesimismo: "No estamos saliendo de la crisis porque no se ha tomado ninguna medida de fondo". "Falta mucho para ver la luz al fondo del t¨²nel". "Estamos sumergidos en una enorme ola de proteccionismo que podr¨ªa sepultarnos si la gripe A se consolida como una peste a la vuelta del verano".
"Pero no estamos condenados a la decadencia". Menos mal. "Europa es la soluci¨®n". Seg¨²n Attali, nuestro viejo continente puede salir de la crisis convertido en la mayor potencia del planeta si se organiza. Claro que, por el momento, Europa no se organiza. "Y si antes de 10 o 15 a?os no se ha dotado, al menos, de un gobierno econ¨®mico y monetario, el euro desaparecer¨¢".
Me vino a la mente la idea de un presidente de la Comisi¨®n de nombre R¨®mulo Augusto, la ca¨ªda del imperio bruselense y la centrifugaci¨®n que sigui¨® a las invasiones b¨¢rbaras.
?Y la revoluci¨®n? La desesperanza, dijo Attali, es una cuesti¨®n individual; las revoluciones son otra cosa. No las hacen los pobres, porque ni saben ni pueden. Las revoluciones las hace la clase media cuando se empobrece y contempla la riqueza extrema de las ¨¦lites. Robespierre, apostilla, pertenec¨ªa a la clase media y estaba expuesto al lujo obsceno de la aristocracia del ancien r¨¦gime.
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