La salida de Irak del Ej¨¦rcito de EE UU augura un periodo dif¨ªcil para la paz
El primer ministro Al-Maliki declara la jornada D¨ªa de la Soberan¨ªa Nacional
Recibido con v¨ªtores por los ciudadanos iraqu¨ªes que celebran el comienzo de su liberaci¨®n, el 30 de junio se vivi¨® en Estados Unidos como se viven las derrotas, con tristeza, dolor, pocas palabras y, si cabe, un tiempo para la reflexi¨®n.
La retirada de las tropas norteamericanas de todas las ciudades grandes y peque?as de Irak, que deb¨ªa completarse la pasada medianoche, es el principio del fin de un desastre sin paliativos que dejar¨¢ huella durante d¨¦cadas entre las fuerzas armadas y el resto de la sociedad norteamericana. Pero este d¨ªa es tambi¨¦n una oportunidad para imponer sentido com¨²n en lo que fue una loca aventura y extraer conclusiones positivas para el futuro de Irak y de todo Oriente Pr¨®ximo.
"Es parte de una estrategia destinada a poner fin a la guerra", dice Obama
En esa labor estaba ayer empe?ado Estados Unidos, en la de aprender la lecci¨®n recibida en Irak y evitar cat¨¢strofes similares. No hubo actos oficiales para conmemorar la fecha, no hubo discursos ni homenajes solemnes. En un acto convocado con otro motivo, el presidente Barack Obama improvis¨® unas frases para recordar que este paso "es parte de una estrategia destinada a poner fin a la guerra". Todo transcurri¨® ayer en el silencio de los despachos, con la discreci¨®n y la puntualidad de las operaciones militares.
En realidad, hay poco que se pueda manifestar para consolar a las familias de los 4.320 soldados norteamericanos muertos en esa guerra absurda, declarada con falsos pretextos y que s¨®lo consigui¨® debilitar a Estados Unidos y fortalecer a sus enemigos. ?Qu¨¦ decir de las decenas de vidas de iraqu¨ªes y del da?o causado a la infraestructura y la moral de esa naci¨®n! "Una incompleta soberan¨ªa y la presencia de tropas extranjeras es el peor legado dejado por Sadam Husein", manifest¨® ayer en Bagdad el primer ministro iraqu¨ª, Nuri al-Maliki, al declarar la jornada D¨ªa de la Soberan¨ªa Nacional.
A partir de ahora, ser¨¢n los propios iraqu¨ªes los que se defiendan de sus amenazas y los que labren su futuro. Pero Estados Unidos tiene a¨²n una responsabilidad en facilitar esa tarea y, despu¨¦s de seis a?os de guerra, queda todav¨ªa mucho trabajo por delante en Irak para garantizar la paz y favorecer el desarrollo. As¨ª lo reconoci¨® Obama, quien admiti¨® que "habr¨¢ m¨¢s violencia y tiempos dif¨ªciles".
Pese a que Al-Maliki advirtiera ayer que "quienes crean que los iraqu¨ªes no son capaces de defenderse por s¨ª mismos est¨¢n cometiendo un gran error", existen dudas sobre el grado de profesionalidad y preparaci¨®n del Ej¨¦rcito iraqu¨ª. Los 130.000 soldados norteamericanos en Irak estar¨¢n replegados desde hoy en cuarteles situados fuera de los n¨²cleos urbanos, pero no tan lejos como para no acudir r¨¢pidamente en caso de emergencia. En Bagdad, por ejemplo, est¨¢n a 10 minutos de helic¨®ptero de los principales edificios oficiales.
El espectro de una guerra civil no ha desaparecido en Irak. Las tensiones entre sun¨ªes y chi¨ªes no han disminuido. Las leyes de conciliaci¨®n nacional que el Parlamento deber¨ªa haber aprobado hace tiempo, no lo han sido a¨²n. El propio Barack Obama expres¨® el lunes su decepci¨®n por la lentitud de las reformas pol¨ªticas, que puede traducirse r¨¢pidamente en violencia si no se avanza de cara a las elecciones de enero pr¨®ximo.
Maliki, un chi¨ª, se ha consolidado como una fuerte figura pol¨ªtica, pero quiz¨¢ est¨¢ concentrando demasiado poder en un Gobierno que despierta crecientes reticencias entre los sun¨ªes. La corrupci¨®n y la arbitrariedad del aparato del Estado se mantienen en un nivel inquietante.
Cualquier reparto del poder que no atienda a la compleja divisi¨®n ¨¦tnica y regional de Irak puede acabar encendiendo la mecha de un nuevo conflicto. A ello se suma la presencia desestabilizadora de Al Qaeda, que no exist¨ªa antes de la guerra, y la presi¨®n de poderosos vecinos con ambiciones regionales, como Ir¨¢n y Siria.
Frente a todos esos riesgos est¨¢ la firme voluntad de Obama de cumplir su promesa de cerrar por completo el cap¨ªtulo de Irak. A finales de agosto de 2010 deben abandonar el pa¨ªs las fuerzas de combate, y un a?o despu¨¦s, el resto de las tropas, aunque quedar¨¢n alrededor de 15.000 para proseguir algunas operaciones contra Al Qaeda y proteger la embajada y los intereses norteamericanos. Ese calendario puede verse, por supuesto, interrumpido por el rebrote de los enfrentamientos en Irak.
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