Medio mill¨®n para la piqueta
El Ayuntamiento ordena derribar un edificio del Club de Campo que ayud¨® a construir con una subvenci¨®n concedida hace dos a?os
El Club de Campo, ese precioso lugar para practicar deporte situado en el mayor pulm¨®n de la ciudad, pagado con dinero p¨²blico pero de uso exclusivo (tiene unos 30.000 socios y una larga lista de espera de dimensiones similares), recibe anualmente cuantiosas subvenciones del Ayuntamiento de Madrid. En 2007, concretamente, obtuvo medio mill¨®n de euros para la construcci¨®n de una "sala polivalente" que iba a servir, seg¨²n el certificado de la subvenci¨®n, como nuevo gimnasio. Hasta ah¨ª todo normal.
Pero el problema es que la infraestructura se hizo sin los oportunos permisos y ahora el propio Ayuntamiento ha ordenado que se derribe. Medio mill¨®n de euros, si la obra no se legaliza con alg¨²n tipo de plan especial, como es habitual en el Ayuntamiento, devorados por la piqueta municipal.
"Es surrealista que paguen por algo ilegal", critica ?ngel P¨¦rez (IU)
Darse un ba?o un s¨¢bado cuesta a los que no son socios 61,10 euros
Seg¨²n la orden emitida por la Concejal¨ªa de Urbanismo el pasado 19 de mayo, se requiere al Club de Campo que "proceda a la demolici¨®n de las obras abusivamente realizadas [...]". As¨ª de tajante y asegurando que no cabe recurso administrativo.
Pero desde Urbanismo, los mismos que han ordenado la demolici¨®n del edificio, dicen ahora que puede ser posible "legalizar" la infracci¨®n. "Se podr¨ªa hacer un plan especial para adecuar la situaci¨®n a la legalidad y que luego pidan la licencia", explica un portavoz de la concejal¨ªa. Nadie del Club de Campo, sin embargo, atendi¨® a este peri¨®dico para ofrecer su versi¨®n sobre por qu¨¦ se hicieron esas obras sin el permiso correspondiente.
"Hay que ser mucho m¨¢s cuidadoso con el uso del dinero p¨²blico. Esto demuestra el descontrol que hay en el Ayuntamiento. Siendo ben¨¦volos, es como m¨ªnimo surrealista que paguen una cosa que, seg¨²n sus normas, es ilegal", critica el portavoz de Izquierda Unida (IU), ?ngel P¨¦rez. "Adem¨¢s, con una dotaci¨®n de la periferia, la subvenci¨®n seguro que no se habr¨ªa concedido con tanta agilidad", insiste.
El Club de Campo, con una extensi¨®n de 250 hect¨¢reas, pistas de tenis, p¨¢del, h¨ªpica, golf u hockey, ten¨ªa una concesi¨®n para la explotaci¨®n privada de las instalaciones que termin¨® en 1984. El Ayuntamiento de Madrid hizo valer entonces los derechos que ten¨ªa con los terrenos y form¨® una empresa mixta que perdura hoy en la que posee el 51% de la sociedad y que posee 180 de las hect¨¢reas de suelo sobre el que se erige el recinto deportivo.
La mayor¨ªa de sus socios provienen de la etapa privada del club. Son antiguos miembros de la Real Sociedad Espa?ola H¨ªpica, a la que en 1941 el Ayuntamiento de Madrid cedi¨® el Club de Campo con la condici¨®n de que en 1954 revirtiera al pueblo de Madrid. Llegado ese a?o, el Ayuntamiento de entonces revis¨® el acuerdo y se decidi¨® que ¨¦ste se prolongar¨ªa otros 30 a?os. Durante todo ese tiempo, hasta que el alcalde de Madrid en 1984, Enrique Tierno Galv¨¢n, rescat¨® la concesi¨®n, el acceso al recinto estaba completamente prohibido a las personas que no eran socios.
Hoy, los madrile?os que quieren entrar en el recinto y no tienen la suerte de ser miembros de la instituci¨®n han de hacerlo con un tique individual y que sirve s¨®lo para una sesi¨®n del deporte que se elija. Los precios, adem¨¢s, no es que sean precisamente populares. M¨¢s bien siguen fomentando el car¨¢cter elitista de la instituci¨®n. Para darse un ba?o un s¨¢bado, por ejemplo, se tiene que comprar primero la entrada al recinto, que cuesta 32,40 euros, y luego la de la piscina, que son otros 28,70. Es decir, el chapuz¨®n sabatino sale por 61,10 euros.
Para ingresar en el club de la Casa de Campo tiene que darse de baja alg¨²n socio primero. Algo que no es frecuente si gozan de buena salud. Si un socio se casa, o tiene descendencia, tanto su c¨®nyuge como los hijos (a partir de los 13 a?os) tienen derecho autom¨¢tico de entrada. Algo que seg¨²n la instituci¨®n se hace para que la familia est¨¦ unida.
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