El hijo belga de Hitler
Ensayo. "Degrelle, ¨¦l, pas¨® a trav¨¦s de todo". La frase, que resume la carrera del advenedizo y fatuo l¨ªder fascista belga que hizo gran carrera en las Waffen-SS, que ya es organizaci¨®n, y consigui¨® escapar de la debacle y de la justicia (refugiado en Espa?a), aparece en Las ben¨¦volas, de Jonathan Littell, en boca de Maximilien Aue. El protagonista de la novela, a la saz¨®n en el C¨¢ucaso con sus siniestras cosas en verano de 1942, tiene curiosidad por conocer a Degrelle, en pleno ascenso de popularidad, pero ¨¦ste se encuentra en primera l¨ªnea, combatiendo (ten¨ªa que ganar la Cruz de Caballero), y no consigue verlo. En todo caso, Aue prefiere a Lucien Lippert, el comandante de la Legi¨®n Wallonie y rival del otro, que le parece, en su juicio al correr de los a?os, un tipo m¨¢s ¨ªntegro, pues, al contrario que Degrelle, no abandon¨® a sus hombres (por no hablar de que Degrelle se arrog¨® haber sido la inspiraci¨®n de Herg¨¦ para Tint¨ªn y quiso hacer de Milou un negacionista).
Lo seco y lo h¨²medo
Jonathan Littell
Traducci¨®n de Mar¨ªa Teresa Gallego
RBA. Barcelona, 2009
144 P¨¢ginas. 17 euros
?Es realmente necesario psicoanalizar a Degrelle?, ?para cu¨¢ndo una deconstrucci¨®n de 'Los "Panzers" de la muerte'?
La (no) aparici¨®n de Degrelle en Las ben¨¦volas es muy significativa por cuanto Littell se embarc¨® en un intenso librito sobre ¨¦l -el ensayo que nos ocupa- mientras preparaba su gran novela. Lo seco y lo h¨²medo es un singular y extravagante estudio biogr¨¢fico-psicoanal¨ªtico (!) de L¨¦on Degrelle y a la vez puede verse, y ¨¦sa es en parte su gracia, como un apunte preparatorio de Las ben¨¦volas. Aue, por supuesto, no es Degrelle, aunque les relacionan la francofon¨ªa (alsaciano uno, val¨®n el otro) y alg¨²n episodio -la persecuci¨®n policial de que es efecto Max por la muerte a hachazos de su madre recuerda a la insistencia de un juez de las SS en incriminar a Degrelle en el asesinato del oficial de la Luftwaffe que se beneficiaba a su ex mujer-, por no hablar de la f¨¦rtil carrera de ambos en el III Reich. Pero lo que hay de pentimento degrelliano en Max y en Las ben¨¦volas es b¨¢sicamente el minucioso estudio del lenguaje (la lengua de los verdugos) y de la personalidad fascista.
Lo seco y lo h¨²medo es una obra curiosa: una lectura de la obra de Degrelle La campa?a de Rusia, una de las Biblias neonazis -en cuyos c¨ªrculos espa?oles fue tan activo el viejo fel¨®n val¨®n-, a la luz de las teor¨ªas del soci¨®logo alem¨¢n Klaus Theweleit, que diseccion¨® en su libro M?nnerphantasien la psicolog¨ªa fascista a trav¨¦s de la relaci¨®n de los soldados con su cuerpo y de las met¨¢foras y simbolismos de esa relaci¨®n. Littell, en un proceso que literalmente te deja patidifuso, aplica en su lectura la metodolog¨ªa, las categor¨ªas y conceptos que utilizaba Thwelit con los Freikorps (de alguna manera unos SS ante litteram).
En esa perspectiva, Degrelle, su psique, funcionar¨ªa en funci¨®n de una "conservaci¨®n del yo", cuya principal amenaza (la disoluci¨®n de ese yo) se presentar¨ªa con una serie de met¨¢foras en las que se contraponen a la dureza y virilidad fascistas los peligros disolventes de lo blando, lo h¨²medo, lo informe, lo fl¨¢cido (?ups!) o lo viscoso. Littell resigue en el relato militar de Degrelle c¨®mo los soldados belgas nazis en el Este se enfrentan al barro, a la licuefacci¨®n de los cad¨¢veres, a la marea roja
..., peligros y terrores no s¨®lo f¨ªsicos sino ps¨ªquicos. Un ejercicio de ex¨¦gesis del texto del esp¨²reo Standartenf¨¹hrer belga que recuerda al an¨¢lisis de la imaginaci¨®n material de Bachelard y que puede parecer un tanto gratuito (?es realmente necesario psicoanalizar a Degrelle?, ?para cu¨¢ndo una deconstrucci¨®n de Los "Panzers" de la muerte, de Sven Hassel?); sobre todo cuando Littell se pone m¨¢s estupendo y suelta cosas tan desconcertantes como, a prop¨®sito de las relaciones entre fascismo y homosexualidad: "El poder de desterritorializaci¨®n del ano es excesivamente corrosivo" (es cierto que luego resulta m¨¢s gr¨¢fico, aunque no menos sorprendente, al afirmar que lo que Degrelle necesitaba es "que se la metieran bien metida por el culo").
En fin, es probablemente en la parte menos anal¨ªtica (y en las ilustraciones) donde este libro de levistraussiano t¨ªtulo resulta m¨¢s interesante: cuando Littell se limita a explicarnos (con bastante gracia) la historia de ese abyecto oportunista belga tan tieso, por usar sus categor¨ªas, que despu¨¦s de diversos avatares pol¨ªticos de Cacaseno colaboracionista, asciende en la Wallonie de ametrallador a comandante, logra que el contingente pase a las Waffen-SS y lo pongan bajo su mando (tras indiscutibles haza?as personales, como en el Kessel de Cherkassy) y que el mism¨ªsimo Hitler, en uno de esos arrebatos sentimentales que ten¨ªa cuando no estaba planeando exterminar jud¨ªos, le conf¨ªe que de haber tenido un hijo le hubiera gustado que se pareciese a ¨¦l. Dej¨¦moslo aqu¨ª, no vayamos a entrar en la lectura ed¨ªpica.
En catal¨¢n: El seci i l'humit. Jonathan Littell. Traducci¨®n de Pau Joan Hern¨¤ndez. Quaderns Crema. Barcelona, 2009. 144 p¨¢ginas. 17 euros
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