D¨ªa de estreno
Hoy estoy de estreno. Ni estreno secci¨®n ni tema. No es la primera vez que escribo una de estas columnas, ni la primera vez que lo hago sobre el Tour, pero hay algo que hace que todo sea diferente. Tampoco el ordenador, cuyo teclado aporreo, es nuevo, y la sensaci¨®n ¨¦sta de escribir con el cierre de edici¨®n haciendo sombra por encima de mi cabeza no es la primera vez que la vivo.
No, lo nuevo est¨¢ dentro de m¨ª, podr¨ªa afirmar incluso que soy yo mismo. Y es que desde el pasado 16 de mayo han pasado tantas cosas en mi vida que nunca podr¨¦ olvidar que a partir de esa fecha hay un antes y un despu¨¦s. Aquel d¨ªa, en la octava etapa del Giro de Italia, tom¨¦ una curva a excesiva velocidad y me precipit¨¦ por un barranco en la bajada de un puerto que, por cierto, se llamaba culmine de San Pietro, algo as¨ª como la cima o el c¨¦nit de San Pedro, como yo me llamo. Me despe?¨¦ por aquel terrapl¨¦n durante unos segundos en los que deb¨ª ser frenado por las ramas y el matorral, y termin¨¦ tumbado sobre unas rocas unos 80 metros m¨¢s abajo. Dicen los que me vieron que dej¨¦ un rastro en la ca¨ªda de piel y sangre, incluso alg¨²n peque?o fragmento de hueso. No lo s¨¦. No fui consciente de nada. Tan solo soy consciente ahora, y cada d¨ªa que pasa a¨²n con mayor motivo, de que aquel que cay¨® por all¨ª fue uno, y el que ahora escribe es otro, aunque haya bastantes cosas que nos sean comunes, y unos cuantos huesos rotos y que ya han soldado que nos diferencien. Bueno, no me enrollo, que ya habr¨¢ tiempo en tres semanas de hablar de todo esto. Ir¨¢ surgiendo como quien no quiere la cosa.
El caso es que el Tour empieza y yo estoy que casi ni me he enterado. Ayer habl¨¦ con mi compa?ero Flecha por tel¨¦fono y trat¨® de meterme un poco en ambiente, pero hasta que no vea a los ciclistas pedaleando no creo que me concentre en la carrera. Que si el Astana de Contador, Armstrong, Leipheimer y Kloden?. ?S¨®lo corren ellos para ganar? Que si Evans, que si Menchov o no s¨¦ qui¨¦n m¨¢s, puede aspirar al amarillo de Par¨ªs. Estos d¨ªas lo descubrir¨¦. Estoy de momento totalmente abstra¨ªdo de lo que va a pasar en Francia durante este mes, cicl¨ªsticamente hablando, aunque no quiere decir que no me interese.
En los ¨²ltimos a?os he escrito durante el Tour titulando mi columna "Desde mi sill¨®n", pues escrib¨ªa desde casa viendo la carrera en la pantalla, aunque siempre ha habido d¨ªas en los que me tocaba competir en alguna otra carrera, como el a?o pasado en la Vuelta a Austria, y aunque no sent¨ªa el Tour en mis piernas, s¨ª que escrib¨ªa con la sensaci¨®n de fatiga propia de las tardes de cualquier d¨ªa de competici¨®n. Sin embargo este a?o ser¨¢ diferente, aunque ya que estoy con la fatiga, seguramente la que sienta ser¨¢ mayor que la que sent¨ª cualquiera de esos d¨ªas. Ser¨¢ la fatiga correspondiente a la sesi¨®n diaria de rehabilitaci¨®n que haya sufrido cada ma?ana.
Este a?o escribir¨¦ desde mi silla de ruedas. No quiero ser victimista, me muevo con soltura con muletas, pero cuando al rato me canso, me siento en la silla de ruedas para no perder as¨ª movilidad. Desde aqu¨ª seguir¨¦ a mis compa?eros pedaleantes con m¨¢s envidia que nunca, porque yo siempre he querido ir al Tour. Pero este a?o no les envidio por eso. Les envidio a¨²n m¨¢s porque son capaces de pedalear, y yo no. Os seguir¨¦ con atenci¨®n, compa?eros, disfrutad de la suerte que ten¨¦is.
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