El vaquero ense?a su nueva cara
Los denostados tejanos desali?ados abanderan la vuelta de los a?os ochenta - Cinco claves para usar el 'denim', tejido de la temporada
Cuando parec¨ªa que ya no quedaban iconos de los a?os ochenta por reivindicar, los vaqueros desgastados abanderan la vuelta de esa d¨¦cada a nuestros armarios. Otra vez.
- ?Qu¨¦? La en¨¦sima reencarnaci¨®n del denim, o tela vaquera, que ahora toma la forma de pantalones cuyo envejecimiento ha sido deliberadamente acelerado hasta el extremo mediante rotos, descosidos y deste?idos. "Salimos de una ¨¦poca en la que la tendencia estaba marcada por el predominio de los acabados oscuros y los desgastes sutiles. De nuevo es el turno de la influencia ochentera, de los lavados a la piedra, los deste?idos con lej¨ªa y los raspados", cuenta Herv¨¦ Locatelli, director de marketing de Levi's. Se trata, pues, de una revisi¨®n de todas las manipulaciones sufridas por este tejido durante esa d¨¦cada. Manipulaciones a las que adem¨¢s podemos ponerles cara: vuelven los jirones y el efecto nevado que luc¨ªan Samantha Fox -en su versi¨®n m¨¢s imp¨²dica-, los miembros del grupo New Kids On The Block, George Michael o Estefan¨ªa de M¨®naco.
- ?D¨®nde? Nos encontramos ante la culminaci¨®n del proceso de aburguesamiento vivido por los pantalones vaqueros a partir de la d¨¦cada de los ochenta, cuando dejaron de ser un s¨ªmbolo de inconformismo y treparon por la escalera del buen gusto, hasta convertirse en una prenda que incluso los dise?adores de moda m¨¢s ortodoxos contemplaron. Empez¨® Calvin Klein en 1977 al crear los primeros jeans pijos. Y en los a?os noventa continuaron Tom Ford y Helmut Lang con sus modelos totalmente intervenidos: el primero hizo para Gucci unos tejanos con plumas, cuentas incrustadas y desgarrones a la altura de las rodillas, y el segundo propuso otros con acabado satinado en color plata. El ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta historia lo escriben ahora Christophe Decarnin para Balmain, Ricardo Tisci en Givenchy y Alexander Wang.
- ?Por qu¨¦? ?ste es uno de esos revivals que nadie pidi¨®, pues remite a un pasado est¨¦tico considerado vergonzante. Lo que no quita para que la nostalgia no sea un convincente argumento a la hora de vender vaqueros. Sobre todo si est¨¢ en manos de un grupo de dise?adores que tratan de hacer arqueolog¨ªa de un tiempo no tan lejano a trav¨¦s de la iron¨ªa: consiguiendo que lo denostado se convierta en deseado. Es la venganza de lo hortera.
- ?C¨®mo? Combinados con americanas de corte holgado y hombreras sobredimensionadas, de tal manera que mediante la yuxtaposici¨®n de dos lenguajes opuestos -el disciplinado y el desali?ado- se consiga un look contundente. La estilista Beatriz Moreno de la Cova apunta otra opci¨®n: "Llevarlos con una parte de arriba que no sea muy dram¨¢tica, porque ellos ya lo son. Una camiseta lisa, de alg¨²n color que no manche mucho visualmente, como el blanco o el negro".
- ?Merece la pena? El denim ha alcanzado el punto m¨¢ximo de humanizaci¨®n al que puede llegar un tejido. "Es un peque?o lienzo en blanco que refleja de qu¨¦ manera es el due?o del pantal¨®n. Y todav¨ªa queda mucho por descubrir en ¨¦l", explica Alessandro V¨ªgano, director creativo de Wrangler. Sin embargo, m¨¢s que una declaraci¨®n de principios, lo que todos buscamos en unos vaqueros es, simplemente, que nos hagan un buen culo.
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