Triplete de Bahamontes
El ?guila de Toledo celebra en Girona su 81 cumplea?os, las bodas de oro de su matrimonio y su triunfo en el Tour
Federico Bahamontes, que lleva un mes que no para, de homenaje en homenaje, de Toledo a Madrid, de Madrid a Barcelona, recibi¨® ayer en Girona, al comienzo de la etapa, muchas llamadas, pero dos de ellas, por lo menos, fueron completamente inesperadas. La primera, la de su mujer, su Fermina, Fermina de Espa?a desde el 18 de julio de 1959.
"Nunca me llama, siempre soy yo el que la llama cuando viajo", dice el ?guila de Toledo, "pero como hoy es mi cumplea?os me ha querido dar una sorpresa". La otra llamada inesperada se la hizo Henry Anglade, y no ten¨ªa nada que ver con su cumplea?os, con los 81 a?os que lleva como un tallo, fino, tieso y fuerte, sino con su cumpleTour, con los 50 a?os que hace desde que se convirti¨® en el primer espa?ol que ganaba el Tour. Bahamontes habla con Anglade, el segundo clasificado del 59, chapurrea en franc¨¦s y sonr¨ªe. "Me dice que a lo mejor nos vemos en Par¨ªs", cuenta Federico. "?l est¨¢ un poco gordo, pero al menos, como me ha recordado, los dos estamos vivos, no como Anquetil y Rivi¨¨re". Anquetil, que complet¨® el podio del 59, muri¨® de c¨¢ncer hace 22 a?os; Rivi¨¨re, cuarto, se rompi¨® el espinazo en una ca¨ªda en el Tour siguiente, y muri¨® tras varios a?os en una silla de ruedas.
"No te muevas en Andorra. Ya llegar¨¢ el d¨ªa de dar duro", aconsej¨® a Contador
El Tour colm¨® de regalos al toledano: un libro con Poulidor y Anquetil, codo a codo en el Puy de D?me, en la portada -lo que le sirvi¨® a Poupou, que sigue llam¨¢ndole picador a Federico, para mortificarlo: te chinchas, que t¨² no sales...-, una medalla, una placa, una tarta cuadrada gigantesca y amarilla, de yema. Pero lo que m¨¢s ilusi¨®n le hizo es el cuchillo enorme que le prestaron para partirla y repartirla. Dio trozos a Hinault, al jefe del Tour, a Poulidor, a todo el que le ped¨ªa. A los 81, Federico sigue partiendo el bacalao. Y sigui¨® demostr¨¢ndolo.
Antes de que Armstrong se proclamara gur¨² oficial del nuevo milenio, ya Bahamontes ejerci¨® el oficio, y persiste a¨²n. Persisti¨®. Se subi¨® al podio de firmas y comenz¨® a dar lecciones e impartir instrucciones a todos los que pasaban. En franc¨¦s, en espa?ol, en italiano. A Contador, que le escuch¨® con el respeto debido, le habl¨® desde su experiencia de escalador excepcional, de hombre conocedor del veneno que fluye dentro de los equipos. "T¨², no te muevas en Andorra", le dijo. "No ense?es la cara muy pronto que te la parten. Ded¨ªcate los primeros d¨ªas de monta?a a ver c¨®mo se mueven tus compa?eros-rivales. Ya llegar¨¢ el d¨ªa de dar duro". Los que no le conoc¨ªan, la mayor¨ªa, se hac¨ªan de cruces. "?Qui¨¦n es este chalado?", preguntaba un ciclista a otro. "No s¨¦, un viejo que dicen que gan¨® el Tour...".
"?Que qui¨¦n soy?", pidi¨® un rotulador Federico. En una pared, melanc¨®lico, escribi¨® una frase sobre aquellos d¨ªas. La firm¨® con su sello: el dibujo de un ¨¢guila volando sobre dos monta?as. "El Peyresourde y el Aubisque".
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