Fraga, 'patriarca' en Guinea
El ex ministro de Franco encarna el reencuentro de Espa?a con su ex colonia tras 41 a?os de independencia
Tocado con un sombrero panam¨¢, un bast¨®n con empu?adura plateada y un traje de lino verde, Manuel Fraga regres¨®, a sus 86 a?os, con paso animoso aunque renqueante, al pa¨ªs a cuyo alumbramiento como naci¨®n independiente asisti¨® hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. Una amplia representaci¨®n del Gobierno ecuatoguineano le recibi¨® en el aeropuerto de Malabo como a un padre de la patria, un verdadero patriarca. Nadie puede apreciar mejor que ¨¦l cu¨¢nto ha cambiado Guinea Ecuatorial desde que rompi¨® su cord¨®n umbilical con Espa?a, dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Pastor Mich¨¢.
Las autoridades de Guinea Ecuatorial le hab¨ªan invitado repetidamente a volver, pero Fraga, embajador antes que ministro, no quiso hacerlo sin el visto bueno de la diplomacia espa?ola, y su titular, Miguel ?ngel Moratinos, le invit¨® a acompa?arle en un viaje que se presenta como reencuentro de la metr¨®poli con su antigua colonia.
Aunque, como recordaba Fraga en el avi¨®n de la Fuerza A¨¦rea que le trajo desde Madrid -con una nutrida delegaci¨®n de funcionarios, empresarios, parlamentarios y periodistas-, la historia elige caprichosamente a sus protagonistas y no era ¨¦l sino el entonces ministro de Exteriores, Fernando Mar¨ªa Castiella, quien ten¨ªa que firmar el acta de independencia. Pero ¨¦ste se quit¨® de en medio -la situaci¨®n de la colonia era como poco convulsa- y le cedi¨® el honor de finiquitar casi dos siglos de dominio espa?ol. Otra paradoja; la dictadura franquista concedi¨® a sus posesiones africanas lo que negaba a sus propios ciudadanos: una Constituci¨®n democr¨¢tica y unas elecciones libres, que gan¨® el primer presidente, Francisco Mac¨ªas Nguema.
Desencuentros
A partir de entonces, la cr¨®nica de las relaciones de Espa?a con su ex colonia ha estado salpicada de desencuentros. "Cuarenta a?os perdidos", en opini¨®n de Mich¨¢, que al parecer no han paliado los 12 millones de euros anuales destinados en las ¨²ltimas d¨¦cadas por la cooperaci¨®n espa?ola a cubrir las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n.
En el camino desde el aeropuerto hasta el centro hist¨®rico de Malabo, Fraga pudo comprobar cu¨¢nto ha cambiado Guinea Ecuatorial, sobre todo desde que, a mediados de los 90, se descubrieron los yacimientos de hidrocarburos que la han convertido en la tercera potencia petrol¨ªfera de ?frica. Ya no hay elefantes, como los que ¨¦l recordaba haber cazado, sino barrios con miles de pisos vac¨ªos construidos por los chinos alrededor de la capital. En todo caso, ¨¦l se declar¨® "feliz [porque] la antigua colonia es hoy un pa¨ªs pr¨®spero y con porvenir".
Las empresas espa?olas no s¨®lo se quedaron fuera del reparto del pastel petrol¨ªfero, sino que est¨¢n ausentes de las grandes infraestructuras financiadas con el oro negro. Para recuperar el tiempo perdido, Espa?a acaba de inaugurar una oficina comercial y se propone construir una nueva embajada y un nuevo consulado en Bata. Malabo est¨¢ forrada de carteles que conmemoran el 30 aniversario del "golpe de la libertad", con el que Obiang derroc¨® a su t¨ªo Mac¨ªas en 1979. En diciembre est¨¢n previstas unas elecciones presidenciales que le permitir¨¢n seguir en el poder hasta 2016.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.