"?Te has cargado a la francesa!"
El hombre que mat¨® a la c¨¦lebre fot¨®grafa Gerda Taro durante la Guerra Civil se llamaba An¨ªbal Gonz¨¢lez - No se dio cuenta de que la aplastaba con su tanque
Resuelto un misterio de la Guerra Civil: el hombre que arrebat¨® la vida a la fot¨®grafa Gerda Taro, pionera del fotoperiodismo de guerra y compa?era de Robert Capa, truncando una de las carreras m¨¢s prometedoras de la fotograf¨ªa moderna, se llamaba An¨ªbal Gonz¨¢lez y no se enter¨® de que la mataba.
Aquella tarde terrible del domingo 25 de julio de 1937, en la brutal confusi¨®n de la retirada republicana en Brunete, bajo la sombra letal de las alas de fuego de la aviaci¨®n de Franco, Gerda Taro, la "peque?a rubia", la guapa e intr¨¦pida reportera antifascista, cay¨® del estribo del autom¨®vil al que se hab¨ªa encaramado y fue arrollada accidentalmente por un carro de combate. El tanque era un T-26 ruso del ej¨¦rcito republicano e ingresaba en la carretera desde campo abierto marcha atr¨¢s. La fot¨®grafa se encontraba en el suelo, tras un peque?o ribazo, y el pesado ingenio mec¨¢nico le pas¨® por encima caus¨¢ndole una terrible herida con sus cadenas, destrip¨¢ndola literalmente. La joven no muri¨® en el acto: sujet¨¢ndose los intestinos y manteni¨¦ndolos a duras penas en el vientre abierto fue llevada al hospital ingl¨¦s de El Goloso donde falleci¨® en la madrugada del d¨ªa siguiente, seis d¨ªas antes de cumplir los 27 a?os.
El carro de combate era sin duda un T-26 ruso de los republicanos
La compa?era de Capa fue destripada pero no muri¨® en el acto
Una vez marcharon sobre un camino cubierto de cad¨¢veres
Gonz¨¢lez era un tipo duro, bragado, tras la guerra lo pas¨® muy mal
An¨ªbal Gonz¨¢lez, el tanquista albacete?o que conduc¨ªa el carro, no se apercibi¨® de lo sucedido y continu¨® su camino. S¨ª lo hizo su amigo y paisano Fernando Plaza, que conduc¨ªa otro de los tanques T-26 y vio perfectamente la horrible escena. Un tiempo despu¨¦s, al detenerse los carros, fuera ya de la zona de combate, para formar una segunda l¨ªnea defensiva, Plaza le espet¨® desde su tanque a Gonz¨¢lez: "?Te has cargado a la francesa!". Gerda Taro (Gerta Pohorylle), que en su seud¨®nimo art¨ªstico jugaba con el nombre de Greta Garbo, era en realidad una jud¨ªa alemana pero hablaba perfectamente el franc¨¦s, resid¨ªa en Francia tras escapar de los nazis y trabajaba para Ce Soir, lo que explica la confusi¨®n.
La identidad del tanquista que atropell¨® a la fot¨®grafa y las circunstancias exactas del accidente eran desconocidas hasta ahora. Las revel¨® el pasado jueves a este diario el sobrino de Fernando Plaza, Fernando Cambronero Tornero, que ha conservado la memoria oral de su t¨ªo fallecido hace cinco a?os y las fotograf¨ªas que ¨¦ste salv¨® tras la guerra escondi¨¦ndolas en la bota cuando fue hecho prisionero al acabar la contienda.
Alrededor de una paella fr¨ªa en su casa en Cenizate mientras los viejos tanquistas encaramados en sus mastodontes de acero nos miran desde las fotos dispuestas sobre el mantel de hule, Cambronero explica lo que le cont¨® su t¨ªo. "?l ten¨ªa 19 a?os en Brunete, no vio caer a la fot¨®grafa del coche, vio el cuerpo de la chica ya tendido en el suelo y c¨®mo el carro de su camarada en repliegue saltaba el ribazo del camino tras el que estaba ella y le pasaba por encima. Su tanque estaba m¨¢s atr¨¢s. Luego, cuando volvieron a reunirse, le dijo a An¨ªbal lo que hab¨ªa hecho. Sab¨ªan qui¨¦n era la v¨ªctima: la pareja, Capa y ella, eran conocidos. An¨ªbal no se hab¨ªa dado cuenta, todo hab¨ªa sido muy precipitado, un momento de mucha confusi¨®n, veh¨ªculos con heridos, carros que sub¨ªan a la carretera a toda prisa, la polvareda. Nadie se paraba por nada". ?Qu¨¦ sintieron al saber de la muerte de la fot¨®grafa? "Mi t¨ªo era muy reservado al hablar de sus sentimientos en la guerra. Hab¨ªa visto muchas cosas. Estaban muy acostumbrados a la muerte, no parece que les hubiera impresionado especialmente lo de la muchacha, no, al menos, al cont¨¢rmelo. En Corbera del Ebro una vez marcharon trescientos metros sobre un camino cubierto de soldados muertos sin poder evitarlos. 'M¨¢s que tierra pisabas cuerpos, sobrino', me explicaba". De otra habitaci¨®n de la casa llegan las tranquilizadoras voces de los mellizos de Fernando que ven un v¨ªdeo de ?rase una vez el hombre en la tele. ?Qu¨¦ ha sido de An¨ªbal Gonz¨¢lez? "Muri¨®. Era, seg¨²n mi t¨ªo, un tipo duro, bragado. Al acabar la guerra lo pas¨® muy mal. No regres¨® a Cenizate porque hab¨ªan represaliado mucho aqu¨ª a su familia. Se fue a Utiel". Fernando Cambronero, de 45 a?os, luce camiseta imperio, barba, buenos m¨²sculos y una mirada franca. "Me cri¨¦ con mi t¨ªo. Pasamos muchas horas juntos trabajando en el corral con los animales", rememora con ternura conmovedora este hombre fornido que, lo que son las cosas, tambi¨¦n fue tanquista: hizo la mili en el regimiento Saboya de la divisi¨®n acorazada Brunete. "Yo era el ¨²nico con el que hablaba de la guerra. Aqu¨ª no se suele recordar esas cosas. En estos pueblecitos ha habido mucha represi¨®n, nadie se f¨ªa. Mi t¨ªo, tras pasar a Francia su tanque, el ¨²ltimo del ej¨¦rcito republicano -viajaba con un grupo de dinamiteros asturianos que iban volando los puentes a sus espaldas-, decidi¨® regresar a Espa?a. Lo enviaron al penal de Lleida y luego a un campo de trabajo en Agramunt, tres a?os en total. Al volver a Cenizate estaba muy marcado". Durante largo tiempo, el antiguo tanquista que silenciaba el misterio de la muerte de Taro hizo de proyeccionista en el cine de este pueblo, ligado de tan terrible manera a la historia de "la ni?a valerosa que se cre¨ªa invulnerable", como la describi¨® Rafael Alberti, y cuya figura, a trav¨¦s de libros y exposiciones (como la actual en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a), no cesa de acrecentarse.
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