Sin boda no hay dote
Las crisis financieras y econ¨®micas siempre llevan aparejados cambios en las relaciones de poder. Como las guerras, son momentos de destrucci¨®n creadora, de las que unos salen debilitados, o destruidos, y otros emergen con mayor poder.
En medio de esta fuerte crisis que estamos viviendo, ?cu¨¢les son las guerras de poder en Espa?a?
Una es, sin duda, la que est¨¢ librando entre empresarios y trabajadores por las condiciones de contrataci¨®n y de despido. Pero en mi opini¨®n, la verdadera guerra de poder se libra alrededor de las cajas de ahorro. Es una batalla en la que participan muchos actores e intereses.
Est¨¢, por un lado, la batalla por el poder financiero entre cajas y bancos. La crisis actual significa una situaci¨®n de debilidad para las cajas que puede permitir a los bancos reconquistar cuotas de mercado y poder territorial que hab¨ªan perdido en la crisis de los ochenta. De ah¨ª, la beligerancia cruzada de los "estados mayores" de las cajas (la CECA) y bancos (la AEB), con declaraciones, acusaciones y propuestas.
El Gobierno ha optado con las cajas por las fusiones. Y ha elegido como oficiante de bodas al Banco de Espa?a
Est¨¢ tambi¨¦n la batalla por el poder pol¨ªtico. En un frente, el nuevo poder auton¨®mico. En el otro, el viejo poder central, con el Gobierno, el ministerio de Econom¨ªa y el Banco de Espa?a. El Estado de las Autonom¨ªas les sac¨® poder. Con la crisis parecen querer recuperarlo. De ah¨ª que el consejero catal¨¢n, Antoni Castells, haya anunciado que la Generalitat probablemente recurrir¨¢ ante el Tribunal Constitucional el nuevo FROB, porque "no se puede perder una pieza en cada colada".
Por ¨²ltimo, est¨¢n en juego las relaciones de poder a nivel local. Algunos las ven como relaciones incestuosas. Por un lado, las ¨¦lites pol¨ªticas, empresariales y sociales locales, representadas en los ¨®rganos de representaci¨®n y gobierno de las cajas. Por otro, la alta direcci¨®n de esas instituciones, que en algunos casos se comportan como verdaderos se?ores feudales, patrimonializando su larga permanencia al frente de estas instituciones.
?sos son los actores y las relaciones de poder que est¨¢n en juego. Pero, ?cu¨¢les son las causas que han desencadenado esta batalla de poder?
La debilidad financiera de las cajas. Crecieron implic¨¢ndose fuertemente en el negocio inmobiliario. Una vez que la burbuja explot¨® y la actividad inmobiliaria se ha desplomado, las cajas, m¨¢s que los bancos, se encuentran ahora con dos problemas.
Por un lado, tienen activos en el balance que o han perdido valor (terrenos e inmuebles) o son de dudoso cobro (cr¨¦ditos a clientes morosos). Con las normas contables en uso, eso les obligar¨¢ a provisionar fuertes cantidades para cubrir esas p¨¦rdidas. Por tanto, durante unos a?os, los beneficios ser¨¢n magros. Esto obliga a buscar v¨ªas para fortalecerse, ya sea mediante transfusiones de capital, fusiones u otro tipo de colaboraci¨®n que les permita ganar en eficiencia, tama?o y fortaleza. Por otro lado, durante la euforia inmobiliaria abrieron sucursales, se extendieron y aumentaron personal. Ahora hay que adelgazar. Y no es f¨¢cil.
Naturalmente, la situaci¨®n no es igual para todas. Pero la falta de transparencia de las cajas y del propio supervisor extiende una presunci¨®n de mala gesti¨®n sobre todas ellas.
Si ¨¦stas son las causas de la mala salud, ?cu¨¢l es la medicina y los argumentos para convencer a los enfermos para que las tomen?
La medicina es muy golosa. El dinero p¨²blico. Es decir, los impuestos de los ciudadanos. El Gobierno ha decidido crear un nuevo Fondo dotado con casi 100.000 millones de euros, aproximadamente un 1% de todo el PIB del pa¨ªs. Con ese fondo ayudar¨¢ a cajas y bancos que lo pidan y cumplan unos requisitos.
Hab¨ªa dos terapias posibles para administrar esa medicina. Se ha elegido la que plantea m¨¢s dudas, tanto en relaci¨®n con las motivaciones como con los resultados. Veamos.
Una hubiese sido la terapia individual. Acordar con cada una de las cajas que tengan problemas un plan de saneamiento de su balance y de adelgazamiento de su dimensi¨®n. Un plan que sirviese adem¨¢s para hacer recaer sobre los directivos las consecuencias de su mala gesti¨®n durante la ¨¦poca de vacas gordas.
Sin embargo, el Gobierno ha optado por la terapia de grupo. Por las fusiones. Ha dicho: sin boda no hay dote. Y como oficiante ha se?alado al Banco de Espa?a, al que no parecen gustarle las bodas endog¨¢micas sino las mixtas, de cajas de diferentes autonom¨ªas.
Pero esto no gusta ni a los Gobiernos aut¨®nomos ni a las fuerzas locales, porque cambia las relaciones de poder a favor de las autoridades centrales.
El argumento para optar por la terapia de boda parece ser el de las econom¨ªas de escala. Supone que si la dimensi¨®n de las cajas aumenta, eso reducir¨¢ sus costes unitarios y aumentar¨¢ sus m¨¢rgenes de ingresos. Pero la experiencia de fusiones recientes de cajas no parece apoyar este argumento. Un ejemplo, los costes salariales de las cajas fusionadas han aumentado como consecuencia de que los salarios m¨¢s bajos se han igualado a los m¨¢s altos.
Por otro lado, las fusiones significar¨¢n varios a?os de batallas para reorganizarse, repartirse los cargos, reestructurar oficinas y reducir personal. Un l¨ªo y un gasto de energ¨ªa. Mientras tanto, los bancos aprovechar¨¢n para robarles cuotas de mercado y alterar el actual statu quo.
No puedo juzgar las intenciones de esta estrategia de bodas. No las conozco. Pero, intencionadamente o no, el resultado ser¨¢ una alteraci¨®n profunda de relaciones de poder que mencion¨¦ m¨¢s arriba. Algo similar a lo que sucedi¨® con las privatizaciones. Una alteraci¨®n de la geograf¨ªa del poder econ¨®mico. Creo que hab¨ªa otras alternativas que sin tener esos efectos pod¨ªan mejorar la eficiencia y la fortaleza de las cajas. Y, a la vez, sin generar los rechazos que se van a producir. Tiempo habr¨¢, sin embargo, para seguir el curso y resultados de esta batalla.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la Universidad de Barcelona.
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