Una historia s¨®rdida y rid¨ªcula
Hoy comparecer¨¢n ante el magistrado instructor del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) encargado del caso las partes implicadas en un presunto cohecho cometido por altos cargos de la Generalitat. La competencia del TSJCV sobre la causa, desgajada de un sumario iniciado en la Audiencia Nacional (otras dos piezas de las primitivas actuaciones han pasado al Supremo y al Tribunal Superior de Madrid), nace del aforamiento de Francisco Camps, presidente del Gobierno regional, y de Ricardo Costa, diputado popular de las Cortes auton¨®micas, que han arrastrado tras de s¨ª a otros dos implicados: V¨ªctor Campos, ex vicepresidente del Consell, y Rafael Betoret, jefe del gabinete del consejero de Turismo.
Camps no niega el car¨¢cter delictivo, sino la veracidad de los hechos
El comportamiento de los imputados puede ser penado con c¨¢rcel
El auto dictado por el magistrado instructor Jos¨¦ Flors ordenando la comparecencia se ajusta a la pauta habitual que divide este tipo de textos en dos partes conectadas entre s¨ª pero aut¨®nomas: por un lado, una descripci¨®n de hechos que forman el cuerpo de un relato hist¨®rico soportado por documentos fehacientes y declaraciones fidedignas; por otro, un juicio de valor basado en normas de derecho referidas al encaje de esa narraci¨®n dentro de categor¨ªas jur¨ªdicas tales como tipos delictivos, penas, autor¨ªas y circunstancias agravantes o atenuantes, etc¨¦tera.
La confianza dispensada a esa historia depender¨¢ de la credibilidad que merezcan los testigos presenciales, las pruebas materiales aportadas y la racionalidad de las inferencias practicadas para unir los cabos sueltos de los indicios. Los elementos f¨¢cticos minuciosa y claramente expuestos en su secuencia cronol¨®gica por el instructor deben ser estudiados como piezas de una estructura narrativa pretendidamente veraz, abstracci¨®n hecha de los razonamientos jur¨ªdicos que pudieran establecer sobre esa base las responsabilidades penales de los principales protagonistas de sus diferentes episodios.
El presidente Camps y los dem¨¢s imputados recibieron gratuitamente en varias ocasiones trajes y otras prendas de vestir confeccionadas en dos tiendas madrile?as -Milano y Forever Young- como regalo de Orange Market. Esta sospechosa firma, suministradora de servicios a la Generalitat valenciana, forma parte de la trama Correa, investigada por el Supremo y el Tribunal Superior de Madrid a cuenta de sus negocios sucios con dirigentes corruptos del PP. La solidez del relato est¨¢ garantizada no s¨®lo por la amplia base documental que le sirve de soporte (transcripciones telef¨®nicas, correos electr¨®nicos, tiques, facturas, anotaciones contables etc¨¦tera), sino tambi¨¦n por la fiabilidad del principal testigo de cargo. Jos¨¦ Tom¨¢s, encargado de manera sucesiva de los dos establecimientos de confecci¨®n madrile?os, "relat¨® de forma razonada" los hechos en que particip¨®; de sus declaraciones -concluye el magistrado instructor- "no se desprende ning¨²n sentimiento de enemistad, odio o venganza". Jos¨¦ Tom¨¢s acaba de ganar una demanda laboral contra la tienda Forever Young, que le hab¨ªa despedido injustamente con el falso pretexto de haber falsificado las facturas del caso Camps.
De ser cierto -cosa altamente probable- el relato del magistrado instructor, los cuatro imputados podr¨ªan ser declarados culpables de un delito denominado por la doctrina como cohecho pasivo impropio y castigado con multa de hasta seis meses. Tambi¨¦n cabr¨ªa considerar ese comportamiento un caso de prevaricaci¨®n y soborno, sancionado con pena de c¨¢rcel. Sin descartar tampoco la absoluci¨®n por falta de relevancia penal.
Sin embargo, el presidente valenciano no pretende negar el car¨¢cter delictivo de los hechos narrados por el auto, sino rechazar lisa y llanamente su veracidad. La actitud de Camps resulta comprensible; si esa historia -a la vez s¨®rdida y rid¨ªcula- fuese cierta, acabar¨ªa antes o despu¨¦s con su carrera pol¨ªtica aun no siendo de car¨¢cter delictivo. No s¨®lo el derecho penal posee car¨¢cter sancionador: tambi¨¦n las normas ¨¦ticas, est¨¦ticas y pol¨ªticas castigan a sus infractores. En cambio, otros dirigentes del PP libran la doble batalla de negar los hechos y de considerarlos al tiempo penalmente irrelevantes, sin reparar en la naturaleza contradictoria del esfuerzo: o bien la historia de los trajes regalados es cierta, tenga o no car¨¢cter delictivo, o bien es falsa, en cuyo caso la acusaci¨®n se volver¨ªa penalmente contra los denunciantes.
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