Mil millones de razones silenciosas
El mundo atraviesa la peor crisis financiera y econ¨®mica que hemos conocido desde la Gran Depresi¨®n. Empez¨® en los principales centros financieros de las grandes econom¨ªas, pero gradualmente se ha ido extendiendo por todos los rincones del planeta, sacudiendo los sistemas pol¨ªticos y sociales de los pa¨ªses m¨¢s empobrecidos.
Los medios de comunicaci¨®n nos presentan cada d¨ªa una nueva perspectiva, dato o an¨¢lisis sobre la crisis financiera, tanto en Europa como en Am¨¦rica del Norte. En cambio, el efecto de esta misma crisis sobre los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo apenas llega a la opini¨®n p¨²blica occidental.
Las cifras macroecon¨®micas y los indicadores de pobreza muestran la cara m¨¢s fr¨ªa de una realidad estremecedora, para quien ha tenido ocasi¨®n de verla de cerca. Estoy pensando en Hait¨ª: all¨ª est¨¢ Pierre, que tiene ocho a?os y pesa 16 kilos; forma parte de ese 50% de la poblaci¨®n haitiana que vive con menos de un d¨®lar al d¨ªa. Sus padres saben que Pierre puede morir f¨¢cilmente de una enfermedad leve, de esas que en los pa¨ªses desarrollados se podr¨ªa tratar con una visita a la farmacia.
Los pa¨ªses pobres sufren la crisis con m¨¢s muertos por hambre y por enfermedades leves
Tambi¨¦n me viene a la memoria el caso de Aminata, una campesina de Mal¨ª que desde hace poco tiene acceso a un sistema de regad¨ªo, con apoyo de la cooperaci¨®n espa?ola.
Los pa¨ªses que ya viv¨ªan en la pobreza antes de la crisis est¨¢n sufriendo sus consecuencias de una manera dram¨¢tica y, sin embargo, silenciosa. Seg¨²n las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, por cada punto de ca¨ªda del PIB en el conjunto de estas econom¨ªas, m¨¢s de 20 millones de personas pasan a vivir en la pobreza extrema. Un reciente informe de la FAO cifra por primera vez el n¨²mero de personas hambrientas en m¨¢s de mil millones. Mil millones de razones silenciosas que nos obligan a adoptar una respuesta solidaria, firme y comprometida con el desarrollo.
Mil millones de razones silenciosas que, por primera vez a lo largo del ¨²ltimo a?o, han llegado a los grandes foros internacionales, como el G-8 o el G-20, de la mano del Reino Unido y de Espa?a. Y en la Conferencia sobre la Crisis Financiera y Econ¨®mica Internacional y sus efectos sobre el Desarrollo, que ha tenido lugar en la Asamblea General de Naciones Unidas del pasado 24 a 26 de junio, tambi¨¦n hemos tenido la ocasi¨®n de reiterar que esta crisis no podr¨¢ solucionarse dejando al margen al resto del mundo. Una ayuda al desarrollo de calidad es m¨¢s necesaria ahora que nunca; para mitigar los efectos de la crisis en estos pa¨ªses -que, por cierto, nada han tenido que ver en su gestaci¨®n-, pero tambi¨¦n para contribuir a la recuperaci¨®n de la econom¨ªa mundial y construir un modelo de crecimiento econ¨®mico y social tan s¨®lido como sostenible. Plantear una salida parcial de la crisis, que se limite a las econom¨ªas desarrolladas -en definitiva, un s¨¢lvese quien pueda-, ser¨ªa tan miope como ineficaz a medio plazo.
Por eso, desde el Gobierno de Espa?a, junto a sus principales socios de la Uni¨®n Europea y a Estados Unidos, entre otros pa¨ªses, defendemos el compromiso de mantener e incrementar la ayuda oficial al desarrollo en respuesta a la crisis. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ha reiterado en Naciones Unidas y, m¨¢s recientemente, en la Cumbre de Estados del ?frica Occidental, su intenci¨®n de cumplir con las metas marcadas en el ¨¢mbito de la cooperaci¨®n internacional y progresar as¨ª hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En menos de seis meses, Espa?a asumir¨¢ la presidencia de la Uni¨®n Europea, coincidiendo con el A?o Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social. Una de nuestras prioridades ser¨¢, precisamente, promover el modelo europeo que nos ha situado en la vanguardia de la solidaridad internacional. Una Europa convencida de que su liderazgo mundial en el futuro va a depender en gran medida de su compromiso moral con la dignidad humana, la justicia y la paz.
En el mundo desarrollado, confiamos en que la actual crisis financiera y econ¨®mica pasar¨¢, antes o despu¨¦s, y con ella sus peores efectos. Debatimos a diario sobre la salida de la crisis, sobre planes de choque, horizontes de crecimiento, indicadores m¨¢s o menos esperanzadores. Mientras tanto, en silencio, cada vez m¨¢s personas en todo el mundo conf¨ªan en que tengamos el coraje, el compromiso ¨¦tico y el sentido com¨²n suficientes para contar con ellos a la hora de reconstruir la econom¨ªa mundial.
Mil millones de personas. Mil millones de razones silenciosas para mantener nuestra Ayuda Oficial al Desarrollo.
Miguel ?ngel Moratinos es ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperaci¨®n.
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