Glorioso desastre
Ayer hubo final de Copa de Europa y en el piso 29 del hotel Princess de Barcelona una papelera mantiene la puerta de la habitaci¨®n de Jarvis Cocker abierta. Se oye la ducha. El road manager pega un salto y comprueba que el que fuera l¨ªder de Pulp, el autor de discos tan enormes como Different class, se ha dejado el grifo abierto. Sobre la cama, una botella de cava vac¨ªa y las s¨¢banas en un estado lamentable. Tropezamos con un zapato que parece sacado de una tienda de productos vintage del distrito 16 de Par¨ªs, donde hasta hace poco Jarvis, que en septiembre cumplir¨¢ 45 a?os, resid¨ªa con la que era su esposa. Hoy, tras publicar su segundo largo en solitario, Further complications, vive a caballo entre la capital gala y Londres, e incluso, como contar¨¢ despu¨¦s, est¨¢ pasando mucho tiempo en Sheffield ("para joder al enano y que sepa lo que es sufrir", comenta en alusi¨®n a su hijo Albert, de seis a?os), de donde es originario el hombre que salv¨® al britpop. Saltamos por encima de una monta?a de papel higi¨¦nico y de un compacto de Phoenix. Salimos al balc¨®n y nos recibe un tipo al que, si nos cruz¨¢ramos con ¨¦l por la calle, le dar¨ªamos un euro y un cigarrillo. Va descalzo, cojea y viste pantalones de pana granate y el albornoz del hotel. Se frota los ojos con tan poca pericia que deja sus gafas llenas de huellas dactilares grasientas. "Perd¨®n por el desorden. Ayer estuvimos viendo el f¨²tbol y fue genial. Cuando marcaba el Bar?a, la ciudad se mov¨ªa. Daba miedo. Creo que me jod¨ª una pierna y, adem¨¢s, me han perdido las maletas en el aeropuerto. Espero que lleguen a tiempo para el concierto". En 40 horas act¨²a en el Primavera Sound.
"Si el cabr¨®n no entiende de qu¨¦ va todo esto, que se fastidie. Yo hice todo lo que pude. Intento construir puentes, comunicarme, llegar a su coraz¨®n, y el peque?o bastardo me lo paga ignor¨¢ndome". Tras 20 minutos intentando explicar por qu¨¦ cree que medio mundo celebra el aire rockero vintage del ¨¢lbum y la otra mitad lo desprecia, por qu¨¦ el planeta sigue siendo una mierda despu¨¦s de la de a?os que hemos tenido para aprender a hacerlo funcionar, y por qu¨¦, aunque se haya divorciado, ser¨ªa un error llamarlo su disco de ruptura, Jarvis habla de la presentaci¨®n del largo que organiz¨® en Par¨ªs en una galer¨ªa de arte. Una semana de festejos que inclu¨ªan actividades infantiles que su hijo no termin¨® de entender. "Creo que estaba celoso por la presencia de otros chavales. Yo era el anfitri¨®n y no pod¨ªa estar siempre por ¨¦l. Se cabre¨®. Luego, cuando le ped¨ª que, junto a Otto, mi hijastro, me ayudara a hacer la cr¨ªtica de los singles de la semana para The Guardian, acept¨® encantado. Ah¨ª s¨ª".
Se levanta. Cojeando, se acerca al jacuzzi vac¨ªo de la terraza. "?T¨² no sabr¨¢s c¨®mo demonios llenar esto? Ayer lo intent¨¦ y se sum¨® a la lista de fracasos de mi vida. Creo que si lograra llenarlo, sabr¨ªa que soy feliz". Se frota los ojos asegur¨¢ndose de que los cristales de sus gafas ya no dejan pasar la luz. Divaga sobre hacerse mayor y lo cansado que est¨¢ de divagar sobre ese particular, sobre c¨®mo cree haber escrito las letras m¨¢s sexualmente expl¨ªcitas desde los primeros disco de Pulp y sobre c¨®mo, tras pasar a?os neg¨¢ndolo, por fin ha aceptado que es un m¨²sico y que morir¨¢ m¨²sico. "Puedo acometer otros proyectos, pero soy Jarvis el de Pulp. No est¨¢ mal. Podr¨ªa ser peor. Podr¨ªa ser Brandon Flowers el de The Killers y pasarme las entrevistas hablando de mi puto disco, pero como soy Jarvis, puedo hablar de todas estas estupideces que te estoy contando esta ma?ana y la gente lo encuentra hasta normal. ?Quieres saber algo m¨¢s del disco? ?No? Gracias. Que se lo compren. O que se lo bajen y no molesten con tonter¨ªas". El de Sheffield se est¨¢ despertando y pasar¨¢ 15 minutos comentando la crisis financiera y la pereza que le da salir a buscar mujeres cuando tiene un jacuzzi que llenar y disfrutar en soledad.
S¨¢bado, once de la noche. En la explanada rumbo al F¨°rum, una desgarbada figura camina apoyada en una rama de ¨¢rbol. Lleva los pantalones de ayer, la americana que vimos hecha un ovillo sobre un port¨¢til, la camisa que hab¨ªa sobre una l¨¢mpara y hasta los zapatos con los que tropezamos. Se desv¨ªa un poco de su camino y se acerca. "No ha aparecido la puta maleta y la pierna me est¨¢ matando? Quiero irme a casa". Y la sombra del hombre al que muchos deben el poder confesar que crecieron en los noventa sin sentirse culpables se desvanece entre la muchedumbre. Cojo, con resaca y apestoso, sigue siendo el mejor.
Further complications est¨¢ editado en Rough Trade. Mira el v¨ªdeo de J. Cocker en elpais.com/diario/ep3
Una aproximaci¨®n al 'britpop': ?rase que se era un movimiento que durante unos a?os amenaz¨® con conquistar el mundo. El britpop era la gran esperanza brit¨¢nica para recuperar el trono mundial del pop que el grunge estadounidense les hab¨ªa arrebatado.
1993. Brett Anderson, l¨ªder de Suede, aparece en la portada de la revista Select delante de una bandera brit¨¢nica y sobre un titular que reza: 'Yanks go home!'. Blur editan Modern life is rubbish, disco con el que mutan de banda atrapada en el sonido madchester a portavoces de la quintaesencia de lo ingl¨¦s. El periodista Paul Lester afirma ser el responsable de la invenci¨®n de la palabra britpop ese a?o.
1994. Se edita Definitely maybe, primer ¨¢lbum de Oasis que, hasta la llegada del largo de Elastica ¡ªy a?os m¨¢s tarde del de Arctic Monkeys¡ª, ser¨¢ el disco de debut m¨¢s vendedor en la historia del Reino Unido. Blur lanzan Parklife. El NME se inventa la New wave of the new wave. Muere Kurt Cobain y el mundo queda en tal estado de shock que hasta These Animal Men consiguen medio hit.
1995. La locura se desata cuando Menswear entra en listas a principios de a?o. En primavera sale a la venta Common people, de Pulp, el tema que realmente define la ¨¦poca. En verano, la publicitada batalla entre Blur y Oasis es ganada por Country house, de los de Albarn. Pero en la guerra vence Oasis con su segundo disco, un monstruo cuya enormidad no hace m¨¢s que presagiar el fin de una era.
1996. Llegan los premios y Liam insiste en desear la muerte a varios miembros de Blur y canta ante m¨¢s de 250.000 personas en Knebworth. Jarvis Cocker sabotea la actuaci¨®n de Michael Jackson en la ceremonia de entrega de los Brit Awards. Noel Gallagher pide que se nombre a Cocker miembro de la Orden del Imperio Brit¨¢nico tras semejante haza?a.
1997. Oasis editan Be here now y el mundo empieza a no entender qu¨¦ est¨¢ pasando. Blur se cansan de ser ingleses e intentan resurgir el grunge. Sorprendentemente, logran su mayor ¨¦xito global con Song 2. Noel Gallagher visita a Tony Blair y se toma una copa de champ¨¢n con el principal precursor de la cool britannia. Radiohead confirman el fin de una era con OK Computer.
2002. Graham Coxon, guitarrista de Blur, act¨²a de una forma extra?a, tan rara que al final deja Blur en plena grabaci¨®n de Think tank. Alex James deja el alcohol y Pulp dejan la m¨²sica tras un disco de grandes ¨¦xitos cuya repercusi¨®n comercial es definida por Jarvis Cocker como "un largo y silencioso pedo". Suede editan A new morning. No alcanzan el top 20 y se separan.
2007. El 11-S traslada definitivamente el foco de atenci¨®n desde Londres hasta Nueva York. El britpop es una mala resaca, como pone de manifiesto que Brett Anderson debuta en solitario con Wilderness, el disco que no pasa del puesto 56 en las listas brit¨¢nicas y es calificado por el Observer Music Monthly como "su menopausia creativa".
2009. Blur triunfan en su reaparici¨®n. Jarvis Cocker publica Further¡ y en su primera semana dobla las ventas de su debut. Al preguntarle si descarta una reuni¨®n de Pulp, dice que depende de la pasta. Noel Gallagher oficializa el retorno de todo esto al ganar el Premio al Blog del NME, Liam lanza una firma de moda y Brett Anderson amenaza con romper la magia editando su tercer disco en solitario.
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