Una muerte en la familia
La narradora de esta hermosa y desasosegante novela se llama Ver¨®nica, y fue bautizada as¨ª por la insistencia de una monja, la hermana Benedict, para quien el divino rostro impreso en el pa?o de la pecadora fue "la primera fotograf¨ªa de la historia". A Ver¨®nica no le gusta su nombre ("me sonaba al nombre de una pomada o de una enfermedad"), y sin embargo ella misma reconoce las muchas heridas y l¨¢grimas ajenas que ha tenido que enjugar en su vida, pues le atraen -o la rodean- los hombres que sufren. El que m¨¢s padece en este libro, sin aparecer nunca directamente, es su hermano Liam, cuya muerte tr¨¢gica y prematura da pie al relato y lo estructura desde el primer cap¨ªtulo. Liam es un personaje muy potente en su misterio, en su ausencia, en sus extrav¨ªos, sus borracheras y sus desmanes, estando todos los dem¨¢s en funci¨®n del suyo, tanto mientras viv¨ªa como al morir, ahogado en el mar de Brighton sin calzoncillos bajo sus vaqueros ni calcetines bajo sus zapatos de piel, pero cargados los bolsillos de piedras. A trav¨¦s del obsesivo recuento de su hermana, Liam adquiere el rango de revelador de las ansiedades y frustraciones de los suyos, quedando muy bien dibujado su car¨¢cter, que Ver¨®nica describe as¨ª: "Donde mi hermano trabajaba mejor era bajo la piel del otro". Un querido microbio infeccioso cuya desaparici¨®n provoca no s¨®lo dolor sino nostalgia y un deseo de la verdad.
El encuentro
Anne Enright
Traducci¨®n de Francisco Javier Calzada
Lumen. Barcelona, 2009
313 p¨¢ginas. 21,90 euros
"En este preciso momento descubro que ser parte de una familia es la forma m¨¢s atroz de estar vivo", dice Ver¨®nica
La culpa del pecado, la numerosa familia cat¨®lica y el abuso sexual. T¨®picos narrativos que han conformado algunas de las grandes novelas del siglo XX y podr¨ªan ser peculiarmente irlandeses, sobre todo estando tan recientes las ¨²ltimas denuncias sobre los cr¨ªmenes pederastas del clero de aquel devoto pa¨ªs. Pero a Liam no le viol¨® de ni?o un cura, sino un amigo de su abuela, figura de relieve en el n¨²cleo ¨ªntimo de los Hegarty; "en este preciso momento descubro que ser parte de una familia es la forma m¨¢s atroz de estar vivo", dice Ver¨®nica. El momento al que se refiere es el funeral del hermano, que ocupa una parte del cap¨ªtulo 37 y es sin duda lo mejor de la novela junto con el velatorio de Liam en el 30, algo prolijo en alguna de sus muchas p¨¢ginas pero rematada con una hermosa escena de fantasmas dom¨¦sticos seguramente inspirada por el magistral relato de Joyce Los muertos.
Los ritos familiares son esenciales en El encuentro: deliciosos episodios del cortejo de la abuela Ada por dos amigos, los dos fundamentales en la historia, memorias colegiales, fiestas religiosas, y, en el n¨²cleo de la propia Ver¨®nica con su marido Tom y sus hijas Rebecca y Emily, el efecto de alteraci¨®n profunda que para ella ha supuesto el suicidio de su hermano.
Anne Enright es delicada y audaz reflejando los v¨ªnculos entre los personajes, y logra momentos de alta resonancia emotiva, como, en el cap¨ªtulo 23, el mec¨¢nico favor sexual que la narradora le hace a su marido en la cocina, evocando a continuaci¨®n, acostada en la cama de la peque?a Emily, que se acaba de ir al colegio, el cuerpecito infantil y los aromas de esa querida ni?a "que hice con la materia de mi propio cuerpo". Ver¨®nica padece la p¨¦rdida de Liam y la incomprensi¨®n de Tom, pero tiene la compa?¨ªa simb¨®lica de Emily: "No s¨¦ c¨®mo huele mi hija: es como un perfume que se ha llevado durante demasiado tiempo, todav¨ªa est¨¢ demasiado dentro de m¨ª. Por eso no puedo percibir su olor, pero s¨¦ que est¨¢ aqu¨ª mientras estoy tumbada pensando que la tengo a mi lado".
Enright es una excelente escritora que ha le¨ªdo bien, entre otras posibles fuentes, las novelas de madurez de Virginia Woolf, y nunca se arredra a la hora de dar un seco lirismo a su prosa. Pero tambi¨¦n posee el talento de lo grotesco (la mosca pertinaz que sobrevuela el cad¨¢ver del abuelo, sin perder fuelle, tres p¨¢ginas, de la 78 a la 80). Y es de gran fuerza el desenlace en el aeropuerto de Gatwick, un no-lugar id¨®neo donde Ver¨®nica, en su desvar¨ªo, se refugia y observa, tras comprar baratijas en una de las tiendas de la terminal, la orfandad del viajero contempor¨¢neo: "Miro a la gente que guarda cola ante la caja y me pregunto si vuelven a casa o huyen de sus seres queridos. No hay otro tipo de viaje. Y pienso que somos una clase curiosa de refugiados: escapamos de nuestra propia sangre o vamos hacia ella".
La versi¨®n castellana resulta siempre convincente, excepto cuando (p¨¢ginas 262 y 280) los rent books del original le juegan una mala pasada al traductor, quiz¨¢ no culpable ¨¦l mismo del tan inapropiado t¨ªtulo elegido por Lumen. El encuentro va en contra del sentido de The Gathering, que alude a esa constante reuni¨®n de parientes que jalona el libro.
Delincuente juvenil. Brendan Behan. Traducci¨®n de Sonia Fern¨¢ndez Ord¨¢s. Ediciones del Viento. A Coru?a, 2008. 571 p¨¢ginas. 13.50 euros. La vida dura. Flann O'Brien. Traducci¨®n de Iury Lech. N¨®rdica Libros. Madrid, 2009. 203 p¨¢ginas. 16,50 euros. La escritura secreta. Sebastian Barry. Traducci¨®n de Carol Isern. La Otra Orilla. Barcelona, 2009. 293 p¨¢ginas. 20 euros.
Un pa¨ªs bien escrito
Anne Enright, nacida en 1962, gan¨® con El encuentro, su cuarta novela, el Premio Man Booker 2007, sin duda el m¨¢s prestigioso del mundo anglosaj¨®n, ganado dos a?os antes por John Banville (con El mar, Anagrama) y antes a¨²n por otro compatriota, Roddy Doyle, con Paddy Clarke, ja, ja, ja, publicada en su d¨ªa por Espasa; en 2004 qued¨® finalista del Booker con The Master: retrato del novelista adulto (Edhasa), excelente recomposici¨®n imaginaria de Henry James, el escritor irland¨¦s contempor¨¢neo para m¨ª m¨¢s interesante, Colm T¨®ib¨ªn.
Hablar del vigor de la rama irlandesa de la literatura en ingl¨¦s llega al t¨®pico, sobre todo si empezamos por Swift y Oscar Wilde o se citan, como los nativos del peque?o pa¨ªs hacen a veces con leg¨ªtimo orgullo, sus cuatro premios Nobel (W. B. Yeats, Bernard Shaw, Samuel Beckett, Seamus Heaney). Mucho menos conocido entre nosotros que todos ellos es Brendan Behan (1923-1964), fundamental autor de un teatro estilizadamente pol¨ªtico (y c¨®mico) aqu¨ª publicado en la a?orada colecci¨®n teatral de Cuadernos para el di¨¢logo (ni m¨¢s ni menos que en 1972), y del que ahora aparece su cl¨¢sica memoria autobiogr¨¢fica Delincuente juvenil (Borstal Boy), un breviario para uso de bad boys que sin duda ley¨® bien Roddy Doyle.
Algo m¨¢s joven que Joyce y para algunos recalcitrantes tan a su altura, Flann O'Brien ha sido -pese al marchamo de ser otro de los intraducibles- muy traducido en castellano; La vida dura, el cuarto t¨ªtulo suyo en el cat¨¢logo de N¨®rdica Libros, es un valioso intento, firmado por Iury Lech, de recuperar la constante ocurrencia verbal del chispeante original. As¨ª que, en l¨ªneas generales, la novela contempor¨¢nea de los autores irlandeses est¨¢ bien servida en Espa?a, aunque es de lamentar que algunos, habiendo sido tempranamente difundidos, luego queden interrumpidos; es el caso de dos de los mejores, Aidan Higgins (su fascinante Escenas de un pasado que se aleja la sac¨® en 1987 Alfaguara) y el desigual pero siempre interesante William Trevor. Nacido en 1955, y perteneciente por tanto a la generaci¨®n de T¨®ib¨ªn y Anne Enright, hay otro estupendo autor, Sebasti¨¢n Barry, de quien he le¨ªdo ahora La escritura secreta, finalista asimismo del Man Booker; una historia cruzada de tragedias familiares narrada en clave l¨ªrica alrededor de la atractiva figura de una anciana que parece estar m¨¢s all¨¢ de la edad.
Quiero acabar con el elogio de los cuentistas irlandeses, que son legi¨®n, o lo que es casi lo mismo: la mayor¨ªa son igual de grandes en la novela y en el relato (empezando por Joyce). Creo que no ha salido en castellano el Mothers and Sons de T¨®ib¨ªn, pese a que uno de los cuentos, el que cierra extraordinariamente el libro, tiene una localizaci¨®n catalana, y tampoco est¨¢n disponibles, si no estoy mal informado, los de Frank O'Connor (1903-1966), un maestro para muchos de los narradores actuales en ingl¨¦s (Julian Barnes entre otros) y autor del que quiz¨¢ sea el mejor cuento sobre el terrorismo jam¨¢s escrito, Guests of the Nation.
V. M. F.
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