La ONU coge las riendas
Mientras que, en Estados Unidos, las discusiones sobre los brotes verdes econ¨®micos siguen sin amainar, en muchos pa¨ªses, y especialmente en los que est¨¢n en v¨ªas de desarrollo, los problemas est¨¢n empeorando. En Estados Unidos, la crisis empez¨® con un fallo en el sistema financiero que r¨¢pidamente se tradujo en una ralentizaci¨®n de la econom¨ªa real. Pero en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo ha sido justo al rev¨¦s: el declive de las exportaciones, la reducci¨®n de las remesas de dinero, la disminuci¨®n de la inversi¨®n extranjera directa y las ca¨ªdas en picado de los flujos de capital han llevado al debilitamiento econ¨®mico. Como consecuencia, hasta los pa¨ªses con buenos sistemas reguladores tienen que hacer frente a problemas en sus sectores financieros.
El G-20 se centr¨® en la evasi¨®n de impuestos, pero en la conferencia de la ONU entr¨® tambi¨¦n la corrupci¨®n
El 23 de junio, una conferencia de Naciones Unidas que analiz¨® la crisis econ¨®mica mundial y su impacto en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo llegaba a un consenso tanto sobre las causas de la crisis como sobre los motivos por los que estaba afectando hasta ese punto a dichos pa¨ªses. La conferencia esboz¨® algunas de las medidas en las que deber¨ªa pensarse y cre¨® un grupo de trabajo para explorar las posibilidades futuras, posiblemente con el asesoramiento de un grupo de expertos reci¨¦n creado.
El acuerdo se sali¨® de lo habitual; al establecer lo que, en muchos sentidos, es una exposici¨®n m¨¢s clara de la crisis y lo que es necesario hacer aparte de lo propuesto por el G-20, la ONU ha mostrado que la toma de decisiones no tiene que limitarse a un club autoelegido sin legitimidad pol¨ªtica y en su mayor¨ªa dominado por quienes han tenido una responsabilidad considerable en el origen de la crisis.
De hecho, el acuerdo demuestra el valor de un planteamiento m¨¢s inclusivo (por ejemplo, haciendo preguntas clave que, desde el punto de vista pol¨ªtico, podr¨ªan ser demasiado delicadas para que las planteasen algunos de los pa¨ªses m¨¢s grandes, o se?alando problemas que son habituales para los m¨¢s pobres, aunque sean menos importantes para los m¨¢s ricos).
Se podr¨ªa haber pensado que Estados Unidos habr¨ªa asumido una funci¨®n de liderazgo, dado que la crisis se origin¨® en ese pa¨ªs. De hecho, el Tesoro de Estados Unidos (incluidos algunos funcionarios que actualmente son miembros del equipo econ¨®mico del presidente Barack Obama) foment¨® la liberalizaci¨®n del capital y del mercado financiero, lo que tuvo como consecuencia la r¨¢pida propagaci¨®n de los problemas estadounidenses al resto del mundo.
Aunque hubo menos liderazgo estadounidense de lo que uno habr¨ªa esperado, y supuesto, dadas las circunstancias, muchos participantes se sintieron sencillamente aliviados al ver que Estados Unidos no pon¨ªa impedimentos para alcanzar un consenso mundial, como habr¨ªa sucedido si George W. Bush todav¨ªa fuese presidente.
Se podr¨ªa haber esperado que Estados Unidos fuese el primero en ofrecer grandes sumas de dinero para ayudar a las muchas v¨ªctimas inocentes de las pol¨ªticas que el pa¨ªs hab¨ªa defendido. Pero no fue as¨ª, y Barack Obama tuvo que pelear mucho para sacarle al Congreso incluso unas cantidades limitadas para el Fondo Monetario Internacional.
Pero muchos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo acaban de liberarse de la carga de sus deudas y no quieren pasar por eso otra vez. La consecuencia es que necesitan subvenciones, no pr¨¦stamos. El G-20, que ha recurrido al Fondo Monetario Internacional para proporcionar la mayor¨ªa del dinero que los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo necesitan para afrontar la crisis, no ha tenido esto en cuenta suficientemente; la conferencia de la ONU, s¨ª.
El asunto m¨¢s delicado que se trat¨® durante la conferencia de la ONU (demasiado delicado para discutirlo en el G-20) fue la reforma del sistema de reserva mundial. La acumulaci¨®n de reservas contribuye a los desequilibrios mundiales y a una demanda total mundial insuficiente, ya que los pa¨ªses ahorran cientos de miles de millones de d¨®lares como precauci¨®n ante la inestabilidad mundial.
No es sorprendente que a Estados Unidos, que ingresa billones de d¨®lares gracias a los pr¨¦stamos de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo (ahora casi sin inter¨¦s), no le entusiasmase demasiado este debate.
Pero, le guste o no a Estados Unidos, el sistema de reserva del d¨®lar se est¨¢ deteriorando; la ¨²nica pregunta es si pasaremos del actual sistema a otro alternativo de manera desordenada, o de una forma m¨¢s cuidadosa y estructurada. Quienes ahora poseen grandes cantidades de reservas saben que acumular d¨®lares es un mal negocio: poco o ning¨²n beneficio y un alto riesgo de inflaci¨®n o devaluaci¨®n de la moneda, cosas que reducir¨ªan el valor real de los ahorros.
El ¨²ltimo d¨ªa de la conferencia, mientras Estados Unidos expresaba sus reservas ante el mero hecho de debatir en el marco de la ONU este asunto que afecta al bienestar de todos los pa¨ªses, China repet¨ªa una vez m¨¢s que hab¨ªa llegado la hora de empezar a trabajar en una moneda de reserva mundial. Dado que la moneda de un pa¨ªs s¨®lo puede ser una moneda de reserva si otros est¨¢n dispuestos a aceptarla como tal, puede que al d¨®lar se le est¨¦ agotando su tiempo.
El debate sobre el secreto bancario fue muy representativo de las diferencias entre la conferencia de la ONU y la del G-20: mientras que el G-20 se centr¨® en la evasi¨®n de impuestos, la conferencia de la ONU tambi¨¦n abord¨® la corrupci¨®n, que algunos expertos afirman que genera unos flujos de salida de capital desde los pa¨ªses m¨¢s pobres que son mayores que los flujos de la ayuda extranjera que reciben.
Estados Unidos y otros pa¨ªses industrializados han fomentado la globalizaci¨®n. Pero esta crisis ha demostrado que no han gestionado la globalizaci¨®n tan bien como deber¨ªan. Si queremos que la globalizaci¨®n funcione para todos, las decisiones sobre la manera de gestionarla deben tomarse de una manera democr¨¢tica e inclusiva, con la participaci¨®n tanto de las v¨ªctimas de los errores como de quienes los cometen.
La ONU, a pesar de todos sus fallos, es la instituci¨®n inclusiva internacional por excelencia. Esta conferencia de la ONU (como otra anterior sobre financiaci¨®n para pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo) ha puesto de manifiesto la funci¨®n que la ONU debe desempe?ar en cualquier discusi¨®n mundial sobre la reforma del sistema financiero y econ¨®mico mundial. -
(C) Project Syndicate, 2009.
Taducci¨®n de NewsClips.
Joseph E. Stiglitz, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Columbia, encabeza una comisi¨®n de la ONU que estudia reformas del sistema monetario y financiero internacional.
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